Igualdad De Genero Para El Bienestar De Todos

Históricamente ha existido una asimetría del acceso de los géneros a los espacios públicos, así mismo en las últimas décadas se ha tomado conciencia de la importancia de tener esto en cuenta al hacer estudios relevantes respecto a la sociedad y su desarrollo. En efecto, la división entre lo público y lo privado y la asimetría entre los géneros ha llevado a que más de la mitad de la población haya sido excluida de la posibilidad de ingresar de manera equitativa, formal y remunerada a la fuerza laboral, con lo cual estancamos el desarrollo de las naciones. "El desafío de un crecimiento sostenible y sólido a largo plazo, que nos beneficie a todos, será alcanzable si todo el mundo se sube a bordo. Dar a los hombres y a las mujeres la posibilidad de poner su piedra en el edificio de su hogar y de su trabajo estimulará el crecimiento y el bienestar, y creará una sociedad más justa para todos" declara el Secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.

Entonces, ¿Por qué aún persiste esta asimetría entre las personas que integran nuestra sociedad?

La discriminación hacia la mujer en el acceso al trabajo afecta el bienestar de la sociedad en su conjunto. Lo anterior se basa en la hipótesis de que en la medida que la sociedad solucione sus problemas de desigualdad en la distribución de ingresos por género ante el desarrollo de las mismas actividades productivas, aumentará el bienestar de la economía en su conjunto bajo el supuesto de que los individuos desenvolviéndose en un ambiente más igualitario, se desempeñan de mejor forma. Sin embargo, existen múltiples razones del porque no logramos obtener la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Primero que todo, está la barrera que le crean los encargados de la selección y reclutamiento de las empresas. A través de herramientas sesgadas por los prejuicios principalmente, estos representantes del departamento de gestión de personas obtienen información poco predictiva con respecto al futuro desempeño que tendrán los postulantes en el trabajo, es decir, herramientas sin validez (Barros & Kuschel, 2006). Es así como las más afectadas estadísticamente son las mujeres, quienes deben pasar por procesos de selección que incorporan prácticas discriminatorias directas o abiertas, es decir, en donde se les excluye de un puesto de trabajo solo por ser “mujer”, así como también de manera más oculta e indirecta pero igualmente válida como discriminación (Hispacoop, 2007). Lo anterior se pudo observar en la experiencia de aprendizaje que se enmarcó en una entrevista de trabajo que realizaron los entrevistadores a postulantes. Esta actividad trajo como conclusión que a pesar de que se les pida a las personas que no discriminen, esto es inevitable dado los prejuicios y estereotipos que tenemos como sociedad, tanto hombres como mujeres.

No obstante, estas prácticas no son los únicos impedimentos para lograr la igualdad de géneros. Cuando las mujeres logramos tener alguna oportunidad en el acceso a un puesto “estereotipado” hacia el hombre, nos entregan una remuneración significativamente menor. ¿Por qué una mujer obtiene un salario menor al del hombre? Existen muchas respuestas a esta interrogante entre las que podemos destacar discriminación por estereotipos y una sociedad machista. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) determinó que este año 2009 las mujeres están ganando el 78% del sueldo de los hombres, aun cuando se desempeñan en el mismo cargo. En nuestro país la situación es aún peor puesto que las mujeres ganan el 79% del salario de los hombres, aunque esa brecha se torna más pronunciada cuando aumenta la responsabilidad del cargo y el nivel de educación. A través del caso entregado se puede ejemplificar de mejor manera este problema social. Aquí la administrativa critica la injusticia que se produce al excluir a las mujeres del cargo de operarias y peor aún, al observar que los que tienen la oportunidad de trabajar en este puesto y ganar un sueldo mayor, no lo aprovechan y/o no se lo merecen.

A partir de este último punto, se puede iniciar una discusión acerca de la calidad de vida que tienen las mujeres, es decir, si el salario que se les entrega como sustento les alcanza para tener una vida digna. Si las mujeres al ingresar al mundo laboral son discriminadas en el acceso y posteriormente en la remuneración, la probabilidad de que estas reciban el salario mínimo es alto dado que se encuentran en desventaja. Sin embargo, tal como se pudo observar en la experiencia vivida en clases,

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