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Ley Federal De Educación


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2014  •  6.703 Palabras (27 Páginas)  •  286 Visitas

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EL NEOCONSERVADURISMO EN LA LEY FEDERAL DE EDUCACIÓN Nº 24.195

Mariano D. Massano y Patricio Smitsaart.

Buenos Aires, 24 de julio de 1999.

INTRODUCCIÓN

En el presente informe queremos indagar sobre la influencia de las corrientes neoconservadoras en la formulación de la Ley Federal de Educación Nº 24.195. Partimos de la hipótesis de que existe una gran vinculación entre las leyes educativas sancionadas en América Latina y la concepción del “Estado neoliberal” como ideología hegemónica impuesta a los países de la región a través de las recomendaciones de los Organismos Internacionales.

Nuestra pretensión en el presente trabajo sería la de articular la presencia de principios propuestos por el neoconservadurismo en la formulación de la Ley (1ª parte) con la etapa de adopción de la Ley (2ª parte) desde un pensamiento reflexivo y autónomo.

Para una mejor organización del mismo, comenzaremos explicitando qué entendemos por las corrientes neoconservadoras o neoliberales en educación (también conocidas con el nombre de “educación redentora”), mostrando su influencia en el aparato educativo, dejando: al Estado debilitado de poder y a las culturas regionales avasalladas por la globalización, teniendo fuertes consecuencias para la organización social de nuestro país.

En un segundo apartado abordaremos críticamente la Ley (etapa de adopción), vinculándola con algunos documentos internacionales que incidieron en la formulación de la misma.

A modo de conclusión, al finalizar nuestro trabajo, esbozamos algunas propuestas alternativas para el mejoramiento de las problemáticas señaladas en la Ley Federal de Educación.

NEOCONSERVADURISMO Y EDUCACIÓN: MARCO CONTEXTUAL EN LA FORMULACIÓN DE LA LEY 24.195.

Asistimos hoy al florecimiento de un nuevo conservadurismo: el “Neoconservadurismo”. En la década del ’70 se produce una fuerte crisis suscitada por la suba del petróleo y la recesión de 1981-82 en EE.UU., generaron un torbellino económico en América Latina que se manifestó en la problemática de la deuda externa y en la crisis fiscal del estado. Todo ello generó, durante los setentas y los ochentas un nuevo proceso de reorganización de la división internacional del trabajo y del capital. La crisis vivida por estos años trajo aparejados: caída de las tasas de ganancia, incremento de las tasas de interés y de inflación, disminución de la tasa de crecimiento real del producto y un considerable aumento del desempleo. Junto con esto, los incrementos notables de los gastos del Estado de Bienestar Social, junto con la insatisfacción de sectores conservadores con la cultura liberal o progresista que inundaba los medios de comunicación, las universidades y la esfera de la cultura, dio cabida a la gestación de una nueva alianza neoconservadora, rompiendo las alianzas que tan buenos resultados habían producido bajo la égida keynesiana. Esta crisis del Estado benefactor hizo decaer la inversión estatal en educación pública. Entonces, toma vigencia la ideología neoconservadora principalmente en Estados Unidos y Gran Bretaña con las políticas de Ronald Reagan y Margaret Tacher. Surgen como reacción a lo que se consideró como extralimitaciones del “Estado de Bienestar Social”, intentando resolver esta crisis económica, política, ideológica y militar de los países capitalistas más avanzados.

La hegemonía norteamericana ha declinado, incluso luego de haber llevado a la Unión Soviética a la bancarrota financiera con la carrera armamentista . Japón y Alemania emergen como poderosos competidores económicos. La integración de las economías internacionales (Comunidad Económica Europea, NAFTA, Mercosur) alcanza niveles sorprendentes. La adopción de estrategias globales de producción (globalización de la economía) por las compañías multinacionales crean un mundo económica y políticamente interdependiente, con fuertes presiones para recotar el valor de la fuerza de trabajo, reemplazando las fórmulas económicas keynesianas, con lo cual las alianzas entre capital y trabajo se vuelven más difíciles en el contexto de reorganización industrial. En América Latina, la deuda externa las limitaciones de acumulación doméstica de capital y la crisis fiscal del estado, hiperinflación (como los casos de Argentina y Brasil), así como el éxito del modelo chileno de desarrollo neoliberal, llevaron a las nuevas democracias a adoptar los dictados de política económica del Fondo Monetario Internacional con sus condicionamientos. Fenómenos también importantes son la declinación del sector estatal en la inversión bruta fija en América Latina; en la reorientación de la política económica de una producción para el mercado interno hacia una producción para el mercado internacional; el crecimiento de una clase media más sofisticada, vinculada al sistema internacional y altamente diferenciada y estratificada; la disminución del campesinado y la clase obrera y crecientes sectores marginales urbanos y del trabajo informal

El reinicio de esta ideología en educación coincide con el informe realizado en Estados Unidos por la administración del presidente Reagan. Dicho informe llevaba el título de “A Nation at Risk” (traducido como “Nación en riesgo”) y fue elaborado en 1981 y dado a conocer en 1983. En este documento “se diagnostica una crisis política en el hemisferio occidental y en los EEUU, que se expresa en la pérdida de legitimidad de los regímenes democráticos y las clases dominantes.”

Para los autores, esta crisis tiene sus raíces en los valores morales y culturales que están en decadencia por la presencia de una nueva cultura originada por el partido republicano o laborista. Además, se resalta la caída en los niveles de calidad y excelencia de la educación norteamericana en un intento por criticar las pedagogías liberales de corte “progresista” y se pone el énfasis en vincular la educación con un riesgo nacional: la pérdida de superioridad, competitividad y la preeminencia internacional de EEUU en el desarrollo tecnológico y productivo frente a otras naciones (Japón, Alemania, Corea y otros países europeos).

La concepción político-ideológica que está sustentando esta visión es un ataque al Estado de Bienestar por el gasto que le generan a los contribuyentes las políticas de asistencia e intervención pública. La libertad del mercado puede solucionar por sí misma los problemas sociales, es más “al no haber libertad económica, no hay ninguna libertad y queda el camino abierto hacia la esclavitud. Este tipo de Estado, con el pretexto de realizar la justicia social, destruye

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