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La Justicia Ambiental en Estados Unidos y Sudáfrica.


Enviado por   •  29 de Junio de 2016  •  Prácticas o problemas  •  2.399 Palabras (10 Páginas)  •  281 Visitas

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La Justicia Ambiental en Estados Unidos y Sudáfrica

Desde la década de los ochenta e inicios de los noventa, la lucha por la Justicia Ambiental ha llegado a ser un movimiento organizado contra el racismo ambiental. En principio, esta descripción de la Justicia Ambiental se aplica sólo a Estados Unidos aunque también ha llegado a Sudáfrica y a Brasil, y podría extenderse al mundo entero.

La Justicia Ambiental es una expresión que pertenece más a la sociología ambiental y al estudio de las relaciones étnicas que a la ética ambiental o a la filosofía. La Justicia Ambiental es el movimiento organizado contra el racismo ambiental, es decir, la asignación desproporcionada de desechos tóxicos a las comunidades latinas o afroamericanas en situaciones urbano-industriales y dentro de Estados Unidos.

Los conflictos ecológicos distributivos son conflictos sobre los principios de Justicia aplicables a las cargas de contaminación y al acceso a los recursos y servicios ambientales.

Luchando contra el racismo ambiental

El origen del movimiento por la Justicia Ambiental fue la protesta masiva no violenta, en 1982, contra la decisión del gobernador Hump de ubicar un vertedero para desechos de PBC.

El movimiento por la Justicia Ambiental en Estados Unidos es muy diferente de las dos corrientes anteriores de ambientalismo en ese país, es decir, el uso sustentable y eficiente de los recursos naturales y el culto a lo silvestre. Como movimiento, la Justicia Ambiental lucha contra la asignación desproporcionada de desechos tóxicos o la exposición a diferentes formas de riesgos ambientales en áreas predominantemente pobladas por gente afroestadounidense, latina, o indígena. El lenguaje que emplea se refiere a la discriminación racial, lo que resulta políticamente potente en Estados Unidos debido a la larga lucha por los derechos civiles. El movimiento organizado por la Justicia Ambiental no proviene de luchas ambientales anteriores, sino del movimiento de Derechos civiles.

Los estudios realizados concluyeron que era más probable que los afroestadounidense, los nativos estadounidenses, los asiáticos estadounidenses y los latinos se encuentren, más que otros grupos, cercanos a las instalaciones de desechos tóxicos. Concluyeron que también las multas impuestas por violaciones a las normas ambientales en las áreas donde viven comunidades de bajos ingresos o de gente de color eran significativamente menores que las multas impuestas en barrios de gente blanca.

En octubre del 1991, la Primera Cumbre Nacional de Liderazgo Ambiental de la Gente de Color se realizó en Washington DC. Se proclamaron los principios de justicia ambiental. El movimiento por la justicia ambiental empezó a ser reconocido. La Orden Ejecutiva n. 12.898 de 1994, sobre la justicia ambiental emitida por el presidente Clinton, representó un triunfo para el movimiento. Ordenó a todas las agencias federales manera que no recaigan cargas desproporcionadas de contaminación sobre las poblaciones minoritarias y de bajo ingresos en todos los territorios y posesiones de Estados Unidos

En realidad, este movimiento creo la potente combinación de palabras, Justicia Ambiental, desviando en Estados Unidos el debate ambiental de la Preservación y Conservación de la naturaliza hacia la justicia social, destruyó la imagen de las protestas ambientales del tipo “no en mi patio trasero” convirtiéndolas en luchas del tipo “en ningún patio trasero”, y amplió el circulo de gente implicada en la política ambiental.

El movimiento de Justicia Ambiental es un producto específico de Estados Unidos. Si bien se ha estructurado alrededor de un grupo de activistas de color, abarca también conflictos sobre riesgos ambientales que afectan a los pobres, cualquier sea su color.  

Un país sin campesinado

Estados Unidos es el hogar de las compañías transnacionales más contaminantes, cuenta con la producción per cápita más alta de dióxido de carbono, con el movimiento por la preservación de lo silvestre más fuerte por la eco eficiencia. Sin embargo, le hace falta además de los atractivos naturales los culturales: un movimiento campesino para el control y manejo sustentable de los recursos comunitarios amenazados por la apropiación privada o estatal. El movimiento de Justicia Ambiental en Estados Unidos ha incorporado denuncias sobre la exposición a plaguicidas de trabajadores agrícolas inmigrantes, pero no ha promovido la agroecología ni en Estados Unidos ni en el mundo. La mayoría de agricultores orgánicos de Estados Unidos es gente blanca neorrural.

En contraste, en América Latina, no sólo en México, Guatemala o los Andes, sino también en un país como Brasil. El movimiento dos Sem Terra (el movimiento de jornaleros agrícolas sin tierra) promueve una plataforma productivista contra el latifundio, adoptando ahora más una visión ambiental.

En Estados Unidos existen algunos neo rurales ecológicos, pero no existe un campesinado ecológico porque no existe un campesinado.    

En Sudáfrica, ¿el culto de la vida silvestre o el ecologismo de los pobres?

En Sudáfrica se cuenta con un fuerte movimiento a favor de lo silvestre y la raza, esta última  adquiere mayor importancia que en estados unidos, así también la justicia ambiental no es un movimiento que defiende a las poblaciones “minoritarias” como es en Estados Unidos. Al contrario, la mayoría de la población está potencialmente implicada.

En Sudáfrica, tras un intento de imposición autoritaria de la conservación de área silvestres y ciertas  especies de plantas y animales, en donde se tomaba la sobre población humana como el principal problema ambiental, se ha empezado a descartar la idea de que no se puede preservar la naturaleza a menos que se traslade a la gente indígena, más bien los vuelven participes del manejo de las reservas ofreciéndoles incentivos económicos bajo la forma de una porción de los ingresos provenientes del ecoturismo (o de la caza descontrolada).

Algunos conflictos ambientales en Sudáfrica se describen como el lenguaje de la Justicia Ambiental, como a finales de los 90, un conflicto unió a los ambientalistas y poblaciones locales contra un proyecto Billington (una empresa británica que usaría recurso a precios bajos, mientras los pobres debían pagar precios más altos según las políticas económicas) este proyecto amenazaba los ingresos turísticos (parques ecológicos, playas, etc y  una población indígena: COEGA), así hubieron muchos más otros casos de proyectos que generaban contaminación en Sudàfrica, de los cuales fueron denunciados y  pasaron muchos años para que en el 2002 solo se pagaran  indemnizaciones de algunos (en  el caso de la población de COEGA).

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