La Corriente Radical
blow12810 de Diciembre de 2012
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LA CORRIENTE RADICAL
1.- EL MERCADO DE TRABAJO EN LA TRADICION MARXISTA.
Los autores agrupados bajo la denominación de "radicales" parten en su mayoría de posturas marxistas, por lo que se alejan de las demás corrientes, no sólo por una distinta concepción del mercado de trabajo y del papel que en él tiene la educación, sino en diferencias cualitativas que responden a un contexto teórico que va más allá del mercado de trabajo. El pensamiento radical supone un replanteamiento de la totalidad del sistema de relaciones sociales y productivas, en el que el análisis de clases ocupa un lugar central.
Hay que señalar que los planteamientos “radicales”, hoy por hoy no tienen la impronta de ruptura que presentó en un principio, aunque se siguen identificando por su interés en los aspectos redistributivos, no obstante presentaremos sus argumentos tal como surgieron para que puedan diferenciarse más nítidamente del resto de las propuestas.
Una distinción que puede servirnos de punto de partida, es la que Marx hace entre trabajo y fuerza de trabajo, entendiendo por fuerza de trabajo, la capacidad humana para trabajar, y por trabajo, el rendimiento concreto de esa fuerza de trabajo en el proceso de producción.
Lo que el capitalista compra en el mercado laboral es la fuerza de trabajo, su uso durante un período de tiempo acordado mediante una relación contractual, pero esa mercancía que el empleador ha comprado, tiene una diferencia esencial respecto a las restantes mercancías, ya que su componente humano, consciente y deliberado, hace que no tenga una equivalencia fija en trabajo real aportado por el trabajador, y es ésa conversión de fuerza de trabajo (potencialidad de trabajo) en trabajo (cantidad y calidad de trabajo real suministrada por el individuo), lo que hace útil a la primera.
Para el capitalista es, por tanto, necesario, convertir la fuerza de trabajo en trabajo. En palabras de H. Braverman, el capitalista "al comprar una fuerza de trabajo que puede hacer mucho, está comprando al mismo tiempo una calidad y cantidad indefinidas. Lo que compra es infinito en potencia, pero su realización está limitada por el estado subjetivo de los trabajadores, por su historia anterior, por las condiciones sociales generales en las que trabajan, así como por las circunstancias concretas de la empresa y por el entorno técnico en el que se desenvuelve su trabajo. El trabajo realizado realmente se verá afectado por estos y otros muchos factores, incluida la organización del proceso y las formas de supervisar éste, si es que hay alguna" .
Esta relación se vuelve especialmente conflictiva en el modo de producción capitalista, ya que al no participar los trabajadores en los beneficios del proceso de producción, tendrán intereses contrarios a los capitalistas. Estos intentarán extraer el máximo de trabajo real (y por tanto el máximo de producción) de la fuerza de trabajo que ha comprado, al depender su nivel de beneficios de la diferencia en que el valor de lo producido por el trabajador supere a lo pagado por la fuerza de trabajo (el salario).
2.- NATURALEZA DE LAS RELACIONES DEL INTERCAMBIO LABORAL.
La consideración expuesta sobre el carácter de la fuerza de trabajo tiene una importante consecuencia en las relaciones de intercambio que caracterizan al mercado laboral.
Para la economía ortodoxa, el mercado de trabajo funciona igual que cualquier otro mercado mediante relaciones de intercambio, en este intercambio laboral, en el que no figura ninguna relación de poder, se vende trabajo a cambio de salario. Sin embargo, la distinción entre trabajo y fuerza de trabajo, que es realmente la mercancía que se intercambia, lleva a los autores radicales a negar la existencia de esta relación de intercambio sujeta únicamente a las fuerzas del mercado, debiendo situarse en un marco más amplio de relación social, ya que el trabajo debe entenderse como proceso social.
3.- CARACTERISTICAS ORGANIZATIVAS DE LA PRODUCCION CAPITALISTA. EL CONTROL LABORAL COMO ELEMENTO DEFINITORIO DEL INTERCAMBIO LABORAL.
La relación laboral en el contexto analizado, se basa en la capacidad del capitalista para controlar el proceso de trabajo, y de esta forma obtener el comportamiento adecuado de los trabajadores. Como plantea R. Edwards: "La cantidad de trabajo que se puede extraer de la fuerza de trabajo comprada depende de la posición de la fuerza de trabajo a realizar trabajo útil y de la capacidad de la empresa para obligar a hacer ese trabajo" .
La organización del trabajo y de la producción en las empresas, responde al establecimiento de sistemas de control, de forma que se minimice la oposición de los trabajadores a los intereses del capitalista.
El trabajador perseguirá unos objetivos que estarán influidos por los deseos y objetivos de otros miembros de la organización, pudiendo estar su comportamiento sometido a diferentes tipos de influencias que GINTIS clasifica de la siguiente forma: La primera, el trabajador puede estar influido por sus superiores, interiorizando las premisas y objetivos de sus supervisores. Puede, en segundo lugar, estar influido por sus subordinados, su comportamiento, estaría influido por los deseos y objetivos de éstos. Y por último, puede estar influido horizontalmente, la influencia vendría, en este caso de los trabajadores jerárquicamente iguales. Es el primer tipo de influencia el más valorado por los empleadores, y la influencia horizontal, la que más amenaza los beneficios por el nivel de solidaridad que encierra.
Estas variables organizativas tienen importantes implicaciones en la organización del proceso productivo:
1. La necesidad de control del rendimiento exige simplificar y estandarizar tareas para hacer posible la inspección y la evaluación.
2. Desarrollo de estructuras de mercados internos de trabajo en las grandes empresas, con la finalidad de integrar a sindicatos en estructuras de gestión laboral y negociación colectiva interna que moderen los conflictos entre capital y trabajo, perpetuando el control capitalista sobre los trabajadores de la empresa. Este proceso tiene, a su vez, como consecuencia, la segmentación del mercado de trabajo según la pertenencia o no a la estructura de mercados internos .
3. Unido a los mercados internos, se produce una evolución desde el sistema de control directo (basado en una supervisión personal) a una nueva forma más sofisticada de control: lo que R. Edwards llama control burocrático, que surge en respuesta, por un lado, a la complejidad de las nuevas tareas, difíciles de estandarizar, por lo que se reducen las posibilidades de realizar un control fácil y directo del rendimiento, y, por otro lado, a la creciente integración de la clase trabajadora como consecuencia de la homogeneización del trabajo en los procesos productivos, que trajo consigo la mecanización, lo que generó una creciente sindicación y escalada de conflictos laborales. El rasgo más característico del control burocrático es la institucionalización del poder jerárquico.
4. El sistema de control jerárquico requiere la estratificación del trabajo, con lo que se evita la influencia horizontal entre los trabajadores mediante la fragmentación y jerarquización de éstos, de forma que se reduzcan las experiencias comunes.
4.- CARACTERISTICAS DE LOS TRABAJADORES VALORADAS POR LOS EMPRESARIOS
La teoría del Capital Humano centra el análisis de las características de los trabajadores relevantes para la empresa bajo una orientación técnica. Son las características productivas como formación, educación y aptitudes las que explican las diferencias salariales, sin embargo no se explica el significado de variables de reconocida influencia en los ingresos, como sexo, raza, procedencia socioeconómica, etc. Además, los análisis realizados acerca de las relaciones entre variables productivas y los ingresos, deja un importante porcentaje de la varianza sin explicar.
Los autores radicales resaltan la importancia de los rasgos de conducta en relación a las capacidades técnicas, dando respuesta a los interrogantes que plantea la teoría ortodoxa.
Si la organización del proceso productivo responde a la manera más adecuada de ejercer un control efectivo en la clase trabajadora, en el sentido expuesto de establecer un sistema jerárquico y autoritario en la empresa, serán también las características que mejor se adecúen y faciliten este mecanismo de control, las más valoradas por los empresarios.
Los rasgos de conducta de los trabajadores que permitan y faciliten el control serán importantes para la empresa y valorados por ella. Retomando la inicial distinción entre trabajo y fuerza de trabajo, "el que el trabajador haya tenido la capacidad de realizar tareas laborales requeridas depende de sus cualificaciones técnicas y cognoscitivas, es decir, de la existencia y desarrollo de la fuerza de trabajo. El grado en que de hecho se lleva a cabo las tareas que es capaz -es decir, aporte trabajo- se refleja en las características de conducta" .
Edwards presenta cuales son los rasgos relevantes de conducta del trabajo que constituyen modos de compor-tamiento "adecuados" para el sistema de control:
1. Actuaciones de acuerdo con las reglas de la empresa,
2. Hábitos laborales predecibles y fiables,
3. Internalización de los valores y objetivos de la empresa
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