Las actuales políticas locales (Panamá) y globales (mundo) aseguran que existan recursos naturales aptos y sostenibles para las futuras generaciones.

Realizando la investigación sobre el tema, nos hemos percatado que en efecto las leyes favorecen justamente a la sostenibilidad, no en vano el artículo 1 de ley 41 (1998) indica: Artículo 1. La administración del ambiente es una obligación del Estado; por tanto, la presente Ley establece los principios y normas básicos para la protección, conservación y recuperación del ambiente, promoviendo el uso sostenible de los recursos naturales. Además, ordena la gestión ambiental y la integra a los objetivos sociales y económicos, a efecto de lograr el desarrollo humano sostenible en el país. En esta primera idea se fundamenta las políticas ambientales en nuestro suelo istmeño, pero las mismas han demorado mucho en entrar en la idiosincrasia de nuestra sociedad.

En la misma Ley 41 (1998) en su artículo 48 y 49 incluye la disposición de educar en temas ambientales como deber del estado reafirmando la postura que había tomado el país con la creación de la Ley 10 (1992) en la cual se adopta la “Educación Ambiental como estrategia nacional para conservar y desarrollar los recursos naturales y preservar el ambiente".

Pudiese ser que casi a 27 años después de la Ley 10 (1992) aun estemos en la etapa de fomentar a través de medios de comunicación la importancia del medio ambiente, que nos rodea.

Actualmente en Panamá y el mundo se está dando un “Boom” ambiental desde que se diera a conocer o saliera a la palestra pública el grave problema que enfrentamos debido al cambio climático. Desde tratados internacionales, asignaciones de fondos, grandes donaciones a campañas ambientales hasta pequeñas campañas locales se han dado para proteger el medio ambiente y preservar nuestros recursos, pero aún falta mucho por hacer. Según el PNUMA (2019) en su informe titulado Estado de Derecho Ambiental: Primer informe global, en los últimos 40 años se ha registrado un gran aumento de las leyes ambientales en el mundo, pero aún hace falta mejorar la aplicación de estas. En Panamá como en muchos otros países de la región nos hemos encontrado con grandes barreras como la corrupción, la falta de capacitación de las instituciones gubernamentales y de la empresa privada sobre el tema, así como la falta de acceso a la información, sin contar el desinterés cultural que existe por el medio ambiente. En Panamá no solo existe una ley ambiental (Ley 41, 1992), también hay reglas en las que se hace el apoyo al medio ambiente pero la mayor parte del tiempo no son tomadas en cuenta o aplicadas, un ejemplo de esto es el reglamento de tránsito de Panamá (Decreto 640, 2006) en el cual en el artículo 241 detalla en la falta No. 6 que la emisión de gases (que favorecen los gases de invernadero y a su vez el cambio climático), ruidos o sonidos excesivos son imputables con multa, pero en la actualidad es fácil ver en las calles automóviles incumpliendo esta normativa sin que sean sancionados.

Pero no todo es malo. A nivel mundial la energía renovable o como es llamada ahora “energía verde”, está tomando más fuerza. Potencias como Alemania hasta pequeños países en vía de desarrollo han empezado a apostar

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