HISTORIA DE LOS PROCESOS SOCIO-CULTURALES

PROVINCIA DE BUENOS AIRES

DIRECCIÓN GENERAL DE CULTURA Y EDUCACIÓN

DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR

INSTITUTO DE FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN DOCENTE F.E.B

CARRERA: BIBLIOTECARIO DE INSTITUCIONES EDUCATIVAS

LECTURA Y ESCRITURA: CAMBIO REVOLUCIONARIO PARA LA HUMANIDAD

PRIMER PARCIAL DOMICILIARIO INDIVIDUAL DE LA CÁTEDRA:

HISTORIA DE LOS PROCESOS SOCIO-CULTURALES.

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PROFESOR: DICROCE, CARLOS.

AÑO: 1°, COMISIÓN II

FECHA DE ENTREGA: 11/07/2021

Lectura y escritura. Cambio revolucionario para la humanidad

La escritura surgió con los sumerios en la Mesopotamia asiática, hace unos 3,500 años A.C. aproximadamente; aunque se conoce que, en la antigüedad, se utilizaron signos sobre diferentes superficies con el objetivo de comunicarse, ya sea con el mundo divino o terrenal.

Los primeros intentos de escritura se plasmaron en objetos tales como recipientes de arcilla con el objetivo de registrar y contabilizar cantidades de animales o productos. Esta técnica de registro consistía en colocar un número variable de cuentas (piedras) dentro de los recipientes de arcilla, y sobre su superficie, se plasmaban signos recordatorios de lo que había en su interior. Este sistema de registro, manifiesta el principio de la escritura.

Otro rastro de la escritura sumeria, es el de las tablillas de arcilla que contenían dibujos o pictogramas, cuyo objetivo era representar objetos, con significados únicos que sólo unos pocos debían conocer. Con el tiempo, ante la limitación que presentaba la escritura pictográfica para representar ideas complejas (amor, paz, dolor), crearon los ideogramas, que consistía en la combinación de dibujos o pictogramas.

Sin embargo, este sistema ideográfico, también resultó limitado para expresar todo lo que formula una lengua, y comienzan a aparecer otros tipos de signos que poseen valor fonético específico de cada objeto, los cuales luego se comienzan a combinar para construir palabras y ampliar el conjunto de palabras posibles.

Ahora bien, desde los inicios de la edad antigua, la escritura y la lectura sólo estaba a disposición de una minoría, la clase elite, mientras que para la gran parte de la población se encontraba restringida. La alfabetización de una persona podía llevar toda una vida, y sólo los aristócratas contaban con el lujo de disponer del tiempo suficiente para alcanzarla, por lo que, el conocimiento de la escritura, constituía un instrumento de poder burocrático.

En algunas sociedades, sólo existía la comunicación oral debido a que, por un lado, se concebía que el conocimiento debía inscribirse en la mente y no en el papel (capítulo 2. La lectura y la escritura en el mundo antiguo y medieval. Pág.46), siendo el diálogo entre el maestro y el alumno el método adecuado para aprender, conservando y desarrollando de este modo la capacidad memorística. Por otra parte, la lectura se tornaba muy difícil ya que los distintos soportes de escritura (tablillas, rollos) contenían escrituras en scriptio continua, es decir, sin separación de palabras, sin índices, ni numeración de páginas o capítulos, además de resultar difíciles de manipular.

Ente los siglos II y IV (d.C) comenzó a utilizarse el códice o códex, compuesto por páginas individuales realizadas en pergamino, papiro o papel de igual tamaño, y unidas por su lado izquierdo. Ante esto, y luego que las instituciones romanas de enseñanza colapsaran, la Iglesia promovió avances en las técnicas de escritura y con el ello la promoción de la cultura escrita y la lectura que, hasta ese momento, resulta interesante aclarar, se realizaba en voz alta.

Más tarde, entre los siglos XII y XV, se promovió la lectura silenciosa para agilizar la misma y se la comenzó a concebir como un signo de devoción y meditación espiritual. La lectura silenciosa también se impuso en las bibliotecas de algunas universidades, siendo en el siglo XV, la primera vez que se impuso en ellas, el silencio como norma.

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