La Ética en las Decisiones empresariales
Jean MorenoApuntes25 de Octubre de 2015
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ESCUELA PROFESIONAL DE ADMINISTRACION
Artículo de reflexión
“La Ética en las Decisiones empresariales”
Rojas Moreno Percy
Salazar Maza José
Malca Llontop Karina
Ruiz Pasapera Marco
Resumen
En el presente artículo de reflexión vemos en la actualidad que cada vez que se toma una decisión, se pretende que haya racionalidad. No obstante, los autores parecen no ponerse de acuerdo en el significado preciso de este término.
Es por ello que hemos tomado como ejemplo a la empresa de “Conserva de alimentos S.A” ya que aquí en la región lambayecana es destacada por una de las maneras de definir la racionalidad, ya que utiliza términos económicos y ve a la racionalidad como la forma de optimizar la toma de decisiones maximizando los resultados.
En ella el responsable de tomar las decisiones debe ser el hombre, individuo económico quien maximice siempre los resultados; aquí, se basa en que las decisiones son racionales cuando el individuo elige un curso de acción que maximiza sus ventajas, sin tomar en cuenta si se puede medir en forma objetiva.
Esta definición de racionalidad es más subjetiva e implica que el que toma la decisión es con frecuencia una persona administrativa, que elige alternativas que son satisfactorias o al menos "lo suficientemente buenas".
Por eso cabe mencionar que racionalidad es examinar, escoger la alternativa que más se adapte al problema y decidir con efectividad. Sencillamente es el proceso de decisión propiamente dicho y determinar si es ordenado y lógico.
Este artículo nos comenta que puede ser utilizada tanto por el hombre económico, como el administrativo, poniendo en práctica en la empresa “CONSERVA DE ALIMENTOS S.A.”, ubicado en la siguiente dirección: Carretera Pimentel Mz A Lt6 – Chiclayo , Lambayeque.
LA ÉTICA EN LAS DECISIONES EMPRESARIALES
DOMÈNEC MELÉ, JUAN R. COCA & JANET HUNT
Tomando en cuenta sus punto de vista hemos rescatado algunas ideas para así relacionarlos con una de las empresas de la región Lambayeque, es por eso que para tomar una decisión en la empresa “CONSERVA DE ALIMENTOS S.A.”, implica la voluntad de resolver un problema mediante una elección voluntaria y el compromiso de realizarla. En la decisión concurren juicios de diversa índole, y entre ellos uno de carácter ético. En este artículo se revisan críticamente algunos enfoques actuales en relación con el papel de la ética en la decisión, incluyendo la insuficiencia de los sentimientos, la tesis de separación, que considera que hay decisiones puramente económicas y otras sólo éticas, y la aplicación de éticas de “tercera persona” en la toma de decisiones. Como alternativa se defiende la necesidad de la racionalidad ética en todas las decisiones y la validez de un enfoque neoclásico de la racionalidad humana de raíces aristotélicas.
- INSUFICIENCIA DE LOS SENTIMIENTOS
Los sentimientos pueden ayudar a percibir contenidos éticos que llevan a plantearse problemas que requieren una decisión. También pueden ayudar a sensibilizar de la bondad o de los inconvenientes éticos de una determinada alternativa de acción antes de tomar una decisión. Tal ocurre cuando se siente compasión, simpatía, benevolencia, solidaridad y otras formas de sentimientos altruistas. De hecho, no han faltado filósofos como David Hume y Adam Smith, entre otros, que han tomado estos sentimientos, o alguno de ellos, como base de sus respectivas teorías éticas. De este modo el juicio racional acerca de la moralidad de la decisión queda relegado a favor del sentimiento: “la moralidad.
- FALACIA DE LA “TESIS DE SEPARACIÓN”
Es trechamente relacionado con la anterior está lo que suele denominarse la “tesis de separación”. Según esta tesis, lo económico y lo ético corresponden a decisiones separadas e independientes. Algunas decisiones empresariales serían exclusivamente económicas, mientras que algunas otras sólo serían éticas. Idéntica separación se aplica también a otros campos, de modo que, según la citada tesis, habría también decisiones puramente políticas, sociales o técnicas.
En el origen de esta tesis, sin duda, está la separación cartesiana entre la res cogita (lo pensado por un sujeto) y la res extensa (lo material exterior al sujeto). A partir de la tradición cartesiana, el estudio del mundo material adquiere un gran desarrollo: se somete a experimentos y mediciones, se crea una prestigiosa ciencia experimental, y se alcanzan notables avances técnicos. En cambio, la ética sufre un notable retroceso. Se supone que pertenece exclusivamente al ámbito de lo pensado y con esta hipótesis aparecen nuevas teorías que desvinculan la ética del bien humano (aquello que conviene al hombre para desarrollarse como ser humano). Las nuevas teorías son elaboraciones racionales que siguen dos líneas: se presentan como imperativos categóricos o reglas de conducta, cuyo seguimiento hace que la acción sea correcta, o bien abogan por una ética de sentimientos y valores subjetivos, que el sujeto ha de aplicar a su arbitrio.
- RACIONALIDAD INSTRUMENTAL Y RACIONALIDAD DIRECTIVA
El ser humano posee una única potencia o facultad a la que solemos denominar inteligencia o razón, pero que puede tener distintos usos o formas de empleo. Uno de ellos está orientado a la transformación racional del mundo exterior. Es una racionalidad “instrumental”, adecuada para lograr resultados. La ciencia y la técnica se apoyan ampliamente en ella. Al hacerlo se formulan hipótesis, se analiza la realidad exterior, se cuantifican hechos y se hacen cálculos para predecir qué resultados se obtendrán si se toma una determinada decisión. Este modo de racionalidad busca determinar qué es lo más eficaz para alcanzar unos determinados objetivos. Pero esto no asegura que la decisión sea la mejor. En el caso Ford- Pinto, la decisión tomada fue la más eficaz para maximizar beneficios a corto plazo, pero no puede afirmarse que fue la mejor en un sentido global.
La racionalidad instrumental está pues ordenada a la eficacia, pero eso no es suficiente para tomar una buena decisión. Se precisa otro modo de racionalidad que guíe la racionalidad instrumental hacia lo conveniente. En la empresa, continuamente aparecen ambas racionalidades con sus respectivos cometidos. Un estudio técnico económico de iluminación exterior, pongamos por caso, nos dirá cuál es el sistema más adecuado para iluminar la carretera de acceso a una fábrica, pero antes habrá que considerar si es conveniente iluminar por alguna razón (mejorar de la seguridad, una exigencia legal, motivos estéticos, imagen corporativa,....).
Pero lo conveniente puede serlo en cierto modo o de un modo absoluto. Y lo conveniente en sentido absoluto, no puede ser más que el bien humano. Hay fines que pueden ser interesantes para algo, pero sólo si son acordes con el bien humano son verdaderamente convenientes. A esa racionalidad que dirige la acción hacia lo verdaderamente conveniente se puede denominar “racionalidad directiva”.
- FUNCIÓN DE LA RACIONALIDAD ESPECULATIVA
Tanto la racionalidad instrumental como la directiva están directamente orientadas a la acción. Son pues dos expresiones de “racionalidad práctica”. Pero hay otro uso de la razón, de tipo teórico, que también incide en la racionalidad ética de la decisión. En efecto, tradicionalmente se distingue entre racionalidad teórica y práctica, como dos usos de la razón que persiguen respectivamente el conocimiento racional de la realidad y una actuación racional.
La razón teórica, llamada también especulativa (de especular, observar) porque surge de la observación, tiene por fin conocer la verdad de las cosas, y versa por tanto sobre lo universal y necesario. En cambio, la racionalidad práctica trata de aplicar el conocimiento verdadero de la realidad a la acción; su fin es actuar en lo particular y contingente siguiendo la “verdad práctica”, es decir aquello que se adecua a lo eficaz (racionalidad instrumental) y al bien (racionalidad directiva).
Puede pues afirmarse que la verdad práctica es causa y regla de la acción, mientras que la racionalidad especulativa actúa al conocer los seres. Los seres son de una determinada manera y la razón descubre su modo de ser. La racionalidad especulativa está orientada al conocimiento verdadero de la realidad, mientras que la racionalidad práctica busca trasformar esa realidad de acuerdo con lo que es verdaderamente eficaz y ético. La primera busca conocer por conocer, mientras que la segunda conoce cómo actuar en una determinada situación.
Surge aquí la cuestión de si la racionalidad ética es exclusivamente racionalidad directiva o si tiene alguna relación con la racionalidad especulativa. En los últimos años, han surgido algunas corrientes que pretenden fundamentar la ética exclusivamente en la razón práctica. Una de ellas es la iniciada por G. Grisez, J. Finnis y J. Boyle . Quienes se basan en los bienes fundamentales del hombre captados por la razón práctica.. Sin embargo, tal propuesta ha encontrado fuertes críticas.
A nuestro juicio, la racionalidad ética exige, a la vez, las racionalidades directiva y especulativa. La racionalidad directiva capta qué conviene al sujeto en cada situación particular, lo cual presupone un conocimiento práctico de los bienes fundamentales del hombre, aunque uno no haya pensado demasiado en por qué esos bienes contribuyen al fin del hombre. Quizá no se haya planteado siquiera si el hombre tiene algún fin. Por tanto, la racionalidad directiva no se puede considerar una simple deducción de la racionalidad especulativa. Sin embargo, tampoco puede afirmarse que la racionalidad directiva sea completamente independiente de la racionalidad especulativa ya que esta última, con su conocimiento del hombre y de lo que conviene a la plenitud humana, justifica esos bienes y ayuda a profundizar en su fundamentación y contenidos.
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