La Evolución del Trabajo Social como profesión en la intervención de los procesos de Educación Social

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La Evolución del Trabajo Social como profesión en la intervención de los procesos de Educación Social

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La Evolución del Trabajo Social como profesión en la intervención de los procesos de Educación Social

El Trabajo Social profesional, es una forma de intervención social que se desarrolla desde estrategias y contenidos variados con el objetivo de promover el bienestar Social y mejorar la calidad de las personas en general y especialmente la resolución de problemas de aquellos grupos vulnerables que se encuentran al margen del sistema.

La Educación Social por su parte, propone una forma de acción por un lado para prevenir dichos problemas de marginación y, por otra parte, garantizar a todos los individuos el cumplimiento pleno de sus derechos, su objetivo es entonces, optimizar los procesos de socialización por lo que, juntos, Trabajo Social y Educación Social buscan fortalecer estas áreas de oportunidad que desfavorecen a unos cuantos debido a la desigualdad de oportunidades.  

Las y los Trabajadores Sociales desarrollan un papel importantísimo de intervención preventiva y asistencial en la Educación, funciones que con frecuencia son desconocidas por el resto de la sociedad. Durante mucho tiempo, las capacidades y potencialidades de los Trabajadores Sociales en su función educativa se han visto infravaloradas a riesgo de perder su identidad profesional imponiendo en qué consiste su trabajo ya que a menudo se les relega como asistentes de otros profesionales, pero, ese es un tema que no abordaremos aquí debido a la amplitud y complejidad que supone dicho debate.

Las primeras intervenciones de las y los Trabajadores Sociales como profesionales, se desarrollaron en centros de Educación Especial, paulatinamente su presencia se fue incrementando en el entorno educativo en coordinación con otros profesionales. Con el Desarrollo tecnológico y el desarrollo de las sociedades, también los problemas fueron evolucionando y volviéndose más complejos generando nuevas situaciones conflictivas que exigieron nuevas respuestas de los sectores implicados.

Al mismo tiempo, esta etapa de cambios que complejizan las dinámicas sociales, han representado una beta de oportunidad para que el Trabajo Social se hiciera visible y reconocido como profesión. La formación específica de las y los trabajadores sociales, sus conocimientos adquiridos e interiorizados, la metodología de intervención y características del trabajo que desempeñan, les convierte en las y los profesionales idóneos para interactuar entre el sistema educativo y agentes que intervienen en el proceso educativo: alumno, familias, centros educativos y comunidad.

Por poner un ejemplo sobre las implicaciones del rol que fungen las y los Trabajadores Sociales en el proceso de la educación social podemos señalas que, la incorporación de los individuos a las diferentes redes sociales, favorecen el desarrollo de su sociabilidad y representan un medio de ocio muy debatido y criticado, sin embargo, en las manos correctas permiten acceder a ciertos conocimientos, de la mano de una especie de promoción social y cultural que aportan estos medios. Como beneficio adicional y casi imperceptible, los usuarios quedan absolutamente expuestos a la posibilidad de adquirir diferentes bienes culturales, que por supuesto, ampliarán las perspectivas de los interesados.

Con este discurso queremos dar a entender que, entre las funciones que atañen al Trabajador Social como facilitador de la educación social, se encuentra la de observar y analizar un contexto específico que bien podría parecer lejano a su campo de intervención sin embargo, observar el comportamiento y actitudes de su entorno social le permitirán detectar a los individuos o grupos que se hallan en una situación de inadaptación o marginación; contactar a estos mismos sujetos, recopilar información sobre sus vidas, problemas, relaciones, para así saber qué estrategia es la mejor en cada caso.

Todo el tiempo se producen nuevas situaciones que requieren de un Sistema Educativo lo suficientemente flexible como para acomodarse a las particularidades individuales de los grupos sociales y/o comunidades a fin de ser consideradas a la hora de diseñar el modelo de intervención acorde con éstas.

Por ejemplo, planificando estrategias educativas que incentiven la participación y que evidentemente traerá aparejada una mejora en la calidad de vida de los implicados adoptando un rol de mediador entre los sujetos y las instituciones sociales, escolares o laborales, según corresponda para así facilitarles el acceso a las mismas.

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