Gabinetes Presidenciales
copyboy21 de Mayo de 2013
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GABINETES PRESIDENCIALES DE LOS SEXENIOS CORRESPONDIENTES A LAS ADMINISTRACIONES DE LOS PRESIDENTES VICENTE FOX QUESADA, FELIPE CALDERÓN HINOJOSA Y ENRIQUE PEÑA NIETO.
La importancia de los gabinetes presidenciales radica en el punto de que están conformados por personas en las que recae la titularidad de las dependencias más importantes del país, es decir, las Secretarías de Estado y la Procuraduría General de la República y algunos órganos desconcentrados, vitales para el desarrollo del gobierno y la Administración Pública misma, ya que es en su razón de ser el “gobierno en acción” o bien, el gobierno mismo.
“El gabinete mantiene una relación intrínseca con la sectorización del aparato gubernamental, donde los sectores que atienden las áreas básicas están en manos de las secretarías de Estado, mientras que las tareas estratégicas y prioritarias de la Nación, conforman las áreas complementarias a cargo de las entidades paraestatales, mismas que sin llegar a ser una dependencia de gobierno, derivan de esas propias instituciones para atender lo urgente o coyuntural.”
La titularidad se otorga a aquellos ciudadanos que en esencia, por su trayectoria profesional y estudios académicos, presentan un alto grado de conocimiento y especialización en cierto rubro, ganándose la confianza del Presidente de la República para asignarles tal cargo, lo anterior bajo una perspectiva del deber ser de las cosas, aunque en realidad, muchas veces corresponde la asignación de los puestos para satisfacer acuerdos, pactos o alianzas con los ya conocidos factores reales de poder o bien, entre partidos políticos que lo negociaron.
“La complejidad de los sistemas y procedimientos administrativos, y la interpretación del modelo weberiano, dio lugar a la división de la burocracia en dos estratos principales, el operativo y el decisorio. Además, comenzó la formación de cuadros administrativos y la consolidación del servicio civil de carrera que, contra lo que podría esperarse, terminó por anquilosarse y atrofiarse. De lo anterior, la explicación de la dicotomía del servidor público resulta hasta cierto punto lógica. El personal operativo o de carrera, y el político decisorio, hacen de la administración pública un asunto de la política y de compromiso con la sociedad.”
Es importante hacer un reconocimiento de los que en los últimos tres sexenios han ocupado dichos cargos, puesto que no se dio una designación como se venía dando antes del año 2000, donde lo que el presidente dictaminaba era incuestionable, por el contrario, es a partir del sexenio de Vicente Fox Quesada donde los cambios estructurales en la forma de hacer política del país dan un giro radical, se da una alternancia en el ejecutivo que rompe con más de 70 años de hegemonía de un solo partido político; los efectos de una democracia más marcada se dan a notar con una cámara de diputados y senadores más diversificada y el papel del ciudadano adquiere mayor protagonismo, se organiza, discute, participa, se opone a las decisiones de un gobierno en el que originalmente se veía un “cambio” en la forma de hacer las cosas y también, se empiezan a dar una serie de restricciones emanadas de las recomendaciones (que obligaban a actuar realmente para mantener los préstamos y dádivas contraproducentes que otorgaban las grandes potencias económicas) de organismos internacionales como la OCDE, la ONU, la OEA, etc. En las que la participación ciudadana, la rendición de cuentas y la transparencia en el quehacer gubernamental tenían que ser prioridad.
“Por lo anterior, la gran mayoría de los que ocuparon dichos cargos de alto rango en el sexenio Foxista, eran personas influenciadas por un profesionalismo en el ámbito privado y se desarrollaron académicamente en escuelas donde se fomentaba ampliamente el carácter gerencial, reflejándose inmediatamente en la manera como se tomaban las decisiones y los programas que emergían de dicha dependencias.”
Por otro lado, cuando se inicia la administración del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, se tiene en mente una perspectiva diferente en algunos sentidos, por un lado se pretendía seguir y fortalecer los programas que fomentaran la transparencia y la rendición de cuentas, pero por el otro, dados los hechos en cómo este personaje ganó las elecciones , tan reñidas, con elementos que fomentaron la duda en las instituciones y en la labor del gobierno mismo ( que de por sí tradicionalmente la labor gubernamental en México es menospreciada y satirizada por hechos comprobados de corrupción a lo largo de nuestra historia) tuvieron que hacer énfasis en la legitimación de la acción presidencial y del ejecutivo, asignando a ciudadanos que mantuvieran el carácter tecnócrata, académicamente casados con las tendencias estabilizadoras de la economía capitalista propias del libre mercado, control de la inflación, asignación de recursos rigurosos y la utilización de los elementos de la nueva gerencia pública entendida como un “conjunto de capacidades tecnológicas que tiene por objeto nutrir el proceso de gobierno para conseguir la prosperidad y el bienestar social. Se ocupa de que la calidad de vida en la sociedad sea creciente” donde el aspecto social se deja de lado para satisfacer decisiones rigoristas, encaminadas a generar una ola de sangre en aras de una legitimación nunca dada.
Ahora bien, en la administración de Enrique Peña Nieto, controversial en primera instancia por generarse nuevamente la estancia en la titularidad del ejecutivo a un elemento del Partido Revolucionario Institucional (que fuera partido hegemónico por más de 70 años) y el enorme rechazo de este por una parte de la ciudadanía, principalmente en el centro del país , dio lugar a tener en su gabinete a actores políticos y de la vida privada y pública muy heterogéneos, capaces de seguir elementos gerenciales dando prácticas de buen gobierno, aunque también, algunos que políticamente no tienen un historial favorable, cuya visión es de carácter asistencialista, mediático, sin objetivos de desarrollo claro o innovadores, en casi seis meses de gobierno, no es posible hacer un análisis real de lo que pudieran llegar a hacer en los cargos, a pesar de ello, sí es posible detectar algunas incongruencias entre los objetivos planteados por el gobierno de Peña Nieto y los perfiles mostrados por su gabinete.
Dentro del bosquejo anterior, y aunque por ley las Secretarías de Estado tienen el mismo grado de importancia, es bien sabido que algunas tienen más peso que otras, por esa razón, hay que enfatizar nuestro análisis en los titulares de la Secretaría de Gobernación, que es la que ocupa el eje rector de las demás y donde se plasma concretamente la labor del ejecutivo por ser la más cercana al Presidente de la República. A la Procuraduría General de la República, ya que, al ser su principal misión la de investigar y perseguir los delitos de orden federal, la legitimación del gobierno en el aspecto de la seguridad pública recae en sus manos, siendo de vital importancia encontrar un perfil adecuado.
También es necesario conocer al titular de Petróleos Mexicanos, la razón se justifica porque el petróleo sigue siendo el principal aportador de los recursos con los que se desarrolla y se mueve a este país, el tener a un titular ineficiente, inmediatamente recae en acciones imprudentes que ponen en riesgo los ingresos nacionales.
GABINETE PRESIDENCIAL DEL GOBIERNO DE VICENTE FOX QUESADA (2000 – 2006)
Más allá del perfil empresarial que caracterizó a buena parte del gabinete foxista, especialmente en las áreas económica y social, más allá de la tendencia político-ideológica que los definió, incluso al grado de los desplantes moralistas que se superponen a los criterios institucionales que dirigen la acción pública, y más allá de representar un grupo cohesionado por su relación directa con el presidente, el gabinete presentado por Vicente Fox presentó un paso adelante en la concreción del nuevo gobierno.
Por su perfil académico y su trayectoria profesional, no fueron invitados para administrar una cartera, ni hacer trabajo burocrático. Más allá de eso, el discurso, los perfiles y la estructura con que fueron presentados, indica una intencionalidad específica. Se les invitó para que conduzcan lo que la jerga económica conoce como procesos de "reorganización industrial" y "regulación económica", y que implican programas para la ruptura de monopolios, la eficientización de áreas de competencia económica, el incremento de los estándares de productividad y organización del trabajo, etc. Y esto significa trabajo en dos áreas: condiciones para el crecimiento y transformación de las áreas productivas.
A continuación se presenta una tabla en la que se podrá apreciar la conformación del gabinete presidencial foxista, así como los cambios que se originaron en la titularidad de los puestos durante su sexenio:
Tabla 1. Gabinete Presidencial de Vicente Fox.
Secretaria Nombre Periodo
Gobernación Santiago Creel Miranda 1 de diciembre de 2000 - 1 de junio de 2005
Carlos Abascal Carranza 1 de junio de 2005 - 30 de noviembre de 2006
Relaciones Exteriores Jorge Castañeda Gutman 1 de diciembre de 2000 - 1 de enero de 2003
Luis Ernesto Derbez Bautista 1 de enero de 2003 - 30 de noviembre de 2006
Defensa Nacional Gerardo Clemente Ricardo Vega García 1 de diciembre de 2000 - 30 de noviembre de 2006
Marina Marco Antonio Peyrot González 1 de diciembre de 2000 - 30 de noviembre de 2006
Seguridad Pública Alejandro Gertz Manero 1 de diciembre de 2000 - 2004
Ramón Martín Huerta 2004 - 21 de septiembre
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