La Cultura Como Mundo Y Mercado

En esta lectura pudimos encontrar que nadie ha conseguido como Nietzsche teorizar la angustia del individuo moderno ante “ la muerte de Dios” cuando los valores superiores pierden su derecho a gobernar la existencia, el individuo se queda solo con la vida.

En nuestros días se habla de “ globalización liberal” como factor clave que explica la desestabilización del individuo. El hipercapitalismo, fuerza motriz de la mundialización económica, materializada la espiral del átomo individual ya liberado de las ataduras comunitarias a la antigua. Estas lógicas en interacción incesante componen un universo dominado por la tecnificación universal. Las estrategias empresariales que sustentan el hipercapitalismo de han descrito y analizado cientos de veces. Las grandes firmas se interrelacionan, deslocalizan la producción y la trasladan a regiones donde los salarios son más bajos.

Para responder a un mercado más diversificado y que exige calidad, la empresa postfreudiana ha desarrollado nuevas formas de organización que cuestionando las jerarquías y parcelaciones burocráticas del taylorismo, se concentran en la autonomía y la responsabilidad individual, la capacidad de reaccionar y la iniciativa.

Inseguridad identitaria doblemente intensificada a causa del paro laboral de los empleos atípicos de la heterogeneidad para las condiciones de la precariedad de los puestos de trabajo.

El hipercapitalismo se impone haciendo retroceder la fuerza estructurada de las ideologías, las fuerzas sociales, las instituciones que durante mucho tiempo han funcionan como amortiguadores que ponían empuje de mercado, El hipercapitalismo señala la omnipresencia y omnipotencia del homo economicus la aplicación del modelo del mercado a esferas hasta entonces alejadas del dominio comercial.

El triunfo del hipercapitalismo no solo es economico tambien lo es cultural: se ha convertido en el esquema organizador de todas las actividades, el modelo general de actuar y de la vida en sociedad. se ha apoderado del imaginario, de los modos de pensar de los fines de la existencia, de la relación con la cultura, con la política y con la educación.

El estado democrático es cada vez menos capaz de hacer cortafuegos de la omnipotencia del mercado. Por el crecimiento de los corporativos profesionales, el cabildeo de los grupos de presión y los medios, la esfera pública tiende a parecerse a un mercado políticas vienen más de los mensajes mediáticos de las presiones de todos géneros.

La vida a la carta ha pasado a ser representativa de este homo individualis desmarcado, libre de imposiciones colectivas y comunitarias. A la escala de la historia lo que está en marcha es otra revolución individualista, que esta vez instituye un individualismo acabado, extremo: Hiperindividualismo. Las

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