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La calidad del sistema de salud Prehospitalario en Pereira


Enviado por   •  20 de Marzo de 2020  •  Documentos de Investigación  •  1.568 Palabras (7 Páginas)  •  105 Visitas

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Actividad # 5 Articulo de opinion Propuesta de investigación

La calidad del sistema de salud Prehospitalario en Pereira

Estudiante:

Yesenia Barragán Oyola  I.D 637023

Docente:

Jonathan Flórez Gallego

NRC: 8418

Corporación Universitaria Minuto de Dios

Programa de Comunicación Social

Sexto semestre

Pereira

2020

La calidad del sistema de salud Prehospitalario en Pereira

Problema de impacto Social

     La calidad del sistema de salud Prehospitalario  en Pereira y el bajo rendimiento laboral por parte de los profesionales del área, se ve reflejado en las  múltiples situaciones económicas, sociales y culturales que atraviesan los TAPH (Tecnólogos en atención Prehospitalaria) lo cual lleva a  producir  estrés laboral, también conocido como Síndrome de Burnout, este afecta  principalmente a personas que están en contacto directo y continuo con otras personas.

     El síndrome de Burnout puede aparecer en trabajadores de  todos los ámbitos laborales, pero viene cobrando bastante relevancia en los TAPH por ser una población especialmente susceptible en vista,  del tipo de contrato y las situaciones a las que se ve  expuesto el profesional;  las largas jornadas laborales, el mal pago  y la cantidad de pacientes que deben atender diariamente deterioran el ánimo  y la empatía que deben tener con sus pacientes.

 La salud, un paciente que requiere de cuidados intensivos

Llegar a su sitio de trabajo en la madrugada y encontrar en las afueras a decenas y decenas de personas haciendo fila, algunos desde la medianoche para estar entre los primeros turnos, es lo que encuentran cada día los funcionarios de la salud de los distintos niveles, esas largas filas a esas horas son una especie de anticipo de lo que les espera. Y aunque día a día se repite, cada jornada trae sus sorpresas. Reclamos airados, gritos, insultos, madrazos y en ocasiones hasta agresiones hacen parte del acontecer.

Los funcionarios de atención directa, en especial los TAPH o Tecnólogos en atención pre hospitalaria son una especie de pararrayos que reciben en el rostro, sin anestesia, en vivo y en directo, toda la crisis del sistema de salud.

Una crisis que para cada paciente termina cuando su vida se termina, pues desde la menor consulta hasta los casos más graves reciben el mismo trato indolente. Demoras en citas y las esperas son mayores cuando se trata de males complejos, pacientes en el piso, igual sus acompañantes, consulta exprés y la formulación de medicamentos de bajo costo, es la norma general.

Pacientes graves que son retornados a sus casas y que deben regresar y a veces internados y hospitalizados cuando la situación es crítica. En ocasiones el afiliado o cotizante reciben mediana atención pero el trato indolente es más grave para sus beneficiarios o allegados vinculados.

‘Pagar más para ver morir más gente y a más temprana edad’ puede ser el resumen del impacto de la Ley 100 de salud implementada en 1993 y que impulsó y presentó como proyecto el entonces senador Álvaro Uribe Vélez y que fue aprobada por el Congreso de la República y que es el modelo que nos rige.

Un modelo que privatizó este servicio que hasta entonces prestaba el Estado a través del Instituto de Seguros Sociales (ISS) que si bien presentaba fallas, los pacientes no fallecían en las salas de espera como ahora ni eran sometidos al ‘paseo de la salud’ en una ambulancia, de entidad en entidad. En ese entonces se le descontaba una cuota al trabajador y otra la aportaba el empleador, igual que ahora, pero a este descuento en la actualidad se le exige al afiliado, -al paciente- un cobro o copago por cita y otro cobro por los medicamentos. En ocasiones resulta más económico comprar en una farmacia esa fórmula que hacerlo en la droguería de la EPS.

Eso en el caso de los cotizantes o aportantes a una EPS.

Es un sistema en el que los empresarios o socios de las EPS buscan que la atención sea al menor costo para mayores ganancias, es decir, prima el interés privado, el margen de ganancia, antes que la recuperación del paciente.

Por eso el enfermero, el médico, la especialista deben atender el mayor número de pacientes, no deben pasar un límite de pacientes remitidos a especialistas mío tampoco para exámenes de alto costo.

En un círculo en espiral que está costando muchas vidas. Es mínima la prevención en salud, se formulan paliativos, calmantes, pero no hay tratamientos integrales, el paciente se agrava, es el regreso a consulta, salas cada vez más congestionadas, mayores reclamos. 

Los pacientes y familias de mejores ingresos o estrato social deben acudir a planes complementarios. Es la perversidad de la Ley 100. Malos servicios para obligar a atención extra y a mayor costo. El afiliado pierde con cara y sello. 

Otro nivel y situación contemplada en esta misma ley se relaciona con los pacientes que son atendidos mediante el Sisbén, esto es, subsidios estatales. Personas sin ningún tipo de vinculación laboral o cuyos ingresos particulares no les permite pagar o aportar para su atención.

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