Latinoamérica siglo xix

Latinoamerica en el siglo XIX

La sociología clásica se dio como una disciplina para sobrellevar la crisis en el orden social, que se dio como consecuencia de la Revolución Industrial, la cual alimentó una necesidad apremiante de reconstruir las bases del orden social perdido.

Durante el siglo XIX, nació un sistema filosófico basado en la experiencia y el conocimiento, para dar respuesta a fenómenos naturales y sociales; el término <<Positivismo>>, fue acuñado por primera vez por el filósofo francés, Auguste Comte. Comte buscaba dar respuesta a los procesos científicos, políticos e industriales de su época. Esos procesos trajeron consigo transformaciones económicas, políticas y sociales, de gran impacto. Lo mismo sucedió en América latina, el periodo de independencias del siglo XIX estuvo regido por drásticas transformaciones de todo tipo, sin embargo, dentro de las estructuras sociales permanecían  los valores y costumbres coloniales. Durante la época, en América Latina, no podía omitirse la vinculación que existía entre ocupación, posición social y región, además, también era importante el tiempo en el oficio que desempeñaba la persona, pues con el tiempo podía adquirir más o menos valor. Es así, como el trabajo constituye unas de las principales formas de realizar una estratificación social. (Cf. Samara, E. 1999, 427)

Las tierras, constituían una parte fundamental de la base en la cual se sostenía la economía de la época. Es por eso, que aunque a los hombres blancos pobres se les negara adquirir tierras, no se les negaba su uso; los hombres que sí podían adquirir una pequeña porción de tierra, de igual forma, tenían que trabajar en beneficio a los señores y los grandes hacendados.Sin embargo, dentro del ámbito del trabajo pero también dentro de las relaciones sociales, políticas y económicas, se vivían dos realidades muy distintas dentro del mismo territorio. En el campo o en la ciudad, las condiciones de trabajo, lo que este significaba, el alcance de las políticas que desarrollaba el Estado, todo, se reflejaba de manera distinta.

Los avances en la industria que llegaron a América Latina, se asentaron principalmente en la ciudad, y a los campesinos se les fue haciendo más atractiva la ciudad no solamente por las variadas oportunidades de trabajo que les presentaba si no porque ya no se respondía a las necesidades de las élites y lo que antes eran favores para los señores o los hacendados, se había convertido más en un acto de solidaridad en pro de la convivencia de distintas clases sociales en un mismo espacio.

El papel de la mujer en este momento en particular podría estudiarse de manera aparte que  del resto de ciudadanos, pues en la época, la mujer estaba hecha para la vida privada, para la casa y para desarrollar las actividades domésticas. En el caso de las mujeres acomodadas el trabajo de manejar la economía doméstica era heredado o lo adquirían por la ausencia del hombre de la familia, por otro lado las mujeres pobres, debían rebuscarse en las calles comerciando lo que pudieran conseguir o crear en el artesanado, además, de la prostitución que nació como otra forma de supervivencia cuando se empezó a ver el movimiento de migración dentro de la ciudad. Ya que la estructura familiar también variaba según el estrato social, las mujeres blancas de élite tenían a su servicio esclavas que se encargaban de ser las que vendían las artesanías en la calle, artesanías que muchas veces, ellas mismas fabricaban para sus dueños. (Cf. Samara, E. 1999, 430)

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