ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Marco Conceptual.LA SEGURIDAD NACIONAL

carmenkkTesis10 de Enero de 2018

8.129 Palabras (33 Páginas)225 Visitas

Página 1 de 33
  1. TÍTULO SEGUNDO.

MARCO CONCEPTUAL Y LEGAL

  1. Capítulo Primero.

        

Marco Conceptual.

LA SEGURIDAD NACIONAL.

El término Seguridad Nacional hace referencia a la situación de estabilidad de un Estado, y la predictibilidad de eventos que le puedan afectar, elemento clave para el desarrollo y beneficio de un Estado en su conjunto.

Los objetivos de una estrategia de Seguridad Nacional anteriormente consistían en prevenir o rechazar amenazas militares de otros Estados o bien en prevenir o frenar insurrecciones internas. Hoy, las amenazas a la Seguridad Nacional son más diversas y difusas, éstas incluyen el crimen organizado, el terrorismo, los riesgos medioambientales y los fenómenos sociales de escala global como las migraciones masivas o las pandemias, el narcotráfico, por solo citar algunas de las problemáticas contemporáneas que acechan al Estado moderno.

Si bien es cierto que gracias a la enorme cantidad de información que actualmente se nos hacen llegar a través de distintos medios de comunicación con el fin de informarnos, también lo es que muchas veces desinforma, desorienta y produce más problemas de los que puede prevenir. Las estrategias comunicativas de estos medios buscan generar el mayor impacto posible, de manera que aumente el interés público, y con ello las ventas de publicidad y la influencia del medio en cuestión, así mismo, hacen parecer que casi cualquier conflicto enfrentado por el Estado representa una amenaza a la Seguridad Nacional. Tanto funcionarios del gobierno, como legisladores, comunicadores y, ciertamente, la opinión pública han señalado varios temas que hoy día califican como problemas de Seguridad Nacional. Entre éstos destacan: el control y vigilancia fronterizos, la administración de las fuerzas armadas, el desempeño de los órganos de seguridad, las epidemias y el control de aduanas, el tráfico de drogas, y la gobernabilidad, por solo citar algunos tópicos que forman parte de la seguridad nacional.

Al respecto, el tema de Seguridad Nacional debe ser ampliado por ser uno de los elementos que conforman el tema central de la presente investigación, para lo cual es menester estudiar en primera instancia lo referente a la seguridad, lo que nos permitirá entrar por completo al multicitado tema.

¿QUÉ ES SEGURIDAD?

De acuerdo con la Real Academia Española, seguridad es la cualidad de estar seguro.[1] 

El término seguridad proviene del vocablo latino Securitas, securitatis; lo cual se trataba nada menos que de la denominación de una Diosa menor en el panteón de la antigua Roma, quien se consideraba hija de Disciplina y hermana de Humanitas, Frugalitas y Auctoritas; al respecto sobreviven diversas representaciones numismáticas suyas: una matrona de gesto adusto aunque benevolente, guarnecida con una lanza, el cuerno de la abundancia y una rama de olivo.[2] Como se puede observar Securitas, personificaba no sólo a la tranquilidad y ausencia de peligro, sino incluso a la estabilidad en su conjunto. En su cariz más extenso, abarcaba no sólo a un individuo concreto, era la protección completa al Reino Romano.

Con anterioridad se explica que etimológicamente Securitas, securitatis, provienen del adjetivo latino securus, vocablo a su vez derivado de dos raíces: se, prefijo arcaico con el significado de “separar”, o “libre de” (verbi gratia, seclusión, secreto, selecto), y curus, “cuidado” (como en cura, inglés cure).[3] Es decir, Securitas es el estado de encontrarse libre de cuidados, es decir, un amplio espectro que libera de cualquier peligro.

En el mismo orden de ideas podemos señalar que para la Real Academia de la Lengua Española, seguro es un adjetivo que alude a una situación “libre y exenta de todo peligro, daño o riesgo”, y también a certeza, confianza.[4]

En esa tesitura nos encontramos con una paradoja, el peligro y el riesgo, son circunstancias sine qua non de la vida en general, y humana en particular, desde sus comienzos unicelulares hasta la evolución de las especies, entonces  surge la pregunta obligada ¿por qué la obsesión humana con alcanzar un estado “exento de todo peligro”? Como respuesta podemos decir que la incertidumbre es el paradigma básico de la existencia humana, que se despliega en dos ejes: la conciencia de la finitud y precariedad de la vida propia, y la condición de incompleto, angustia, soledad, vacío, “estado inacabado”, obra por terminar, acertijo por resolver, paradoja; en otras palabras, la seguridad de su existencia y de los fines que desea alcanzar el ser humano.

La paradoja que explicamos en el párrafo inmediato anterior describe la condición humana que resulta de lo que podríamos denominar como la esencia de su existencia: la dicotomía básica de su ser. Esta contradicción se despliega en dos ejes. Por un lado, los seres humanos compartimos con el resto de los animales los instintos elementales, el de la conservación de la propia vida y el de la conservación de la especie. Sin embargo, nuestro equipo instintivo es comparativamente demasiado pobre. A diferencia de cualquier mamífero, desconocemos prácticamente todo lo relativo a cómo satisfacer nuestros instintos. Nos vemos forzados a aprender; y el aprendizaje reclama la constitución de un elaborado sistema de representación. Por otro lado, como señala Luis Aguado, muchos animales poseen la inteligencia necesaria para construir “conceptos”;[5] pero además de inteligentes, los humanos cargamos con el peso terrible de la conciencia: sabemos de la existencia del tiempo, y de la distancia. La perspectiva espacio-temporal lleva, junto con la única certidumbre (la de la muerte y el peligro) a la búsqueda de sentido; al mismo tiempo que impone nuestra pobreza instintiva añadiéndose el por qué y el para qué;[6] y con estos, el instinto que nos distingue: el de la trascendencia, lo que indica que el ser humano se encuentra en un estado constante de peligro e inseguridad.

Podemos decir que la respuesta inmediata al problema esencial del hombre es el lenguaje verbal. En tanto entes de conciencia, no hacemos dóciles reflejos mentales de la realidad sino símbolos, a partir de los cuales “el Hombre se desdobla en el acto de ser y verse ser.”[7] Basándose en la regularidad que observa en la naturaleza, el hombre construye una serie de representaciones, que a su vez conducen a la elaboración de reglas explícitas que ocupen el lugar del equipo instintivo de los animales y lo hagan olvidarse de la terrible incertidumbre del vivir, o que al menos le permitan resolverla, buscando a cada instante seguridad, aunque no total o plena, pero si al menos parcial.

En base a lo antes señalado, precisamos que el instinto de trascendencia es la fuerza motora más humana por definición. Es lo que nos distingue, lo que mejores impulsos nos ha dado. Y el mayor problema del ser humano, fuente de un sentimiento tan arraigado de separación y de frustración, y por el que hemos cometido los peores actos: mientras que cualquier caballo es incapaz de toda inequidad, nosotros hacemos lo que va contra nosotros mismos, acciones (y detrás de estas, la carga de emociones, pensamientos, sistemas) que pueden calificarse como inhumanas, confusas, absurdas e inexplicables.

También como una respuesta a las carencias y todos los problemas del ser humano, que han nacido para darle seguridad y respaldo se encuentran el arte, la cultura y  las tradiciones espirituales. Por un lado, persiguen establecer un programa, un cuerpo de disposiciones orientadas a prevenir, contener y remediar esa nefasta posibilidad de que el hombre se vuelva lobo del hombre tal como lo sugiere Thomas Hobbes;[8] por el otro, ofrecen también una vía, un método y un vehículo para la realización de la aspiración más humana, y la más importante para el hombre: el “viaje hacia sí mismo”, el encuentro con su núcleo, lo que Jung denominó “selbst”.[9] La realización plena del ser humano no puede estar completa, si no se satisfacen las necesidades mínimas de sobrevivencia, es decir, estar seguro, libre de peligro.

En este sentido, es preciso señalar que la seguridad es fundamental en la vida humana, pues, a más de la elemental sobrevivencia, es un requisito para que la vida misma pueda adquirir sentido. De ahí que la humanidad construyese armazones sociales y políticos cada vez más sofisticados, hasta configurar al Estado, ente social que le otorga seguridad a la humanidad más allá de lo que se puede prever a nivel individual, donde los intereses colectivos pesan más que los de un solo sujeto.

De manera contraria a la postura del psicoanalista alemán Sigmund Freud, de que el surgimiento de la cultura (en particular del aspecto restrictivo de la misma) consistió en una tragedia a partir de la cual surgieron las enfermedades psíquicas al imponer la represión como axioma constitutivo de la sociedad humana y perder así la inocencia, libertad y felicidad inherentes a la vida animal, preconsciente[10]; las últimas investigaciones y datos antropológicos, así como el estudio de las sociedades “primitivas” (en el Amazonas, Oceanía, África) sobrevivientes, señalan que el paleolítico fue una etapa de plenitud y armonía, no de escasez y conflicto. Resulta significativo que para la cultura latina (base fundamental, junto con la griega y las aportaciones político-económicas de los pueblos celtas, galos y germanos, de la civilización occidental contemporánea) la Diosa Securitas fuese una figura cuyos  signos eran la lanza, la cornucopia (el cuerno de la abundancia) y la rama de olivo: se trata de un mensaje profundamente arquetípico; tal como si una existencia “libre de cuidados” fuese posible, solo si no existiera la violencia, con abundancia y provista de la fuerza natural y suficiente que le proteja y sirva para hacer frente a la naturaleza.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (51 Kb) pdf (220 Kb) docx (35 Kb)
Leer 32 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com