La poesia de mujeres que se revelan contra el machismo

La poesía de mujeres que se revelan ante el machismo

 Por:

Ingrid Guadalupe Mendoza.

La historia de la poesía y la literatura está mayormente escrita por y para hombres. Hasta bien entrado el siglo XX ha sido un territorio prácticamente vedado a las mujeres. Dicho de otro modo, estas han sido casi residuales y anecdóticas hasta nuestros días.

Reconocer el trabajo literario de muchas poetas que en su época fueron calladas y criticadas por su pluma es algo muy importante. Ellas se movían bajo una realidad de desprestigio y descriminación que hoy en la actualidad prevalece. Hacer notar que la poesía femenina esté a la altura de la masculina y darle el valor literario sigue siendo una causa de lucha y controversia. A partir de un enfoque feminista se quiere rescatar y visibilizar las palabras que han sido violentadas por el silencio, haciendo creer que sus textos son de poco valor.

No cabe duda deque la escritura femenina provoca desequilibrio y confusiones en la mentalidad masculina, pues es unacrítica a la misma, ya que ciertas obras no se ajustan a los moldes del deber ser mujer. Estas poseen temáticas insumisas donde la voz poética femenina se burla y desafía a la autoridad masculina, exalta el cuerpo, además de abordaralgunas prácticas amorosasy literarias con ideologías políticas.

El poema “La última mujer” de Maria Beneyto aporta una imagen de la identidad femenina que, más allá de pretender un bienestar propio, busca el sosiego y el contento de la figura masculina como hombre y como compañero sentimental.

“Hombre necios que acusáis a la mujer sin razón…” tres siglos después, siguen más que vivas las palabras de Sor Juana Inés de la Cruz; cabe resaltar que algunas poetas latinoamericanas desafiaron los parámetros de su tiempo como mujeres y escritoras, sin embargo son, sin duda, una figura que reivindica sus derechos. Al mismo tiempo, lograron enfatizar con sus palabras las voces femeninas, valiéndose de la memoria para construir su mundo poético por medio de la lucha. Así pues, dejaron una huella en la literatura conla posibilidad deejercer su voz y ser reconocidas, además de incluir las voces contemporáneas.

Todas estas mujeres son joyas literarias que merecen ser recordadas, ya que el espíritu de poetas brilla en ellas, que se negaron a permanecer calladas y que, en palabras de Gloria Fuertes, “serán leídas con devoción y amor por el lector”. Al mismo tiempose deben reforzar esas voces con las contemporáneas, ya que en la literatura la construcción de lo que es ser mujer, de sus emociones y su imagen, ha estado, en su mayoría, en manos de los escritores hombres.

Josefa Murillo, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, Magda Portal, Concha Urguiza, Ida Vilariño, Rosario Castellano, María Beneyto, Blanca Varela, Rosa María Rofiel, Gioconda Belli, Sor Juana Inés y otras, son ellas mujeres quienes han estado presente desde las diferente épocas y generación.

Hay poetas que han resurgido en las redes sociales, todas ellas con un propósito; recuperar el espacio del que han sido relegadas, romper con la discriminación y reivindicar la igualdad a través de la pluma, la rima, métrica, versos; y poemas actuales libres.

Durante el caminar de la historia, la poesía en sí, junto con otros géneros, ha sido el instrumento y medio de expresión para denunciar las discriminaciones, violencia y conductas machistas por las que han padecido muchas mujeres. Es también un reflejo de ansias de libertad, creando espacios para ser escuchadasy ponerles voza sus causas.

Cuando un movimiento reivindicado aparece es porque un cambio se está dando, digo esto refiriéndome a los diferentes tipos de movimientos feministas que, con altos y bajos desde hace más de dos siglos en la vida social se atestigua que en el mundo patriarcal la cosa ha dado inicio de cambios, pero aún falta mucho por lograrlo.

La sociedad medieval predominantemente masculina en donde la mujer es concebida de forma de desprecio, culpable y pecadora como responsable de todo lo malo que vive el mundo. De esta pecadora -donde la mayor parte de la sociedad europea era cristiana- nace la sumisión e inferioridad al hombre y este tiene el derecho de dominarla. Es difícil en estás primeras épocas dar aportaciones femeninas por estar en manos masculinas. Los primeros pasos en la literatura de manera especial en la poesía son muy pobres.

Por lo que se leía y se escuchaba era lo que se creía. De Juan Ruiz, Arcipreste de Hita quien sobresalía en la literatura medieval, destaca en uno de sus fragmento del Libro de buen amor describiendo de esta manera a la mujer;  “la mujer chica” es decir, sumisa cuya voz no es tomada en cuenta, destinada al trabajo, a complacer al marido, cuidar a los hijos, dice Juan Ruiz, una creatura voluptuosa pero amenazante para el hombre he aquí que Juan Ruiz busca la manera de inmortalizar esta imagen a través de sus célebre poema, dicho todo lo anterior lo vemos en estos pequeños fragmentos:

[Elogio de la mujer chiquita]

Quiero abreviar, señores, esta predicación

porque siempre gusté de pequeño sermón

y de mujer pequeña y de breve razón,

pues lo poco y bien dicho queda en el corazón.

De quien mucho habla, ríen; quien mucho río es loco;

hay en la mujer chica amor grande y no poco.

Cambié grandes por chicas, mas las chicas no troco.

Quien da chica por grande se arrepiente del troco.

De que alabe a las chicas el Amor me hizo ruego;

que cante sus noblezas, voy a decirlas luego.

Loaré a las chiquitas, y lo tendréis por juego.

¡Son frías como nieve y arden más que el fuego!...

Ruiz, Juan. Libro de buen amor.

Caminamos un poco mas hacia el siglo XX  y la creencia de la mujer como un ser frágil se aprecia en Javier Lasso de la Vega, Director de la Biblioteca Universitaria de Madrid desde 1932 hasta 1962, la hace denotar esta concepción en una de sus obra, explica la visión de inferioridad de la mujer:

La hembra, a despecho de los feministas, es un ser inferior. Por eso vive en la subordinación y la esclavitud… No es la virilidad, carácter contingente que puede distribuirse a voluntad. Es condición de naturaleza misma, adjudicada al gallo y negada a la gallina; otorgada al ruiseñor y negada a la hembra. La mujer es un ser inferior. (Discurso, realidades utopías, pág, 114).

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