Latinoamérica: Una revolución de imágenes
Fabio JiménezEnsayo4 de Noviembre de 2021
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Fabio Alexander Jiménez Martínez
Historia del diseño gráfico: sociedad, cultura y diseño en Latinoamérica
Universidad Nacional de Colombia
2015
Latinoamérica: Una revolución de imágenes
“Se ha dicho que la Revolución no necesita al arte,
pero que el arte necesita de la revolución.
Eso no es cierto.
La Revolución sí necesita un arte revolucionario”.
-Diego Rivera-
El arte siempre ha respondido y ha sido un reflejo de los contextos socioculturales y políticos de las sociedades, por esta razón es un punto de referencia para comprender ciertos procesos que a lo largo del tiempo han acontecido. Es difícil no encontrar una relación entre la invención de la imprenta y la reforma protestante de Lutero y Calvino, así mismo es poco probable no hallar un punto de conexión entre las vanguardias artísticas del siglo XX y los conflictos mundiales que acontecieron a lo largo de este centenario y como estas respondieron a los cambios y las nuevas propuestas que desde lo social y político se impulsaron (revolución rusa y demás revoluciones de carácter marxista).
Abordar el arte y el diseño latinoamericano sin tener en cuenta los contextos políticos y sociales (particulares de cada país) y el fenómeno de transculturación general nos daría un margen muy cerrado en el campo de la producción gráfica, los procesos revolucionarios dados durante el siglo XX han sido claves para comprender el surgimiento de una gráfica que responde a la difusión y el apoyo desde la imagen a las luchas sociales y armadas en países como México, Cuba, Nicaragua, Colombia, Bolivia y Chile, entendiendo también como la imagen toma su carácter político desde la resistencia ante las dictaduras militares a lo largo del continente.
En américa latina han surgido movimientos revolucionarios que desde la lucha armada han pretendido la toma del poder, impulsados claramente por las condiciones de vida poco favorables, en las que se vieron sometidos por las dinámicas económicas que responden a los planteamientos capitalistas, perpetuando el latifundio y el control sobre los medios productivos; estos movimientos marcan cambios en las sociedad que visiblemente llegan a las esferas del arte y con este a toda la producción de imágenes que cabrían dentro del concepto vanguardia que empieza a ser de relevancia durante los inicios del siglo XX, definición que es referenciada por Jorge Schwartz en su libro Las vanguardias latinoamericanas, textos programáticos y críticos definiendo esta a partir del concepción de Donal Drew Egbert de esta manera:
«Hacia finales de los años veinte, la creciente politización de la cultura latinoamericana reintrodujo la polémica sobre el significado y el uso de la palabra “vanguardia” mediante la clásica oposición del “arte por el arte” y el “arte comprometido”.» 1.
A partir de este proceso entre arte y política cada país latinoamericano tiene un desarrollo particular que responde a las condiciones materiales y avance de los conflictos internos que son la referencia de la productividad gráfica, siendo también la que limita o libera las obras. Haré un recorrido por México, Cuba y Colombia, donde la creación de imágenes expresaron su acercamiento a los procesos revolucionarios y fueron claves para los métodos posteriores al triunfo de la lucha armada (son el caso de la revolución mexicana y la cubana), y el desarrollo funcional de la imagen dentro del contexto mediático frente al conflicto armado colombiano y como la producción gráfica ha estado vinculada con los movimientos campesinos, obreros y estudiantiles que reivindican su lucha desde la vía política.
México
La revolución mexicana iniciada en 1910, donde diferentes sectores sociales buscaban el derrocamiento del General Porfirio Díaz, es uno de los primeros referentes donde la imagen comienza a estar involucrada con la lucha de las clases sociales.
Pintores como José Clemente Orozco y Francisco Goitia estuvieron involucrados y fueron testigos presenciales del conflicto armado; Goita hizo parte de las filas de los partidarios de Francisco Villa, esta experiencia sin duda marco en su proceder y afecto su sensibilidad como artista, el hecho de estar en contacto directo con la lucha campesina hizo que lo retratado en su obra estuviese enmarcado en mostrar a modo realista la desesperanza y la miseria en que las clases desfavorecidas estaban inmersas durante el régimen porfirista, sin embargo posterior al comienzo de la revolución surge un movimiento de muralistas, donde su principal objetivo era generar un arte educativo y revolucionario al servicio del pueblo, de este modo poder transmitir las ideas políticas por medio de la pintura.
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1. SCHWARTZ. J. (2002). Las vanguardias latinoamericanas: textos programáticos y críticos, México: Ediciones Cátedra S.A, (pág. 40)
El proceso revolucionario mexicano respondía a la búsqueda de la independencia cultural europea y a la reivindicación de la identidad nacional, siendo estos los pilares en que el movimiento muralista se fundamentó y desarrollo su obra.
Sin embargo aunque su obra pictórica es de gran relevancia al referirnos al arte mexicano, no es de menor importancia una pieza que surge desde el movimiento muralista: el periódico El Machete, este periódico reunía artistas politizados dentro del sindicato de obreros técnicos, pintores y escultores de México; podríamos referirnos a él como el vehículo político de los artistas. Cabe aclarar que el movimiento de muralistas mexicano era sustentado bajo el patrocinio del gobierno y administrado desde el Ministerio de Educación, (sin embargo esto no implico que se dejara de tener autonomía por parte de los artistas). El Machete al ser una pieza de producción masiva y contener dentro de su forma la mezcla del arte gráfico con la pintura mural se convirtió en el medio más eficiente de difusión, cumpliendo con el objetivo que el arte fuera asequible y tuviera una gran capacidad de difusión; surge también como una alternativa al trabajo oficial que desarrollaban para un gobierno que se autodenominaba «revolucionario».
En el primer número se describe la función de los artistas dentro de las luchas sociales, dentro de la declaración de propósitos escritas por Xavier Guerrero se destaca una frase que manifiesta su posición: «Haremos del arte una función social; Trabajaremos por la educación nacional», claramente es una ataque directo al arte tradicionalista que se enmarca dentro de la clase burguesa y que hace parte de esa relación de arte-poder establecida desde la edad media, donde la producción del artista correspondía a los intereses de la clase que ostentaba el poder político, económico y religioso; puesto en las palabras de El Machete en su edición séptima es planteado de esta forma:
«Proclamamos que siendo nuestro momento social de transición entre el aniquilamiento de un orden envejecido y la implantación de un orden nuevo, los creadores de belleza deben esforzarse porque su labor presente un aspecto claro de propaganda ideológica en bien del pueblo, haciendo del arte, que actualmente es una manifestación de masturbación individualista, una finalidad de belleza para todos, de educación y de combate.» 2.
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2. LEAR. J. (2007). La revolución en blanco, negro y rojo: arte, política y obreros en los inicios del periódico El Machete. Signos Históricos, N°18, p 124.
Este concepto de arte en función social ya había sido abordado por el filósofo y teórico social francés Henri de Saint-Simon considerado el creador del socialismo utópico, donde destaca la importancia de las vanguardias artísticas dentro de los acontecimientos sociales. Donald Drew Egbert da su interpretación de la concepción dada por Saint-Simon refiriéndose esta de la siguiente manera: «el arte debería dedicarse a alcanzar fines sociales y de ahí sería necesariamente funcional, utilitario, didáctico y finalmente comprensible», Schwartz lo referencia para dar forma al concepto de vanguardia y más que eso para determinar que hace que un movimiento pueda definirse como de vanguardia, Schwartz lo hace de este modo:
«Para el creador del socialismo utópico el papel de la vanguardia artística, en la medida en que pretende revolucionar la sociedad, se reviste de una función pragmática y de una finalidad social.» 3.
Si bien el arte revolucionario mexicano marca un punto de partida para comprender el papel de la imagen dentro de los cambios políticos y sociales también es un referente del arte posrevolucionario que se enmarca en problemas de identidad y de apropiación del territorio.
Cuba
La revolución Cubana se enmarca dentro de la lucha por la toma del poder por parte de los campesinos y la denominada clase trabajadora en función del derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista, dada desde movimientos políticos armados como el Movimiento 26 de julio (M-26-7) liderado por Fidel Castro, quienes luego de varios intentos fallidos para tomar militarmente el mando, finalmente terminan exiliando a Batista y se hacen con el poder el 1 de enero de 1959.
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