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Las Ecorregiones De Venezuela Y Sus Problemas Socio Ambientales


Enviado por   •  3 de Marzo de 2015  •  2.002 Palabras (9 Páginas)  •  2.557 Visitas

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PRINCIPALES PROBLEMAS SOCIO-AMBIENTALES DE LA OCUPACION DEL ESPACIO GEOGRAFICO VENEZOLANO

Concentración de la población

El modelo de desarrollo adoptado por el país durante los últimos cuarenta años ha generado un proceso de ocupación territorial con marcada tendencia hacia la concentración de la población y de sus actividades productivas en un reducido número de núcleos urbanos. Esta desequilibra da ocupación del territorio nacional le ha restado dinamismo a la provincia y ha creado graves problemas sociales en sus principales ciudades.

Desequilibrios regionales

Los desequilibrios territoriales en Venezuela son excepcionalmente graves. En los estados centro-norte-costeros (D.F, Vargas, Miranda, Aragua, Carabobo) hay una excesiva concentración ya que en ellos se ha ubicado el 40% de la población, poco más del 70% de los establecimientos industriales y las tres cuartas partes del empleo manufacturero. Allí se genera más de la mitad del valor agregado en las diferentes actividades productivas, se acumula casi el 50% del capital fijo generador de más del 60% de la producción bruta no petrolera, todo ello en un espacio que ocupa menos del 2% del territorio nacional.

Los espacios al norte del Orinoco-Apure albergan un 90% de la población en la franja norte-costera (desde Zulia hasta Sucre), se concentra el 60% de la misma en apenas un 15%- de territorio La gravedad de los problemas generados por los desequilibrios regionales en Venezuela (estancamiento -migraciones - marginalidad) es hoy ajena a la discusión sobre nuestro modelo de desarrollo, víctima de las generalizaciones implantadas por el dogmatismo ideológico reciente, el cual no concibe otras argumentaciones que la macroeconómicas, ni otro ordenamiento social que el inducido por el libre mercado

Principales impactos socio-ambientales

1. Desplazamiento de los ecosistemas naturales por ecosistemas urbanos (parcialmente natural espacialmente artificial

 Amenazas, vulnerabilidad y riesgos. La mayoría de los centros urbanos ubicados en el área de concentración demográfica está emplazado en sitios con características ambientales muy frágiles, principalmente en relieves montañosos y/o costeros, sujetos a riesgos naturales, de naturalezas sísmica, geomorfológico (deslizamientos) e hidrológica (inundaciones) (Estevez, 2006; Vielma, 1997; Vivas, 1992, Zinck, 1980). El proceso de expansión física de las ciudades ha traído como consecuencia un desbordamiento del sitio original y la ocupación de tierras poco aptas para el urbanismo, como son laderas y colinas (cerros)  y, en muchos casos, riberas de ríos. Este tipo de emplazamiento es común en las ciudades localizadas en la Cordillera de los Andes y en la Cordillera de la Costa (Arismendi, 2008). Esto se traduce en una pérdida de la capacidad de soporte de los sitios urbanos originales y una tendencia a la ocupación de terrenos, en la mayoría de los casos frágiles, inestables, por lo general sujetos a riesgos naturales o antrópico y, además, en un avance desmesurado de la frontera urbana local. El ecosistema fundamentalmente natural, que rodea este tipo de ciudades (entorno) se trasforma paulatinamente en un ecosistema principalmente artificial o construido. Ejemplos significativos son los casos de San Cristóbal, Mérida, Valera y Trujillo, localizados en la Cordillera de los Andes (Amaya, 2005), y los casos de Caracas, Valencia, Maracay y del Litoral Central (Vargas), ubicados en la Cordillera de la Costa. En el caso de las ciudades andinas antes citadas, el sitio de éstas desbordó las terrazas en que se encuentran emplazadas y la tendencia es a la ocupación de las laderas montañosas que las rodean. En el caso de las ciudades centrales el sitio original desbordó los valles por ellas ocupados y la tendencia es al poblamiento de laderas y colinas y, en el caso particular de Valencia y Maracay, la tendencia es a ocupar las orillas del Lago de Valencia, con las consecuencias que ello acarrea. El la Isla de Margarita y otras áreas costeras es muy notorio la ocupación de antiguos cauces de ríos y quebradas. El poblamiento allí asentado es, en consecuencia, vulnerable a inundaciones pluviales y fluviales. Como un caso ocurrido recientemente en la Isla de Margarita, en temporada de lluvias, es frecuente las inundaciones producidas por desbordamiento de cursos de agua, afectando, distintas obras de infraestructuras y viviendas.

Un impacto, relacionado con la ocupación de las riberas de los ríos y otros cuerpos de agua, es la tendencia a desviar y / o canalizar los cursos de agua, lo cual, con el tiempo, contribuye a modificar los ritmos hidrológicos y acentuar el circulo vicioso de las inundaciones, pues, por lo general, se desvía o canaliza el río o quebrada para evitar las inundaciones, las cuales se reproducen en otros lugares. Por lo general, hay una tendencia en la población a personalizar en el curso de agua, y no en la ocupación de sus riberas, bajo el concepto de amenaza, la responsabilidad de dichas inundaciones, por lo que la solución (válida o no), es desviar o canalizar el curso de agua, obviando, en la mayoría de los casos, las ritmos y ciclos hidrológicos. Este es un hecho muy frecuente en las ciudades localizadas en áreas de montaña y costa, donde se construyen diques en las partes altas de las cuencas para canalizar agua, que al romperse, tiende a inundar ciudades ubicadas tierras abajo. Un caso notorio ocurre en las tierras bajas del río Chama, en las cercanías de su desembocadura en el Lago de Maracaibo.

Lo más importante, en todo caso, es su asociación con otros impactos, especialmente con el agotamiento de suelos, bosques y agua potable y, con la disminución de la capacidad de soporte de los sitios originales. El sitio de Caracas, especialmente la parte de las laderas montañosas, es uno de los más vulnerables del país.

En el caso del Distrito Metropolitano de Caracas, la mayoría de los ranchos y un alto número de urbanizaciones se erigen sobre laderas montañosas. Las áreas más vulnerables están ocupadas por ranchos. En el caso de eventos sísmicos (Caracas está en una zona de fallas –Pichao, Tacagua, El Ávila-) cerca de 90 % de los edificios que resultarían seriamente dañados están en áreas de barrios (barrios verticales) y cerca de 40 % de éstos están en pendientes.

 La vulnerabilidad, en consecuencia, no sólo está asociada a la ocupación de las laderas montañosas, sino también, a la no planificación de las construcciones y la falta de mantenimiento de los desagües. Los deslizamientos en las barriadas vienen dados, generalmente, porque en las montañas y laderas corren por igual las aguas de lluvia y las aguas servidas, siendo estas últimas las que generan más desgaste porque fluyen constantemente. En las urbanizaciones construidas en cerros, las aguas negras están canalizadas, pero sucede que, en algunos casos, están erigidas sobre cauces de quebradas que se creen inactivas. Los emplazamientos urbanos en las zonas costeras son igualmente vulnerables.

Gran parte de éstas amenazas, vulnerabilidad y riegos, para toda Venezuela, han sido estudiados reciente por Jiménez (2008), quién refuerza la particularidad de la precariedad ambiental en las áreas más pobladas del país.

2. Intensa sustitución o cambios bruscos en el uso de la tierra.

            Este fenómeno es muy significativo en el entorno de las principales ciudades localizadas en la Depresión del Táchira y en la de

Lara, y en las depresiones interiores (valles) de la Cordillera de los Andes así como en los valles de la Cordillera de La Costa. En el entorno de ciudades como Rubio (Táchira), Trujillo (Trujillo) y Tovar (Mérida), por ejemplo, ha ocurrido una intensa sustitución de usos agrícolas (cafetales) por usos urbanos; en los alrededores de Barquisimeto, Yaritagua y Chivacoa ha habido un desplazamiento de cultivos de caña de azúcar por espacios urbanizados; y, en los alrededores de Valencia y Maracay, en la Cuenca del lago de Valencia, extensas áreas de cultivos hortícola han sido desplazados por usos urbanos. Aquí es evidente como las formas de ocupación del espacio geográfico (especialmente de naturaleza urbana) transforman significativamente el entorno de las ciudades, incluido el peri-urbano.

3. Pérdida de suelos como recurso.

 El proceso de sustitución de usos en o los alrededores de las ciudades del área de concentración demográfica tiene varias aristas o dimensiones. En primer lugar, un patrón de cambio urbano-urbano (residencial por comercial, por ejemplo), que afecta, fundamentalmente, el interior de las ciudades y cuyo impacto más importante estriba en el deterioro de los cascos centrales o históricos de las ciudades más grandes del país, siendo notorio el caso de Caracas y Valencia; en segundo lugar, un patrón de cambio rural-urbano, en el cual, básicamente, áreas de cultivos son sustituidas por áreas residenciales  y, en tercer lugar, un patrón de cambio rural-rural, mediante el cual zonas boscosas u otro tipo de vegetación natural son sustituidas por áreas de cultivos orientados a satisfacer la demanda urbana. Este último caso es muy evidente en las áreas de concentración demográfica, pudiéndose citar como ejemplos las sustituciones de usos en los alrededores de San Cristóbal, El Vigía, las ciudades del piedemonte andino llanero (Barinas, Guanare, Acarigua), Barquisimeto, Caracas, Valencia y Maracay. Este fenómeno está intrínsecamente relacionado con el avance de la frontera agrícola en áreas peri-urbanas, con el fin de satisfacer la demanda urbana.

4. Pérdida de biodiversidad

 Concomitante con el desplazamiento de la frontera urbana hacia áreas de vegetación natural, es la pérdida de biodiversidad, consustancial con actividades incontroladas como la quema y deforestación. En el caso del Parque Nacional El Ávila, por ejemplo, principal zona protectora de Caracas, el porcentaje de bosques antiguos se ha reducido sustancialmente por la acción humana, propiciado por invasiones e incendios, lo cual ha provocado una disminución de las especies vivas de la zona. “Algunas especies de flora y otras de animales como el jaguar, el águila arpía, el cachicamo gigante y el paují ya se extinguieron y no se podrán recuperar.

El Libro Rojo de La Fauna Venezolana (Rodríguez y Suárez-Rojas, 2008), atribuye la pérdida de biodiversidad, en gran parte, a la expansión de la frontera urbana y a la concentración de población. En este libro se señala que la concentración de la población ha sentenciado algunas especies animales, en especial a los grandes vertebraos, por el impacto de la alta densidad de población, la contaminación, la deforestación y consecuente utilización de los suelos para usos agrícolas, lo cual ha incidido en una disminución del hábitat natural. Los autores del Libro Rojo ven con recelo la expansión de las ciudades, especialmente cuando no se prevén áreas verdes, o cuando ocurre un crecimiento de zonas residenciales en medio de áreas verdes sin la realización de un impacto ambiental, pues ocurre un desalojo de la fauna. La exfoliación vegetal y la contaminación, no sólo afecta a las aves, sino también a los mamíferos, siendo notorio, por ejemplo, la disminución de la fauna en Caracas y sus alrededores.

5. Desplazamiento del nivel de nubes y su influencia en el clima local.

Este fenómeno es muy particular de los ecosistemas urbanos de montaña, como consecuencia de un intenso poblamiento, sustitución de usos rurales por usos urbanos (deforestación) y un desplazamiento en altura del sitio de las ciudades, tal como ocurre en San Cristóbal, Mérida, Valera y Caracas, por ejemplo, lo cual, adicionalmente, genera micro-climas al interior de las ciudades.

6. Agudización de problemas relacionados con la disponibilidad de agua potable.

Este es un hecho muy notorio en las ciudades costeras y en las ciudades de montaña, donde la frontera urbana avanza inexorablemente hacia las fuentes de abastecimiento de agua –bosques, riveras de los cuerpos de agua- que rodean las ciudades. Esta situación es notoria en el área conurbada del Litoral central (Catia La Mar-Maiquetía-La Guaira-Macuto), San Cristóbal, Valencia, Maracay y Caracas y, también en las ciudades localizadas a orillas del lago de Maracaibo.

7. Emisión de gases de invernadero.

Según el Inventario Nacional de Emisiones de Gases, un total de 77 % de las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen en Venezuela, es generado por actividades del sector energético, como la quema de combustibles y el vertedero de gases a la atmósfera (emisiones de hidrocarburos al aire) producto de las actividades petroleras, siendo la Costa oriental del Lago de Maracaibo, la Península de Paraguaná, el área aledaña a Puerto Cabello, el eje Puerto La Cruz-El Tigre y los alrededores de Maturín .

Las actividades petroleras generan otros problemas ambientales de envergadura. Las descargas de aguas residuales, los riesgos de derrames de hidrocarburos, la disposición de lodos de perforación y otros residuos industriales son algunos de los aspectos de la actividad petrolera cotidiana susceptibles de degradar el ambiente.

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