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KIKE Y LOS FRIJOLES


Enviado por   •  2 de Abril de 2014  •  1.423 Palabras (6 Páginas)  •  245 Visitas

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UAN Y LOS FRIJOLES MAGICOS

Erase una vez una pobre viuda sola con su hijo único, Juan. Eran tan pobres que solo tenían leche y pan para comer. Un día se vieron en la necesidad de vender la única vaca que tenían.

Lleva la vaca al pueblo - dijo la madre a su hijo-, y trata de obtener un buen precio.

-Deacuerdo, madre- respondió Juan.

El joven se dirigió hacia el pueblo para vender la vaca. Por el camino Juan encontró a un hombre con un traje remendado, una capa y un sombrero de punta adornado con una larga pluma verde.

-¡Que hermosa vaca! -le dijo el extranjero.

-Esta para la venta- respondió Juan. Te la compro respondió el extranjero.

El hombre saltó de la rama en el que estaba sentado, abrió un séquito que tenia colgado al cuello y saco cinco secos de diferentes colores. Juan nunca había visto ese tipo de frijoles.

-¿Frijoles?- pregunto Juan vacilante.

-Son todavía mejores que el dinero- respondió el extranjero-. Estos no son frijoles comunes; son mágicos.

Como Juan no desconfiaba de la gente, le creyó al extranjero y acepto los frijoles a cambio de la vaca.

-¿En que estabas pensando Juan? -gritó la madre cuando su hijo le mostró los frijoles mágicos. ¡Ahora no tenemos ni vaca ni dinero! ¡Que tonto eres!

De un gesto furioso, la pobre mujer lanzó los frijoles por la ventana y envío a Juan a la cama sin darle tan siquiera un trozo de pan.

Avergonzado, Juan no lograba conciliar el sueño. "Tengo que encontrar una forma de recuperar la vaca", se dijo.`

A la mañana siguiente, Juan corrió al jardín para buscar los frijoles mágicos. Cual no seria su sorpresa que al descubrir que durante la noche, los frijoles habían germinado y crecido tan alto que se perdían en las nubes.

Me será muy fácil subir, penso Juan, y decidió ir a ver donde conducía el tallo de los frijoles mágicos. Comenzó a subir hasta que al mirar hacia abajo, vio su casa tan pequeña como una casa de muñecas.

Sin embargo por mas que subía. No alcanzaba a ver el final de la planta de frijol. Pero como estaba decidido a llegar, continuo trepando sin atreverse a mirar abajo por temor a marearse.

Juan llegó por fin a lo mas alto de la planta y miro a través de una enorme nube y vio un país maravilloso.

-¿Dónde estoy?- se preguntó.

En eses momento un hada azul apareció delante de sus ojos.

-¿Ves ese castillo? -le preguntó-. Antes perteneció a un valiente caballero. Pero una noche, mientras dormía, un ogro lo mato y se apodero del castillo. Por fortuna, la esposa del caballero y su hijo, que estaban ausentes en ese momento del drama pudieron salvarse.

-Esa señora es tu madre Juan, y tú eres el heredero del castillo.

-¿Mi padre era un caballero? -preguntó Juan con los ojos muy abiertos.

-Si, hijo mío - respondió el hada azul. Y ahora, es tiempo de que recuperes lo que te pertenece para que se lo des a tu madre.

Diciendo esto el hada desapareció entre una nube.

Que extraño lugar -se decía Juan mientras se dirigía hacia el castillo.

Cuando llego a la entrada tuvo mucho miedo. Las enormes puertas estaban abiertas y una tenue luz llegaba del interior.

Juan sintió un olor de carne asada. "No debo tener miedo", se dijo Juan, y entro en punta de pies. Camino hasta un gran salón donde había una enorme mesa y un enorme sillón. Se disponía a dar otro paso cuando oyó otro ruido como un trueno y ene ese momento el piso se puso a temblar como un barco mecido por la tempestad. Juan sintió tanto miedo, que corrió a esconderse.

Era el ogro que llegaba. Era tan grande que su cabeza casi tocaba el techo. Tenia un aspecto cruel y malvado y cuando abrió la boca, Juan vio que tenia dientes afilados como cuchillas.

-Grrr..., huelo a carne humana -gruñó el gigante

-¡Imposible!- respondió su esposa desde la cocina -. El olor que te llega es el de tu comida. Siéntate y te la serviré -le dijo mientras colocaba sobre la mesa veinticinco pollos asados.

El ogro comía con voracidad y bebía enormes cantidades de vino. Juan lo observaba por el ojo de la cerradura temblando de miedo.

Saciado su apetito, el ogro, el ogro le pidió a su esposa que le llevara la gallina de los huevos de oro. La mujer regresó con una

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