La educación y formación ciudadana

Formación ciudadana.

La comprensión histórica nos enseña a transformar aquello que en nuestra vida es aparentemente fijo e interno, en cosas que se pueden cambiar les enseña a las personas que las estructuras que las rodean han sido hechas y vueltas a hacer una y otra vez; nos demuestra que vivimos inmersos en nuestra historia.

En la actualidad nos encontramos ante un proceso de creciente ampliación del interés por la ciudadanía y a múltiples y variados acercamientos teóricos, los que han sido calificados en términos de un entorno del ciudadano. Diversas son las razones teóricas y prácticas de esta diversidad de acercamientos, que parten de diagnósticos diferentes y aun opuestos en torno a la formación ciudadana.

La educación y formación ciudadana se debe de entender como una forma de producción cultural. es decir, la formación de los ciudadanos han de verse como un proceso ideológico por medio del cual nos experimentamos a nosotros mismos a la vez que experimentamos nuestras relaciones con los demás y con el mundo, dentro de un sistema complejo y con frecuencia contradictorio.

La formación ciudadana implica más que un análisis de los intereses que subyacen en formas particulares de conocimiento sino que una fija ideología funcional para el desarrollo y/o construcción de la misma. Aunque por más que nos esforcemos, de ningún modo podremos reducir la educación al proceso escueto de la crítica. Y ello, por la simple razón de que la crítica ha de ser importante; ya que implica el empleo de juicios normalizados, éticos, así como de valores sociales. Hay muchos educadores que creen que en una sociedad democrática se debiera buscar activamente el nutrimento de las disposiciones emocionales e intelectuales de los ciudadanos que los instalan a colocar el bienestar de los muchos por encima de los privilegios de unos pocos.

Esto significa ir más allá de la manera crítica intelectual, equivalente a construir ciudadanos con valores y creencias. No obstante, el punto real de desarrollo y articulación de estos retos para la formación de ciudadanos se juega básicamente en la posibilidad de fundamentarlos sobre prácticas efectivas de instituciones colectivas y directas de los sujetos en las significaciones, las instituciones y las normas sociales en las que se mueven habitualmente.

Conclusión:

Quiero consumar destacado una vez más y ampliando algunas de las consideraciones teóricas para el desarrollo de una teoría critica de la educación cívica para la educación de ciudadanos.

Porque es medular para una política y pedagogía de la ciudadanía critica, la necesidad de reconstruir un lenguaje visionario y una filosofía publica que coloquen a la par, la libertad y la vida humana en el centro de las nociones

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