HACIA EL DESARROLLO SOSTENIBLE
wendolincabrales27 de Noviembre de 2013
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Oportunidades de trabajo decente e
inclusión social en una economía verde
En colaboración con
el Instituto Internacional
de Estudios Laborales
UN INFORME DE
LA INICIATIVA
EMPLEOS VERDES
HACIA EL
DESARROLLO
SOSTENIBLE
RESUMEN
Resumen Ejecutivo
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO
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1 Resumen Ejecutivo
Resumen Ejecutivo
El modelo de desarrollo actual es insostenible, no sólo desde el punto de vista
ambiental, también desde la perspectiva económica, social y del empleo...
El modelo de desarrollo del pasado basado en el uso intensivo de los recursos naturales
generará costos cada vez mayores, pérdida de la productividad y perturbación de la actividad
económica. Las estimaciones basadas en el Modelo de vínculos económicos globales de la OIT
(GEL, por sus siglas en inglés) sugieren que si la situación permanece invariable, los niveles de
productividad en 2030 serán un 2,4 por ciento inferiores a los actuales y en 2050 disminuirán un
7,2 por ciento. Estas estimaciones coinciden con las conclusiones de diversos estudios de
evaluación sobre los daños económicos producidos por la degradación del medio ambiente y la
pérdida de los servicios de los ecosistemas básicos (Capítulo 1).
El modelo de desarrollo actual además es ineficiente en relación al empleo productivo y el
trabajo decente. Ha fracasado en crear suficientes oportunidades de trabajo y ha generado una
inestabilidad sistémica inducida por el sector financiero, que tiene un costo muy alto para las
empresas y los trabajadores en la economía real.
Existen además importantes costos sociales asociados con la degradación del medio ambiente y
van más allá de aquellos relacionados con la destrucción de empleos y la pérdida de ingresos a
causa del uso excesivo de los recursos naturales. Si continúa predominando el escenario actual,
los modelos de producción y consumo que producen muchos residuos junto a la degradación del
suelo, la deforestación, la sobrexplotación pesquera y el cambio climático resultarán en un
aumento de la escasez de agua y el incremento del precio de los alimentos, la energía y otros
productos básicos. Esta situación agravará problemas como la pobreza y las desigualdades, así
como la malnutrición y la inseguridad alimentaria. Esto se debe al hecho que muchos hogares de
bajos ingresos gastan una parte significativa y desproporcionada de su ingreso en energía y
alimentos y bienes relacionados. Esta tendencia impondrá costos sociales y económicos
masivos.
… mientras que una economía más verde y más sostenible está creando decenas de
millones de empleos verdes...
El Informe documenta evidencia de que en los países de todos los niveles de desarrollo el
movimiento a favor de la sostenibilidad medioambiental y economías más verdes está cobrando
ímpetu. Ya han sido creados decenas de millones de empleos verdes. Por ejemplo, en Estados
Unidos durante 2010 el número de personas contratadas en los bienes y servicios ambientales
fue de 3,1 millones (2,4 por ciento) y está aumentando. Niveles y dinámicas similares son
2 Hacia el desarrollo sostenible: Oportunidades de trabajo decente e inclusión social en una
economía verde
observados en otros países, como Brasil, donde en 2010 se registraron 2,9 millones de empleos
verdes (6,6 por ciento del empleo formal) en los sectores orientados a reducir los daños al
medioambiente.
El crecimiento del empleo ha sido particularmente considerable en el sector de la energía
renovable, que aumentó a nivel mundial a un ritmo del 21 por ciento anual. Como resultado, en
la actualidad las energías renovables emplean a cerca de 5 millones de trabajadores, más del
doble del número de empleados de hace unos poco años (Capítulo 5). La eficiencia energética es
otra fuente importante de creación de empleo, sobre todo en la industria de la construcción,
muy afectada por la crisis económica y social (Capítulo 8). También se encuentran un gran
número de empleos en el área de los servicios ecosistémicos: por ejemplo, en la Unión Europea,
14,6 millones de empleos directos e indirectos protegen la biodiversidad y rehabilitan los
recursos naturales y los bosques. Y China ha creado más de un millón de nuevos empleos en sus
programas forestales.
… y existe un potencial significativo para crear más oportunidades de trabajo decente
...
La transición hacia una economía más verde está creando empleos en todos los sectores. De
hecho, un número creciente de evaluaciones muestran que es posible obtener beneficios netos.
La mayoría de los estudios señalan beneficios de entre 0,5 y 2 por ciento, que se traducirían en
15-60 millones de empleos adicionales a nivel mundial. Estrategias de crecimiento verde más
ambiciosas podrían generar beneficios aún mayores en materia de empleo desencadenando una
oleada de nuevas inversiones en la economía real, como sugieren estudios de Alemania y
Australia (Capítulo 10). También existe un potencial significativo en los países emergentes y en
desarrollo. Por ejemplo, inversiones internacionales destinadas a reducir la deforestación y la
degradación de los bosques (REDD+) de 30.000 millones de dólares al año podrían financiar
hasta 8 millones de trabajadores adicionales a tiempo completo en las economías en desarrollo
(Capítulo 3).
Las preocupaciones en torno a la pérdida de empleos provocada por la ecologización de la
economía son, por lo tanto, exageradas. Si bien se prevén pérdidas de empleos en algunos
sectores de la economía, el número parece ser manejable. En los países industrializados, que
son los que experimentarán el mayor impacto en los mercados laborales, la transición en todos
los sectores de la economía afectará probablemente a sólo el 1 por ciento de la fuerza de
trabajo. Se espera que la movilidad laboral de los trabajadores entre las empresas sea diez veces
mayor, pero aún así sería inferior a la experimentada por las transiciones asociadas con la
globalización durante las últimas décadas.
Una conclusión importante del modelo elaborado para este informe es que los resultados para
los empleos y los ingresos están determinados en gran parte por los instrumentos políticos
utilizados y las instituciones que los implementan, en lugar de ser una parte inherente de la
transición hacia una economía más verde.
Los resultados son también específicos para cada país, y evidencian la necesidad de más
investigaciones a nivel nacional. Si bien esta labor ya se ha iniciado, con el apoyo de la OIT y
3 Resumen Ejecutivo
otras organizaciones, la mayoría de los estudios todavía conciernen a las economías
desarrolladas o algunas emergentes. Sin embargo, es probable que los beneficios netos para el
empleo sean mayores en los países emergentes y en desarrollo; estos países tienen la
oportunidad de avanzar rápidamente en un número de ámbitos, en especial en lo que se refiere
al uso de la tecnología, evitando así los costos asociados con el remplazo del patrimonio de
infraestructura obsoleta y la sustitución de empleos relacionada.
… y avanzar en la inclusión social.
Una economía más verde también puede contribuir con la reducción de la pobreza al
incrementar los ingresos. En particular, este es el caso de los más de 400 millones de pequeños
agricultores en los países en desarrollo. Existen ejemplos prometedores. Las inversiones que
favorecen el uso de prácticas que tienen un impacto medioambiental mucho menor y además
son más productivas y ofrecen un mayor acceso a los mercados han sido muy eficaces en países
como Uganda y Madagascar (Capítulo 2). Es posible alcanzar resultados similares para los 15-20
millones de recolectores de desperdicios que actualmente tienen empleos precarios y realizan
trabajos peligrosos con ingresos por debajo del nivel de pobreza. Experiencias de Colombia,
Brasil y otros países demuestran que la formalización y organización de estos trabajadores y su
integración dentro de un sistema de reciclaje moderno aporta considerables beneficios
económicos, sociales y medioambientales (Capítulo 7).
La ecologización de la economía ofrece también la oportunidad de mejorar la inclusión social al
abordar los desafíos de la pobreza energética y la falta de acceso a la energía. En la mayoría de
los países, los pobres gastan una parte excesiva de sus ingresos en energía y aún más en los
bienes y servicios relacionados, como los alimentos y el transporte. Por ejemplo, en Asia,
América Latina y algunas partes de Europa, la proporción del gasto en energía de los hogares
pobres es tres veces más alta– y puede llegar a ser 20 veces superior– que la de los hogares más
ricos. La situación se ve agravada por el hecho de que muchos hogares pobres no tienen acceso
a vivienda o transporte
...