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La guerra contra los huachos - JP FULLTIME


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  2.113 Palabras (9 Páginas)  •  197 Visitas

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“Lo más positivo de una guerra es cuando termina”

     Qué ironía es empezar a hablar de huachos con una frase “huacha”, aunque haya sido creada por alguien (en este caso yo), no me quiero hacer cargo de tamaño juicio, pues causaría un enorme debate sobre si lo más positivo es que termine o que nunca se iniciara una guerra y la verdad es que me daría un dolor de cabeza gigante hablar de eso por horas, así que mejor no me hago cargo. Este mismo lavado de manos sufrieron millones de niños chilenos por parte del hombre que quizás por un día fue su padre, por la madre que aunque quisiera aportar no pudo o simplemente ignoró ese rol de mamá y bueno como dejar fuera de la fiesta a la sociedad completa, incluyendo al gobierno de cada época.

     No es errado usar la palabra guerra para describir parte importante de la historia de cada niño o niña que fue identificado o condenado a ser huacho en Chile. Salazar nos relata diferentes momento en dónde podemos ver claramente que en un principio y largo camino la solución estaba más cercana a tratar al huacho como enemigo de la sociedad más que un “problema” que entre todos se debía resolver.

     A través de lo que vemos en el texto “Ser Niño 'huacho' en la Historia de Chile” del historiador, profesor y por supuesto escritor chileno Gabriel Salazar nos damos cuenta que en un principio “Todos los caminos llegan a la condición de huacho” y tal como se llega a Roma, los niños estaban destinados a llegar a esa condición por cielo, mar y tierra. Y no es exagerado, pues Salazar es claro al señalarnos todas las situaciones que se daban para que esto sucediera y la verdad es que poco y nada podían hacer al respecto.

     La pobreza, las condiciones de trabajo del padre, la necesidad de la madre, el desinterés de ambos actores o la sobrevivencia de los mismos, la policía, la sociedad y el prototipo de familia, las soluciones parches que daba el estado, la religión, leyes, bueno todos fueron parte en alguna instancia causantes de más daños que de beneficios y aportes positivos a los niños en calidad de “huachos”, que junto a esa palabra se tenían que aguantar varias más, tales como: Vagabundos, delincuentes, plaga, esclavos y un largo etc.

     “La guerra contra el vagabunderío debe comenzar, necesariamente, por la extirpación de los niños "huachos" que infestan calles y plazuelas y levantan algazaras insoportables que se alargan durante todo el día”. (Salazar, Ser Niño 'huacho' en la Historia de Chile. 12)

     Que explicito todo eso, sin tapujos, fuerte y derecho, al grano. Luchar contra los huachos esa era la “misión”, pues estaban más cerca de ser unos  “marcianos” que alborotaban las calles que parte de la sociedad, “limpia y correcta” en la que se vivía.

     Se crearon leyes con el fin de evitar que la mujer que trataba de sobrevivir en la sucia sociedad de ese tiempo, permaneciera en cuatro paredes y por supuesto con su hijo huacho. Les prohibieron que ejercieran trabajos como lavar o cocinar en la calle, no podían vender nada, cualquier “estorbo” como hacer fuego o poner un lugar en la calle  que le ayudara a surgir estaba prohibido. Era indecente.

     Por el lado de la mujer ya estaba cubierto el problema, pero faltaba tomar cartas en el asunto con los niños huachos y es ahí en donde salen nuevos decretos como la prohibición de jugar en la calle (si, usted leyó bien). No se permitía que un niño jugara en la calle y según su “infracción” era la sanción, que iba desde tener que pagar para sacarlo de la retención policial, hasta estar en prisión por no pago de la sanción por un determinado tiempo equivalente al monto.

     ¿Funcionó todo ese ataque? Por supuesto que no, pero incansables y obviamente mal enfocados individuos, no se les ocurrió nada mejor que recoger a cada huacho y pretender llevarlos a centros que le dieran una “mejor educación” para que al futuro más cernos pudieran servir al interés público.

     Y acá en dónde nos preguntamos. Si los niños huachos tenían a todo el mundo en contra o quizás no en contra, pero claramente haciendo las cosas mal para ayudar a su condición tan vulnerable, ¿Por qué no ser rebeldes, por qué seguir viviendo así? Nada perdían con intentar algo nuevo, no podían seguir las huellas de sus padres, de alguna forma había que sobrevivir.

     “Había que comprenderlo: para nosotros, la vida no consistía en seguir majaderamente las huellas de papá y mamá. No podíamos repetir el ejemplo que nos daban. No tenía sentido construir nada puertas adentro. No con ellos. No allí dentro. Nuestra única posibilidad radicaba en buscarnos entre nosotros mismos, puertas afuera. En construir algo entre los "huachos", por los "huachos" y para los "huachos". (Salazar, Ser Niño 'huacho' en la Historia de Chile. 10)

     Luchando juntos pudieron encontrar una libertad, compañerismo, apoyo entre ellos y un concepto muy especial llamado camaradería, que representa mucho y quizás sea en los “mandamientos del huacho” el decreto número uno. Es amistad, fraternidad, confianza, etc. Y no es solo eso, sino que el comienzo, tal como dice el texto de Salazar, el “origen histórico del machismo popular y la conciencia proletaria en Chile”, ósea el primer ladrillo de la identidad popular de la sociedad Chilena.

     “…hemos creado nuestro propio movimiento, les guste o no les guste. Son ustedes los que, a la larga, pagarán las consecuencias de todo ello. En cuanto a nosotros, es bueno que lo sepan: ya pagamos por todo eso” (Salazar, Ser Niño 'huacho' en la Historia de Chile. 10)

     De esa forma los huachos ya no eran una masa tan manipulable, no era una condición casi como una enfermedad, sino que un movimiento revolucionario con rabia.
Con todo esto podemos decir que los “sin historia” como fueron llamados, hicieron un gran aporte a la historia de Chile. Ahora si fue positivo o negativo es cosa de cada uno, pero no podemos negar que realmente fueron sobrevivientes cuando nadie hacia algo verdaderamente bueno para ayudarlos a integrarse en la sociedad.

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