MANUAL DE CIENCIA POLITICA

República Bolivariana de Venezuela

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

Escuela de Ciencias Políticas

Universidad de los Andes

Mérida-Venezuela

MANUAL DE CIENCIA POLÍTICA DE RÁFAEL DEL ÁGUILA

CAPITULO I. LA POLÍTICA: EL PODER Y LA LEGITIMIDAD

Profesor:

Francisco García Samaniego

Estudiantes:

Contreras Paula

V-27.668.060

Gómez Alex

V-27.148.630

Montilla Kamila

V-27.055.992

Vargas Mauricio

V-26.985.597

Villavicencio Salomé

V-27.241.054

Mérida, junio 2018.

CAPITULO I. LA POLÍTICA: EL PODER Y LA LEGITIMIDAD

Rafael del Águila, catedrático y politólogo español, presenta en el primer capítulo de su Manual de Ciencia Política, un interesante estudio sobre la política, en vista de que representa un fenómeno de gran envergadura en las investigaciones sobre la sociedad, debido a la importancia que tiene como mecanismo de toma de decisiones y resolución de conflictos que la vincula directamente con los grupos sociales, donde las decisiones políticas tienen amplia repercusión sobre el acontecer social. Por tal motivo, un gran número de sectores aspiran a tener influencia en el proceso político, muchas veces en beneficio de intereses particulares, lo que lleva a una constante lucha de fuerzas en el seno de esta actividad.

En tal sentido, sobre la política han surgido diferentes visiones que aportan igualmente diferentes conceptualizaciones. Por un lado, se encuentra el aporte de Hague, y otros (como se cita en Del Águila, 1997, p. 21) quienes hablan de que la política es la actividad a través de la cual los grupos humanos toman decisiones colectivas, pero ante ese caso, se pueden incluir diversas actividades en las que es necesario tomar decisiones, por lo que en realidad esta afirmación deja abierta la posibilidad a un mayor número de preguntas en vez de aportar sólidas respuestas.

Una vez que se dice que grupos humanos toman decisiones colectivas, pueden suscitarse las preguntas de, ¿Qué grupos toman las decisiones? o ¿De qué forma se toman esas decisiones? Ante ello puede decirse que los grupos que principalmente las toman son aquellos que detentan el poder político, pero en ese caso las decisiones pueden ser por vía democrática o autoritaria, en tales circunstancias, se puede utilizar el consenso, la violencia, la persuasión, entre otros elementos a través de los cuales se llega a resultas.

Asimismo, estas decisiones pueden ir en beneficio de un grupo en particular o de la sociedad en general. De igual forma, al respecto han surgido controversias en relación a su objeto de estudio, algunos autores han afirmado que es el Estado, otros que es el bien común, mientras que una de las de mayor relevancia es la postura enfocada en poder, al ser un elemento de gran trascendencia en el desarrollo de la actividad política.

Por tal razón, históricamente han surgido varias conceptualizaciones que buscan aportar una definición sobre la política en base a distintos campos de estudio. Siendo así, un amplio número de autores brindan concepciones sobre la política.

Siguiendo a Vallés (2007) quien presenta, por un lado, a Maquiavelo, Laswell y Dahl, para quienes la política representa un mecanismo de control a través del poder y dominio sobre los demás. También se encuentra la política vista como la actividad ejercida a través de instituciones públicas, como el Estado, allí se inscribe a Max Weber. A su vez, resalta la concepción de la política dirigida a la búsqueda del bien común y la estabilidad social, establecida por Aristóteles, Tomás de Aquino, Easton y Parsons, entre otros. Por último, la visión de que la política tiene la función de preparar y organizar la defensa ante amenazas externas, esto lo apoya Carl Schmitt en su teoría de amigo-enemigo.

Esto demuestra la amplitud del tema de la política, la cual es objeto de una serie de percepciones, algunas relacionadas y otras opuestas entre sí, por lo que no se puede decir que la política presenta una conceptualización única. Ante esta situación, la política puede ser dividida en dos enfoques, en los cuales es posible incluir distintos autores en consideración a sus aspectos en común.

 Por un lado, la llamada visión aristotélica, a partir de la cual la política es considerada como una actividad democrática, ética y cooperativa que se apoya en discusiones para llegar a acuerdos en función de objetivos enmarcados en el bien común mediante el trabajo conjunto, donde la colectividad tiene el papel principal en el desarrollo de la política en la búsqueda de consensos para la convivencia pacífica.

Dentro de esta concepción es posible incluir autores y pensadores como, Aristóteles, Tomás de Aquino y Hannah Arendt, por mencionar algunos, quienes ven la política desde la perspectiva antes mencionada. Sin embargo, tal percepción ha sido desplazada considerablemente a través del tiempo por una visión conflictiva.

En este sentido, se presenta el enfoque maquiaveliano, que es la contraparte del enfoque aristotélico. Desde esta perspectiva, la política es una actividad de conflicto, antagonismo, lucha, enfrentamiento entre grupos en función a sus intereses, por lo que se torna inclusive inmoral, ya que buscan ejercer su control sobre personas y recursos imponiendo su voluntad ante el resto. Autores como Maquiavelo, Thomas Hobbes, Max Weber y Carl Schmitt, entre otros, sustentan esta visión.

Por tal motivo, los términos de legitimidad y poder juegan un rol fundamental en la comprensión de la política, el primero relacionado principalmente a la visión de consenso, y el segundo a la de conflicto. De igual forma, dependiendo al momento por el que esté atravesando la sociedad en cuestión, una de estas dos posiciones se impondrá ante la otra, ya que hay momentos de crisis y tensión donde el conflicto entre grupos es dominante, mientras que existen épocas de estabilidad donde no se presentan fuertes conflictos, razón por la cual el consenso predomina. Sin embargo, ambos se encuentran latentes, por lo que es necesario analizarlos de acuerdo al contexto en el cual se presentan para comprender el desarrollo de los fenómenos políticos.

De esta manera, uno de los elementos cruciales en los estudios sobre la política, es el poder, ya que en el desarrollo de esta actividad se evidencian relaciones de fuerza entre distintos grupos en sus aspiraciones para conseguirlo, por tal motivo, el estudio del poder logra dominar de forma importante los análisis  que se realizan acerca del campo de la política.

La política es constantemente relacionada con la búsqueda del poder, por lo que es un fenómeno necesario para entenderla. Ante la importancia que el poder representa para los estudios políticos, se pueden evidenciar dos posiciones en relación a lo qué es el poder, siendo como recurso y como relación.

Así lo expone Vallés (2007) que por una parte, una visión lo considera como un recurso que alguien posee, apoderándose de él y manejándolo a su manera, monopolizando su utilización ya que queda a disposición de un individuo, grupo o clase que se encarga de controlarlo en función a sus objetivos. Por otra parte, la concepción que lo presenta como una relación, es decir, no es algo de lo que alguien puede apoderarse como si fuera un objeto, sino que se obtiene como resultado de relaciones sociales, por lo que es necesario no solo la dominación, también se necesita de un acatamiento por parte del resto de la sociedad que acepte tal poder, por lo que es una cuestión de posición más que de un recurso.

Ante ello, la concepción de mayor extensión y aceptación es que el poder es producto de una relación entre dos partes, una de mando y otra de obediencia, donde un grupo maneja el poder y ejerce su autoridad sobre los demás grupos sociales que constituyen el sector subordinado. Por medio del poder político se toman decisiones destinadas a regular a la sociedad, ya sea en beneficio colectivo o de acuerdo a los intereses de los grupos de mando, esto lleva a que por medio del poder se ejerza gran influencia sobre el devenir social, y que muchas veces sea objeto de reclamos por parte de la colectividad que ve coartada su libertad a través de él.

        Esta relación de poder se sostiene a través de dos elementos, por un lado, la fuerza o violencia a través del uso de los aparatos coercitivos del Estado, por otro lado, la difusión de un sistema de valores y creencias para justificar su mandato, hacer ver al grupo que ejerce el poder como el mejor para dirigir el Estado y así obtener consenso en torno a la obediencia, lo que le aporte la legitimidad y autoridad necesarias para mantener su sistema más allá de la mera utilización de violencia física.

        Si el poder busca ser sostenido por medio de la violencia, utiliza los mecanismos represivos del Estado para infundir temor en la sociedad y así evitar, mediante la amenaza constante, cualquier tipo de intento subversivo en su contra, estableciéndose un sistema totalitario o autoritario que reprime a la sociedad.

        Por su parte, cuando un ciudadano reconoce la autoridad, es decir, el ejercicio institucionalizado del poder, de los funcionarios que ejercen las actividades de mando, acatarán las órdenes que estos impartan en vista de que reconocen en ellos la legitimidad necesaria para ser obedecidos y, para ello, pueden apoyarse en los estatutos legales

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