Matrimonio y divorcio. China
Brenda VázquezDocumentos de Investigación15 de Septiembre de 2017
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- China
En la antigua china, los matrimonios eran pactados; comúnmente los padres se encargaban de dirigir este compromiso. El novio daba un tipo de dote a los padres de la mujer, el cual, la mayoría de las veces, consistía en dinero o regalos caros. En dado caso, de que al conocer a la novia, a este no le satisfacía, podía ser regresada a sus padres, pero el dinero que dio, no se regresaba. El matrimonio entre clases sociales distintas estaba prohibido; era efectuado a muy temprana edad, generalmente a los 14 o 15 años.
Se permitía la bigamia y el concubinato; esto quiere decir que el hombre podría tener una segunda esposa y un sinfín de concubinas. En el régimen matrimonial de China se reconocía principalmente a la esposa oficial, mientras que las concubinas fueron consideradas como poco o como simples mercancías. En la familia feudal la esposa oficial poseía el mismo derecho que su marido; si este moría primero, su esposa debía permanecer viuda, y si esta moría antes que su esposo, debía permanecer viudo en lo espiritual, teniendo permitido casarse con otra mujer.
Bajo el régimen feudal, las prostitutas y sirvientes fueron discriminadas debido a su profesión, calificándolas como ‘’personas despreciables’’. Los hombres respetables no tenían permitido casarse con este tipo de mujeres. Por lo tanto, estas mujeres, se convertían en concubinas de los nobles.
A partir de la dinastía Zhou de oeste, los chinos empezaron a estructurar el proceso matrimonial, basándose a partir de seis ritos. El primero de ello consistía en que los hombres debían acudir a una casamentera para que ella buscase a su mujer adecuada y pidiese su mano en su nombre. El segundo de ellos es que la casamentera debía preguntar su fecha de nacimiento de la mujer y el apellido de su madre, con el objetivo de saber si viene de una familia noble o no. El tercero es adivinar el futuro del matrimonio en el templo familiar. Si el resultado es positivo, pasará al cuarto rito, consistente en que el hombre enviará regalos a la familia de su futura esposa, confirmando así el enlace. El quinto rito consiste en la elección de la fecha para la ceremonia. Es la familia del hombre la que lo hace, y la fecha debe ser seleccionada cuidadosamente a través de la adivinación. Luego se le comunica a la familia de la mujer. El sexto se refiere a la ceremonia de la boda, en que el hombre tiene que recoger a su esposa en su casa de origen. Según el régimen antiguo, no se establece el matrimonio hasta que no se hayan cumplido estos seis ritos.
Por otro lado, también se establecía el divorcio, donde la forma principal de efectuar el divorcio era el repudio del marido a su esposa; este podía basarse en siete motivos diferentes:
- No tratar bien a los suegros
- No tener hijos
- Tener relaciones sexuales con otros hombres
- No permitir a su marido tener más mujeres
- Padecer enfermedad grave y contagiosa
- Sembrar la discordia entre familiares de su marido
- Usar los bienes familiares sin permiso
El derecho al divorcio era privilegio masculino, y más que una decisión de la pareja era considerado como asunto familiar. Si el matrimonio no respondía a los intereses y expectativas de las familias, era motivo de divorcio. En lo que respecta a la fidelidad, ésta era una obligación exclusivamente de la esposa y se ampliaba tras la muerte de su cónyuge. En el caso de que enviudara, una mujer debía mantener la castidad hasta su muerte, sin poder casarse de nuevo. Mientras, la poligamia masculina sí estaba admitida e incluso contar con varias concubinas se consideraba un signo de distinción y estatus socioeconómico.
Sin embargo el régimen feudal estableció tres condiciones bajo las cuales el hombre no podía tener repudio hacia su esposa; el marido no podría repudiar a su esposa si esta no tenía ningún familiar, si ha estado de luto junto a su esposo tres años por el fallecimiento de su suegro o suegra y ha pasado momentos difíciles junto con su marido a comienzos de la vida matrimonial.
- Egipto
En el antiguo Egipto, el estado civil de casados era considerado un acto divino. Tal cual, le dieron un gran valor al matrimonio, sobre todo si este tenía una gran descendencia. En esta civilización era común que el hombre, ya con una mejor situación social, fuese a la casa de la mujer escogida a pedir su mano. El padre es quien tenía la última palabra, o un tío, en caso de muerte del padre. Se podían casan nuevamente tras un divorcio o el fallecimiento de un cónyuge.
Realmente el matrimonio en Egipto era a una corta edad, entre 8, 9 y 10 años son los pronósticos de personas más jóvenes que contrajeron matrimonio, claro, ese fue un porcentaje bajo, el porcentaje más alto en cuestión de edad para contraer matrimonio, fueron entre 12 – 15 años.
Los egipcios eran monógamos, sin embargo, nada les prohibía un matrimonio múltiple. Si un hombre era muy rico, este podía tener concubinas, pero la esposa principal gozaba de preferencias especiales; las concubinas no tenías derechos legales y estas podían ser despedidas. No existía ningún límite de esposas, esto dependía del estado económico en el que se encontrase el hombre. El matrimonio simultáneo con más de una mujer sin existir divorcio fue también una práctica común en el imperio antiguo.
Durante ciertos periodos de la historia antigua, el contraer matrimonio con una hermana, por parte del padre, era legítimo para los egipcios. Muchos de ellos se casaban con su media hermana, nunca hija de su misma madre, y solo si esta era la heredera legal, con la idea de heredar el trono. Realmente, este tipo de matrimonios no eran tan frecuentes, era extraño encontrar estos caso en los nobles, normalmente se realizaban entre la realeza.
El adulterio en Egipto no era una pena muy grande para los hombres, por lo que ellos podías tener a su concubina dentro de su hogar, como ya fue mencionado, por otra parte, para la mujer, era una falta sumamente grave, la cual podía llegar a ser castigada con la amputación de la nariz o con la muerte, ya que el propósito del matrimonio era tener gran descendencia, y el hombre estar seguro de sus hijos para la herencia.
La disolución de pareja podía ser solicitada por hombre y mujer. La causa fundamental para el divorcio era la incapacidad de engendrar hijos o el adulterio.
- Mesopotamia
Lo que conocemos y sabemos de la legislación familiar de los primeros pueblos de esta civilización, son provenientes de la lectura de tablillas de arcilla, en las que encontramos escritas las normas que rigen los contratos matrimoniales. El matrimonio era tan importante para esta cultura antigua, no solo porque aseguraba la continuidad familiar sino porque brindaban estabilidad social. Los matrimonios eran arreglados y los novios por lo general no se conocían antes de la boda. Se conocen casos de subastas de novias, donde estas se venden al mejor postor. Teniendo pasos a seguir:
- Compromiso entre las partes mediante contrato
- Pago de la dote y del precio de la novia
- Ceremonia o fiesta
- La novia se muda a la casa paterna del esposo (suegro)
- Las relaciones sexuales entre esposos se espera que sucedan con la mujer siendo virgen y preferiblemente que esa misma noche quede embarazada.
Si alguno de los pasos secuenciales relacionados no se cumplía a cabalidad el matrimonio podía ser invalidado, es decir que, por ejemplo, si ella no era virgen podía ser devuelta a su familia y el novio ofendido reclamar lo que pagó por ella.
En la antigua Mesopotamia, la familia era una sociedad monógama tolerante. El marido solo podía tener una esposa legítima, pero la ley le autorizaba tener una o varias concubinas, asegurando una amplia descendencia. En las tablillas de arcilla, el marido redactaba en que constaba los derechos y deberes de la esposa, la cantidad de dinero que debía recibir en caso de que esta fuese repudiada y el castigo que se le atribuiría en caso de que fuese infiel su esposa. Este documento debía ser emitido en presencia de testigos y con el consentimiento de los padres de la novia. El marido tenia cierto poder sobre su mujer, como el someterla a la servidumbre en caso de su infidelidad, o venderla por esta misma causa. La esposa también podía ser repudiada por infertilidad. La mujer que se negaba a cumplir con el deber conyugal podría ser arrojada al rio, lo que aseguraba su muerte. La infidelidad también existía en manera penal y era castigada por las leyes inclusive con la pena de muerte. Una mujer descubierta infraganti, podía ser empalada o arrojada al río junto con su amante.
Los solteros o infértiles eran personajes marginales. No tener hijos era considerado una desgracia. Esto era un pensamiento tan grotesco, que si la novia era estéril, el marido podía tener una segunda esposa. Las primeras esposas debían asegurarse que las concubinas cumplían el papel estipulado. Cuando estas engendraran, su primogénito se convertía en hijo de la primera y era capaz de heredar y llevar el apellido de esta. Las concubinas eran comunes en caso de mala salud, o falta de fertilidad de las esposas; estos males no eran causales de divorcio y el marido, aun en estas circunstancias debía honrar a su esposa y, solo a su muerte, la primera concubina tomaba el lugar de la mujer.
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