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Huelga De 54

liviofer30 de Septiembre de 2013

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La Huelga Del 54

Entre el 1° y el 2 de mayo de 1954, los trabajadores bananeros de Honduras se fueron a una huelga que, después de una semana, cubriría el país en un gran alzamiento que involucraría a casi la totalidad de los trabajadores, formando un movimiento social sin precedentes.

Para entender este fenómeno, hay que recordar lo que eran los monopolios bananeros que, como la United Fruit Co. y la Standard Fruit Co., no sólo dominaban la economía de Honduras y el Caribe, sino que eran un “Estado dentro del Estado”: ponían y quitaban presidentes, controlaban el Congreso Nacional y las leyes estaban a su servicio. Los trabajadores sufrían una explotación sin límites, no gozaban de ningún derecho laboral o social. El país estaba sometido desde hacía 25 años a una terrible dictadura que no permitía libertades políticas y no habían elecciones de presidentes.

En abril de 1954 se dan dos protestas que serían como un “embrión” de la huelga. En Tela, Atlántida y Puerto Cortés, dos puertos de la costa atlántica de Honduras y que eran lugares de embarque del banano de la United Fruit Co., a los trabajadores se les obliga a cargar los barcos sin pagarles el trabajo extra, sin reparar que era domingo, día de descanso. Los trabajadores se niegan y hacen un paro laboral; el Gobierno interviene y manda soldados, y mientras se firma una acta de suspensión del paro, los juzgados conocieron del caso.

Para el 5 de junio, la United Fruit Co., con el auxilio del Gobierno y de traidores, reprime y organiza otro Comité Central de Huelga. Son encarcelados por “comunistas” César Augusto Coto y otros; la represión se extendió a otras ciudades. El gobierno de Gálvez en ese momento se alió con el Gobierno estadounidense para invadir a Guatemala y no querían tener el “patio trasero” con un problema como era ese alzamiento popular. La guerra fría hacía sentir su garra en Honduras.

El 9 de julio se logra terminar la huelga firmando un acta que no cumplía con lo que los huelguistas querían. Pero aun con la represión y la traición, la huelga logra, en lo general, sus objetivos. El Partido Nacional en el poder entra en crisis y le es imposible seguir gobernando, incluso imponiendo una dictadura con Lozano Díaz, que sustituye a Gálvez que se retiró “por enfermedad”, después vendría un golpe militar reformista y convoca a elecciones que les gana a la oposición con Villeda Morales.

Villeda Morales aprueba en 1959 un Código de Trabajo, legaliza el sindicalismo, da el seguro social y una reforma agraria. Los estudiantes ganan la autonomía de la Universidad Nacional y las mujeres su derecho al voto. Nace todo un marco jurídico y una Constitución de avanzada. Esos son los logros de este alzamiento popular.

Así se gestó la huelga del 54

(Tomado del Tiempo 1/5/06)

SAN PEDRO SULA. El despido de un obrero que laboraba en el muelle de Puerto Cortés, ocurrido a mediados del mes de abril de 1954, fue el detonante para que se provocara la huelga más extensa y famosa de la historia nacional.

Sin embargo, antes de que esto ocurriera, en otros departamentos de la transnacional bananera Tela Railroad Company ya había descontentos que avizoraban la llegada de esa gesta histórica de la clase obrera hondureña.

Agapito Robleda Castro, que vivió a plenitud los 70 días que duró la huelga, sostiene que antes del paro ya había inconformidad de los obreros por algunas situaciones que consideraban irregulares.

Esa inconformidad de los trabajadores surge debido a que la empresa se resistía a cumplir algunas peticiones de los obreros, entre las que resaltan un efectivo servicio de transporte y una oposición a la idea de la compañía de hacer laborar al personal del departamento de construcción por contrato.

El despido del muellero y la negativa de la empresa a cumplir la petición de los obreros, generó que el 27 de abril del 54, los dos mil trabajadores del departamento de la construcción de la bananera se paralizaran indefinidamente.

Un día después, el 28 de abril, se suman al paro los obreros del departamento de ingeniería y entre el 29 y 30 de abril, los que ya estaban en paro agitaron al resto de personal de la empresa para que apoyaran la causa.

El 30 de abril se toma la decisión de celebrar la marcha del Dia Internacional del Trabajo en la ciudad de El Progreso y ese primero de mayo, ante unos ocho mil obreros congregados en el parque Ramón Rosa, se convoca a la huelga general en las zonas bananeras.

La gestación de la huelga general se logra seis días después, un 7 de mayo del 54, cuando los obreros de toda la zona norte, atendieron la petición de huelga general y deciden paralizar el sistema productivo del país.

En algunas empresas la huelga se mantuvo por espacio de unos 15 a 20 días y fue suspendida por la habilidad de la patronal para negociar con los obreros.

La única empresa que permaneció en huelga por espacio de 70 días fue la Tela Railroad Company, porque sus ejecutivos se negaban a escuchar las demandas de los dirigentes obreros, hasta que el nueve de julio del 54 aceptaron y firmaron el primer contrato colectivo en presencia del entonces presidente Juan Manuel Gálvez.

La mayor conquista de esta gesta fue el reconocimiento de los sindicatos como representantes de los trabajadores, el derecho de vacaciones y prestaciones, pero sobre todo lo mejor que se obtuvo fue terminar con la omnipotencia de la bananera, que en ese entonces ponía y quitaba presidentes.

Los aparatos de corrupción surgidos del interior de la empresa privada y de los distintos gobiernos, han contaminado a un sector de la dirigencia sindical hondureña, que a cambio de prebendas y privilegios traicionan a los obreros.

Estas conductas deshonestas de algunos sindicalistas se comenzaron a generar después de la gesta heroica de la clase trabajadora hondureña, que en 1954 puso de rodillas a las transnacionales y al gobierno de turno que en ese entonces dirigía Juan Manuel Gálvez.

Estas observaciones son hechas por Agapito Robleda Castro, un sobreviviente de aquella gran huelga general del 54, que por espacio de 70 días mantuvo paralizado el sector productivo de nuestro país.

Agapito Robleda Castro, un jovenzuelo de apenas 22 años cuando ocurrió la huelga, establece que entre la dirigencia sindical de aquellos años y la actual existen diferencias sustanciales.

"En aquellos tiempos había más firmeza y se creía más en los principios porque los dirigentes sindicales de ese periodo se forman a través de procesos y de círculos de estudio, había formación política", recuerda el dirigente de 74 años de edad.

Establece que la solidez del sindicalismo de antaño se logró porque quienes dirigían las organizaciones tenían una formación revolucionaria avanzada, a diferencia de ahora que existe una diversidad de formaciones que lo único que ha provocado es que no haya precisión de objetivos.

Rememora que la famosa huelga del 54 sorprendió a empresarios y gobernantes, los que para no verse sorprendidos nuevamente inician un trabajo encaminado a corromper a la dirigencia sindical hondureña.

Esta labor consistió, según Robleda Castro, en que las transnacionales y el gobierno comenzaron a regalar viajes a ciertos dirigentes, a los que enviaban a diferentes partes del mundo "a recibir cursos" y a otras misiones.

El ahora diputado al Parlamento Centroamericano, (PARLACEN) sostiene que de esta manera se logró, por parte de la patronal y el gobierno de turno, mediatizar a un porcentaje de la dirigencia sindical de ese entonces y que aún en la actualidad existen algunos sindicalistas que "se han dejado mediatizar".

Robleda Castro considera que a quienes dirigen a los obreros les hace falta definir más sus objetivos estratégicos, inmediatos y futuros, porque marchan a la deriva y de esta forma no van a lograr nada.

VENDEN LA GUITARRA

El que además formó parte del Partido Comunista de Honduras (PCH) en sus tiempos de juventud, cree que en la dirigencia sindical actual hay algunos miembros que se acomodan a las canonjías y ofrecimientos de los empresarios y que aunque también hay dirigentes honestos "no puedo meter las manos al fuego por todos porque algunos ni los conozco".

Agapito Robleda Castro es del criterio que también hay dirigentes de la actualidad, "que le venden la guitarra al trabajador" y que esto se refleja en las posiciones que asumen ante la patronal y el gobierno.

Un caso evidente de esta naturaleza, dice, se presentó con el ex dirigente campesino Reyes Rodríguez Arévalo, a quien conoció en prisión como una persona muy humilde y con criterios muy sólidos.

Al salir de la cárcel, recuerda, Rodríguez Arévalo logró la presidencia de la Asociación Nacional de Campesinos de Honduras, (ANACH) y comenzó a perder los principios a cambio de viajes al exterior que le ofrecía el gobierno de turno.

Robleda Castro, originario de la ciudad de El Progreso, confiesa que a partir de ahí, Reyes Rodríguez Arévalo comenzó a seguir los lineamientos de los gobiernos de turno y que esto se ha venido repitiendo con otros dirigentes campesinos y sindicales de la actualidad.

Sobre las manifestaciones que realizan los trabajadores hoy, Día Internacional del Trabajo, Robleda Castro sostiene que las mismas ya no son tan concurridas porque el gremialismo paralizó la evolución

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