Incendios forestales y reconstrucción social del monte

Incendios forestales y reconstrucción social del monte.

Juan Rey.

Estructura Social Contemporánea.

Fecha: 9-5-07

La vinculación de la cultura o del espíritu de las leyes y, en definitiva, de la identidad colectiva a factores del entorno físico conforma una de las tradiciones más consolidadas de pensamiento sociopolítico. El discurso ambiental, en su doble versión de investigación científica y de nueva moral es la forma más sobresaliente de “vuelta a la naturaleza”. La creciente valoración y consumo de naturaleza está dando lugar a una nueva forma de conciencia, especialmente sensible a las agresiones al medio ambiente y a las catástrofes naturales. En el ámbito público, esta conciencia colectiva intenta traducirse en un verdadero derecho natural, cuya normativa de alcance global impone obligaciones concretas, aunque en muchos casos no se trata de más que de declaraciones de buenas intenciones sin acciones de fondo.

En Galicia, dada la amplitud y persistencia que alcanzaron durante la década de los ochenta (en 1989 hasta 200.000 hectáreas), los incendios fueron percibidos por una gran mayoría de población adulta como el principal problema ambiental, con un peso muy cercano al del paro. Este contexto da sentido al éxito de la campaña electoral de la época, centrada en acabar con los incendios y de ser preciso con los incendiarios. De acuerdo con los estudios de campo, un rápido y generalizado proceso de desertización rural indujo el abandono “a monte” de amplios espacios, hasta hace poco aprovechados de modo intensivo; Simultáneamente la brusca concentración de la población en los principales núcleos urbanos provocó una creciente confusión de usos en el entorno de las nuevas aglomeraciones. La confluencia de estos dos procesos define la nueva situación generalizada de riesgo socioeconómico de incendio, que requiere una respuesta afín a su naturaleza, es decir, de carácter social y económico. La nueva estrategia de desarrollo del sector forestal toma como punto obligado de partida o punto cero, conseguir un control satisfactorio del riesgo de incendio. Conseguido éste, urge sustituir progresivamente la lógica de la guerra basada en la eficacia de la lucha a un coste elevado, por la lógica económica de la eficiencia en la reconstrucción del bosque.

Varios hechos se aunaron a finales de siglo pasado para despertar en el Sur de Europa y particularmente en Galicia, una atención prioritaria al monte. Si bien el monte y la foresta eran objetos hasta hace poco considerados fuera de la cultura urbana y consiguientemente del quehacer de los sociólogos, la construcción social del monte y el desarrollo corporativo de los sectores de actividad derivados de él, constituyen una tarea netamente sociológica. La clave de la gestión sostenible del monte continua estando en los silvicultores, a quien se les ha de facilitar el acceso de los aprovechamientos más innovadores y eficientes del recurso.

Así pues, la noción central de desarrollo sostenible rechaza la oposición entre economía y ecología, postulando que la perspectiva ecológica abre un nuevo horizonte transaccional de negociación en el que todos los actores con siguen alguna ganancia. En la economía actual, la división de la propiedad, combinada con formas de gestión agrupada o corporativa, se ha convertido en una potente herramienta organizativa, que ofrece elasticidad a la gestión y le permite a las empresas ampliar su base social y de esta forma ganar legitimidad. Desde esta perspectiva, contar con una propiedad forestal ampliamente repartida, constituye un activo de primera magnitud, que en el caso de Galicia permitió apostar con éxito por una política forestal. Sólo un aprovechamiento integral de los diferentes recursos que ofrece el monte puede incentivar el desarrollo corporativo de los pequeños silvicultores.

En definitiva, la breve historia social del monte gallego describe los principales avatares, que dan cuenta de su situación de abandono en los espacios rurales desertizados y de su alta complejidad y confusión de usos en las zonas periurbanas. El concepto de riesgo socioeconómico emerge de esta doble situación configurada por la acción del hombre. A este propósito, recordar que el punto cero para la implantación de un nuevo modelo de organización de la lucha contra el fuego ha sido, con frecuencia, la presencia de una ola extraordinaria de incendios de alcance catastrófico. Las investigaciones sobre el riesgo de incendios forestales responden a dos objetivos principales: al diseño de modelos o funciones de riesgo para la predicción de su aparición, en primer lugar; y a conocer el impacto de los diferentes factores asociados a este fenómeno.

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