Educacion Social

A cometido de esta instancia de observación y de análisis me parece pertinente destacar lo educativo y específicamente la función educativa que no es exclusiva de la escuela sino que hay diferentes formas de acceder al legado cultural que se expresan en diferentes instituciones donde emerge el campo de la educación social, como forma de garantizar el derecho de estos sujetos de acceder a otras formas de realización de lo educativo. Requiriendo una “visión ampliada” de la educación, una educación que como se establece en la Declaración Mundial sobre Educación para Todos “… vaya mas allá de los recursos actuales, las estructuras institucionales, los planes de estudio, y los sistemas tradicionales de instrucción, tomando como base lo mejor de las practicas en uso.

Por tanto la educación no formal puede significar la construcción de escenarios diferentes y más a medida de las necesidades, intereses y problemas de la población. En suma no se trata de institucionalizar la vida de la población, no se procura rigidez en las relaciones sociales ni mucho menos incrementar el control social ; se propone dotar de contenido educativos a hechos y situaciones de la vida cotidiana y social para transformarlos en “educativos”.

En este sentido Violeta Núñez, en la conferencia ofrecida en Montevideo, define esos “territorios de nadie” que las sociedades actuales han creado a medio camino como el ámbito de aplicación de la educación social, “siendo un conjunto de practicas diversas encuentra lo especifico de su definición en el cruce de la labor pedagógica con diversas instituciones de política social; trabaja en pro de la promoción cultural de los sujetos para su inclusión en lo social propio de cada época.” (Núñez, 1999)

Desde un breve análisis de los centros visitados se logra ver una marcada intervención socioeducativa, formadas en técnicas de asistencia, gestión y planificación, donde se realizan acciones de intervención y análisis de control social que promueven el derecho de los sujetos involucrados, donde cada profesional se caracteriza por tener valores éticos, saberes pedagógicos y de competencias especificas que lo habilitan desempeñarse en su campo de trabajo, suponiendo una actitud de profundo respeto y una disposición para el aprendizaje mutuo, compromiso y autoanálisis.

Queda reflejado también en estos centros la construcción de esta practica profesional con sus propios rasgos con capacidades que se elaboran de un saber a un saber hacer y a un saber relacionarse. Se encuentra que hay una estrecha relación basada en el “cara a cara” con cada familia, niño o niña que llega allí donde se potencia el diálogo como herramienta educativa, y donde este centro se transforma en un acercamiento a lo cotidiano, un lugar de escucha, un espacio a la comunidad, un lugar al apoyo escolar, un centro de referencia a familias niños/a o adolescentes. Sus actitudes promueven un ejercicio de autoridad, basadas en el respeto y la confianza, donde se plantea la igualdad, no como horizonte sino como punto de partida, esto implica sostener que ningún sujeto está imposibilitado en el territorio de lo común para ser parte, formar parte y tener su parte.

“El educador media para poner en el centro los contenidos de la transmisión y la actividad o la relación. Ello significa realizar en un solo momento lo que por abstracción debe penarse en espacios y tiempos separados. Esto es presentar unos contenidos para que alguien quiera trabajar, para hacerlos suyos, acompañar a nuevos lugares para que algún día puedan llegar solos y saber transitar por ellos, presentar a otros sujetos y a otros profesionales para abrir las posibilidades de relaciones de amistad, educativas, terapéuticas, etc.”

Una de las interrogantes

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