La Educacion
salimyssa30 de Septiembre de 2014
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La educación es el motor que impulsa el desarrollo de toda sociedad, pero no obstante, es lamentable ver como se le da el último lugar en alguna sociedad, principalmente en la nuestra. No puede existir una buena sociedad, sino existe una buena educación. La sociedad y la educación forman el carácter de la persona. Una buena educación depende de aquello que la sociedad quiera conceder y admitir en el momento más importante, según sus ideales y posibilidades de acción. La investigación sobre educación y sociedad se refiere fundamentalmente a la relación de la educación con las necesidades de bienestar y calidad de vida de la persona, de desarrollo y progreso de la sociedad y con los desafíos del mundo contemporáneo, en función tanto del dinamismo del desarrollo científico y tecnológico, como de la ampliación de los requerimientos de socialización y participación activa en la vida ciudadana.
EDUCACIÓN. SOCIOLOGIA DE LA EDUCACIÓN.
1. Carácter social de la educación. Debido a los impulsos dados en el s. XIX por A. Comte (v.) primeramente y por E. Durkheim después, la Sociología se aparta del tronco común filosófico y se constituye como ciencia con entidad propia. Pero este hecho ocurre no sin que antes se produzcan multitud de incomprensiones y de actitudes contrarias que hoy todavía no están totalmente superadas. Muy conocida es, p. ej., la controversia que sostuvieron Tarde y Durkheim sobre el eterno tema de si poseía o no poseía independencia científica la Sociología. El primero afirmaba que «la sociedad no es nada fuera de los individuos que la componen, los cuales son su único integrante real». Durkheim rechazó la tesis, argumentando que, del mismo modo, se podía entonces decir que la Biología es sólo un capítulo de la Física y de la Química. Pero, aseguraba, igual que los elementos materiales se combinan de cierto modo y producen unas propiedades que no se logran si no están combinados, las conciencias individuales, asociándose de manera estable, producen, como consecuencia de las relaciones que traban entre sí, una nueva vida muy diferente de aquella que suscitarían si se hubieran quedado aisladas unas de otras: la vida social. La Sociología, según la opinión de Durkheim, tenía necesariamente que aparecer una vez que los pensadores adquirieron el sentimiento de que las distintas sociedades operan bajo unos condicionamientos derivados de su propia naturaleza y estructura.
Resulta obvio reafirmar que la e. tiene una estrecha relación con la sociedad, y que las formas pedagógicas peculiares tienen una íntima correspondencia con los sistemas sociales generales. Al definir la e. como perfeccionamiento personal, no deben ser olvidadas, aunque no se mencionen, sus implicaciones sociales. Efectivamente, si repasamos con detenimiento la historia de la e., advertiremos fácilmente que los impulsos más importantes imprimidos al proceso educativo han tenido casi siempre una causa social. Y más aún, podemos hoy afirmar que la e. en todas las sociedades no ha sido otra cosa que la transmisión a los niños y a los jóvenes, por los adultos, de unas formas de vida o unos modelos culturales característicos de esos grupos. «La educación está condicionada por el hecho, apunta Othmar Spann (Filosofía de la sociedad, Rev. de Occidente, Madrid 1933), de que los hombres nacen y mueren sin cesar. Esto hace necesaria una reparación ininterrumpida del todo, que tiene lugar, especialmente, por la educación pedagógica».
Si, según estamos viendo, la e. tiene tan acusada entraña social, parece que no ha de haber obstáculo para poder realizar de un modo sistemático un estudio sociológico de la misma. «La educación es un fenómeno eminentemente social, tanto por su origen como por sus funciones, y presenta las dos características de los hechos sociales: la objetividad y el poder coercitivo. Es una realidad social susceptible de observación y, por tanto, de tratamiento científico» (F. de Azevedo, o. c. en bibl.). La aparición de la Sociología de la educación como ciencia puede considerarse como culminación de un proceso natural de hechos. Puede ser definida como el estudio científico de los factores sociales que concurren en las realizaciones e instituciones educativas. Pero, ¿realmente interesa al educador el saber sociológico como base científica para una mejor realización de su misión? Sin duda que le resultará muy necesario. Insistimos en que el fenómeno educativo posee una clara naturaleza sociológica y en que los hechos sociales pedagógicos están íntimamente en contacto con otros fenómenos sociales. Si ocurre, como fácilmente puede observarse, que el comportamiento animal está determinado por aspectos hereditarios y por impulsos instintivos, el comportamiento humano, se apoya más en aspectos de índole cultural, los cuales son transmitidos por vía social, ayudados de ese habitual instrumento de transmisión que es la e.
2. Contenido de la Sociología de la educación. Para determinar el contenido de la Sociología de la e. será preciso ahondar en aquellos aspectos justificativos de esa misma ciencia, es decir, en los que dimanan de la cuestión general «relación educación-sociedad». El hombre, aunque no lo desee, se encuentra inmerso en cualquiera de las situaciones ordinarias de la vida social. Pertenece a una familia, primera célula social; ejerce una profesión que necesariamente precisará los consiguientes contactos sociales; forma parte de una vecindad, de una municipalidad, de una nacionalidad, etc., que pueden ser ocasión de participar, como dice Spranger, en el banquete de la amistad universal al que su misma naturaleza le convida.
Entre los capítulos preliminares de la ciencia que estamos reseñando, deberán encontrarse los que hacen referencia a la influencia de la e. en la sociedad y a la de la sociedad en la propia e. Si es la e. causa de los cambios sociales experimentados por los distintos pueblos, o si son precisamente esos cambios sociales el verdadero móvil que origina los cambios estructurales educativos, es y ha sido un tema muy discutido. También la e. es muchas veces, la que logra la durabilidad de una determinada sociedad. Cuando una generación intenta imprimir en las generaciones que le siguen su particular sello cultural, está ayudando para que continúe una situación social que considera aceptable. Es una especie de mecanismo de perpetuación que encontramos en todas las culturas y con el que las sociedades consiguen la existencia continuada que desean. Pero otras veces ha podido también observarse cómo la formación proporcionada a algunas minorías tuvo la suficiente capacidad de persuasión como para transformar socialmente a una nación o a una área determinada. No es, pues, uno solo el efecto de la e. en la sociedad. Cuando se enfrenta con esta cuestión, escribe el Dr. García Hoz, «la solución se halla, con más probabilidad, no en aceptar una proposición y rechazar las otras, sino en la armonización de todas ellas» (o. c. en bibl.). Al tomar la e. una forma institucionalizada, la escuela (v.), este problema de la transmisión cultural se realiza, para conseguir mejores efectos, por medio de personas y sistemas especializados, sin que por ello deje de realizarse también por medio del simple contacto entre las personas.
Con respecto al tema de la influencia de la sociedad en la e., hay que decir primeramente que aquélla determina ciertos objetivos educativos: los derivados de la condición social de los sujetos. Mas disentimos con los partidarios de una pedagogía socialista a ultranza, para quienes la sociedad es el único cuerpo capaz de dictar fines educativos. «El hombre que la educación debe realizar en nosotros, asegura Durkheim, no es el hombre tal como la naturaleza lo ha hecho, sino tal como la sociedad quiere qué él sea»... «Es a la sociedad a quien corresponde recordar incesantemente al maestro cuáles son las ideas, los sentimientos que hay que imprimir en el niño para ponerle en armonía con el medio en que debe vivir». ( cfr. V. García Hoz, o. c. en bibl.). Para los partidarios de estas posturas extremistas, que suelen aparecer normalmente en momentos de crisis para la humanidad (recordemos la teoría socializante educativa de Platón), la personalidad individual es totalmente absorbida por el medio social que le rodea. Por otro lado, el influjo del ambiente social por medio de la familia, los compañeros de clase, los amigos del barrio, la asistencia a los espectáculos, la lectura de libros, cte., puede considerarse del todo necesario para lograr un correcto desarrollo educativo. «Lo mismo que del medio físico arranca el niño las primeras impresiones que le han de servir de base para construir su vida intelectual, del ambiente humano arranca las que le servirán para construir su orden moral y social prácticos» (V. García Hoz, Un programa social en la Escuela primaria, Madrid 1948, 3). Modernamente, el influjo de los llamados medios de comunicación de masas en el proceso formativo individual adquiere una singular importancia. Citemos, p. ej., la colosal influencia de la televisión, medio eminentemente intuitivo y por ello de fácil aprehensión. Se nota claramente, asimismo, la influencia de la sociedad en las instituciones educativas. Las nuevas formas pedagógicas, autogobierno de los educandos, trabajo escolar en equipo, técnicas de agrupamiento, Team Teaching, cte., son otras tantas ocasiones en las que la comunidad ha hecho sentir directamente su efecto en la escuela. Es, efectivamente, la sociedad que interviene en la realización del aspecto dinámico de la escuela.
3. La escuela, institución social. No es difícil darse cuenta de que el fenómeno educativo se
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