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Hablar en público

juanjrh7 de Mayo de 2015

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Hablar en público es una actividad desagradable para muchos y cuanto mayor sea la importancia del evento, peor el miedo. Sin embargo, como emprendedor, deberás enfrentarte constantemente a exposiciones y presentaciones, ya sea ante tu equipo, socios, clientes o posibles inversionistas. Y debes hacerlo de la forma correcta para conectarte con tu audiencia.

Pero hablar en público en realidad no es tan difícil. No es otra cosa que conversar, y eso lo haces prácticamente todo el tiempo. El misterio desaparece una vez que se ha aprendido cómo hacerlo.

Aquí te entregamos algunas claves para convertirte en un buen orador y aprender a expresar tus ideas ante una audiencia, ya sea de diez, cien o mil personas:

1. Exprésate con sencillez

La gente que te escuche captará una o dos de las principales ideas que expongas. Si no puedes expresar en un par de enunciados el punto que propones comunicar, entonces tu alocución no está bien definida. Y si no sabes con previsión lo que quieres decir, mucho menos lo sabrás decir en público.

2. Organízate

Sea larga o corta tu disertación, es importante ordenar los elementos de la misma. Hay que prever la introducción, los puntos principales que se van a exponer y la conclusión.

A veces, una buena forma de comenzar resulta ser la frase final. Una vez que sabes a dónde te diriges, puedes escoger el camino que más te plazca para llegar allí. Es decisivo tener un final poderoso y contundente, pues en la mayoría de los casos es lo que la gente mejor recuerda.

3. Sé breve

La duración de los números en los espectáculos de variedades suele ser, como máximo, de 12 a 15 minutos. Si una cuadrilla de bailarines y cantantes que ponen toda el alma en su trabajo no logran entretener al público por más tiempo, ¿qué le hace pensar que tú sí podrás? Evita los discursos demasiado largos y rolleros.

4. Sé sincero

Si tratas de ser distinto a como eres (poco natural), probablemente no vas a convencer a nadie. Si no te parece graciosa una anécdota, no esperes que el público se ría con ella. Si la información que pretendes transmitir no te despierta un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.

Si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia que los oyentes desconocen; compártela con ellos. Trata de que sientan lo mismo que tú sentiste: una profunda emoción, o indiferencia; miedo, o tristeza; fastidio, o perplejidad.

La primera persona del singular (yo) puede ser un arma eficaz, pero debes ser cauto y ubicarte correctamente en el espacio, tiempo y tipo de público que te escucha.

5. Aduéñate de la situación

En los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el público y el expositor. Sonríe, agradece a la persona que te presentó y luego espera un momento.

No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes. Cada una de esas personas comprenderá inmediatamente que el orador le está hablando a ella, y su cerebro se dispondrá a prestarle atención. Eso es precisamente lo que quieres.

Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables: una a la derecha, una a la izquierda, y una al centro. Dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás abarcar a todo el auditorio.

6. No leas, habla

Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y con el corazón; la expresión espontánea quizá no sea tan pulida, pero definitivamente es mejor.

No es recomendable redactar discursos, pero sí lo es llevar notas para recordar lo que quieres decir, y saber en qué parte va uno. Una buena idea es hacer bullets con los puntos principales o con datos importantes que quieras dar a conocer.

7. Relájate

Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo respirar correctamente. Toda persona que acostumbra presentarse o actuar en público conoce la importancia de la respiración.

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No inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de lo normal; te puedes hiperventilar. Para relajarte, sólo tienes que mover el diafragma suave y rítmicamente y dar inhalaciones largas y profundas.

Hablar en público para muchos es algo más que una situación estresante, es una fobia muy común que puede provocar una experiencia paralizante. Conocer el tema, visualizar el éxito o practicar con antelación, son algunos de los consejos de la Clínica Mayo para ayudar a superar esta situación. Las personas con una mayor afectación que padecen ansiedad en otras situaciones sociales podrían sufrir fobia social.

¿Quién no se ha puesto nervioso cuando le ha tocado hablar ante una clase, un tribunal, en una entrevista de trabajo o al ir a dar un discurso?. Para algunos esa situación se convierte en algo más que un momento estresante. El miedo a hablar en público es una fobia muy común denominada glosofobia, señalan desde la Clínica Mayo. Este miedo puede ir desde un ligero nerviosismo a una experiencia paralizante y de pánico, añaden. Los especialistas de la clínica estadounidense exponen una serie de consejos en su web para superar esta fobia y allanar el paso de esta experiencia: Conoce tu tema: cuanto mejor conozcas aquello de lo que vas a hablar y cuanto más te preocupes por estos aspectos, menos probable será que te equivoques o pierdas el hilo en la exposición. Si te pierdes, si sabes de lo que estás hablando seguro que podrás retomar el discurso. Tómate algún tiempo para tener en cuenta que podrían preguntarte aquellos que te escuchan y prepara las respuestas. Organízate: con tiempo, planifica con cuidado la información que quieres presentar, incluyendo ayudas visuales o auditivas. Cuanto más organizado estés, menos nervioso te podrás. Utiliza un esquema en una pequeña tarjeta para mantener el orden de tu exposición. Si es posible, acude por anticipado al lugar en el que hablarás y revisa los sistemas de audio y vídeo disponibles antes de la presentación. Práctica una y otra vez: practica tu presentación completa varias veces. Hazlo para unos amigos con los que te sientas cómodo y pídeles que te den su opinión. También puedes grabarte con una vídeo-cámara y ver cómo puedes mejorar. Visualiza tu éxito: imagina que tu presentación irá bien. Los pensamientos positivos pueden disminuir parte de tu visión negativa sobre tu actuación social y liberar algo de ansiedad. Prueba con la respiración profunda: ayuda a aportar calma a la situación. Toma una o dos respiraciones lentas y profundas antes de situarte en el lugar de exposición y durante el discurso. Céntrate en tu material y no en la audiencia: las personas suelen prestar atención a la información nueva y no a cómo se presenta. Tu público puede no notar tu nerviosismo pero si lo hace puede incluso simpatizar contigo y ayudarte a que tu presentación sea un éxito. No temas la existencia de silencios: si pierdes el hilo de lo que estás contando o comienzas a sentirte nervioso y te quedas en blanco, te puede dar la sensación de que ha pasado una eternidad. Pero en realidad, es probable que hayan sido unos pocos segundos. Podrías aprovechar estos breves instantes para realizar unas pocas respiraciones profundas. Reconoce tu éxito: después de tu discurso o presentación, felicítate porque aunque no te haya salido a la perfección seguro que eres más crítico contigo mismo que aquellos que te han escuchado. Todo el mundo se equivoca durante los discursos o presentaciones. Los errores pueden además proporcionarte pistas sobre cuáles son tus puntos a mejorar. Consigue apoyos: seguro que puedes encontrar a amigos o colegas de trabajo que se encuentran en una situación parecida. Podéis ayudaros mutuamente o animaros a participar juntos en algún taller o curso para superar estos miedos. Consulta con tu médico: tu médico de cabecera puede prescribirte algún fármaco calmante que puedas tomar antes de hablar. Si es este el caso, pruébalo antes de que te encuentres en situación para ver cómo te afecta. Fobia social El nerviosismo o la ansiedad en ciertas situaciones es normal y hablar en público no es una excepción. Otros ejemplos similares son el miedo al escenario, la ansiedad en los exámenes o el bloqueo del escritor. Sin embargo, las personas con una mayor afectación que padecen ansiedad en otras situaciones sociales podrían sufrir fobia social y requerir tratamiento con fármacos, psicoterapia o una combinación de ambos, concluyen desde la Clínica Mayo.

10 Consejos de diseño a tener en cuenta en la elaboración de un Powerpoint.

1. Usa la Regla del Cuatro. Menos es más. Cuanto menos información des, más serán capaces de recordar tus oyentes. Evita la sobrecarga de información. Para ello nunca incluyas más de cuatro conceptos o imágenes en una misma diapositiva. Esta es la cantidad de información que se puede almacenar en la memoria de trabajo. Para saber más sobre los tipos de memoria te recomiendo la lectura del artículo La memoria. Cómo enseñar para no olvidar.

2. Deja un espacio vacío. Debes dejar un vacío en la diapositiva para que esta pueda respirar. No tiene que ser necesariamente un espacio en blanco. Simplemente se trata de localizar una zona que permita descargar de contenido y armonizar el mensaje. Lo que ganarás con ello será una mejor comprensión. Si quieres ver un ejemplo pulsa en este enlace.

3. Aplica la navaja de Ockham. La navaja de Ockhan es un principio de la economía. La presentación más sencilla suele ser la más correcta. Aplicar este principio al diseño de tus presentaciones

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