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Mexico En 2050


Enviado por   •  7 de Abril de 2014  •  2.402 Palabras (10 Páginas)  •  253 Visitas

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México hacia 2050

Autor: Rodrigo de León González

Edición:327

Sección: Alta Dirección

Cambió la percepción externa de nuestro país y, con ella, mejoraron sus posibilidades para alcanzar la estabilidad y fortaleza económica. Es tiempo de entusiasmar a los jóvenes de México, porque hoy es su momento y sólo contamos con algunos años para convertirnos en un país con capacidad de ahorro, que nos permita sortear la inversión de la pirámide.

Con frecuencia escuchamos a personas maduras decir: «es el momento de los jóvenes», y en paralelo, dicen los jóvenes: «no existen oportunidades para nosotros».

México ha experimentado una importante emigración de personas que persiguen oportunidades en otros países, sobre todo en Estados Unidos. Algunos buscan empleos sencillos, pero también hay otros, talentosos, que no encontraron la oportunidad de innovar en México.

La realidad es que los jóvenes se ilusionan cada vez menos, pero ahora sí es su momento y, eso es casi sinónimo de afirmar que es el momento de México.

EXPECTATIVAS MÁS POSITIVAS

La percepción mundial acerca de nuestro país es cada vez más sólida y prometedora. Basta recordar el artículo «The rise of Mexico» de The Economist (24-11-12), donde se estima que para 2018 Estados Unidos importaría más de nuestro país que de cualquier otro, y que la leyenda «Made in China» sería desplazada por la de «Hecho en México».

O las alentadoras notas de Forbes, en las que se vislumbra la posibilidad de que México alcance un PIB mayor al de Brasil en aproximadamente 10 años. La publicación afirma que Brasil es un gran país con enorme diversidad económica, pero dejó de ser la historia favorita de crecimiento porque su fortuna estaba vinculada a China, y México ahora es más barato que el país oriental.

Y qué decir de las afirmaciones del New York Times a principios de este año, que hablan de que producir en China significa tiempo y grandes unidades de pedido para reducir costos; en cambio, en México representa producir «localmente» y sólo lo necesario. O los destacados 44 tratados de libre comercio que firmó nuestro país, y que son más de la mitad de los que ha firmado China y cuatro veces más que los de Brasil.

Finalmente, otro reciente artículo del Financial Times («Mexico: Aztec tiger», 30-01-13) que destaca cómo los inversionistas ven en el presidente Enrique Peña Nieto la mejor oportunidad para liberar el estancamiento del Congreso y desbloquear las reformas estructurales que podrían transformar la economía, a menudo lenta de México, en un «Tigre azteca».

Hemos construido un México completamente nuevo. Y aunque siempre existirá la duda de una experiencia similar a la que vivimos en el sexenio salinista –se nos percibía como un águila que emergía de la mano del expresidente Salinas (en palabras del expresidente Bush)– hoy parece que el entorno y sobre todo nuestras fortalezas son más sólidas que nunca.

No olvidamos que lo que ahora es México y la percepción que ha generado, es la combinación entre las promisorias expectativas que el nuevo gobierno comunica eficazmente; el trabajo que comienza a realizar y a rendir frutos; la solidez económica; y la transición política que data desde el sexenio del expresidente Zedillo y que continuaron los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón. El resultado se tradujo en un récord de reservas internacionales, entre los muchos indicadores macroeconómicos que develan una estabilidad y fortaleza, favorables para lograr un futuro distinto del pasado.

No sólo tenemos de nuestro lado el blindaje económico conseguido en los últimos años, sino macrovariables difíciles de cambiar, que afectarán drásticamente el orden económico, político y social del mundo. Analicemos algunas.

México y el bono demográfico

En el mundo actual existen, demográficamente hablando, tres tipos de países:

1. Aquellos que han envejecido y no han podido aumentar su expectativa de crecimiento poblacional, como es el caso de la mayoría de los países de la Unión Europea y Japón.

2. Los que están alcanzando su bono demográfico, es decir, la mayor cantidad de población económicamente activa en su historia, como China y México.

3. Los que tienen una gran población joven, pero que no ha llegado a una etapa productiva. En un futuro, algunos de ellos se convertirán en las nuevas potencias globales, como la India.

Así se explica, cómo un país como China, que alcanzó su bono demográfico hace algunos años, ha logrado un crecimiento explosivo que podrá mantener una o máximo dos décadas más, antes de comenzar el proceso de estabilización y de inversión de su pirámide poblacional. Del mismo modo, se explica cómo México comenzará un crecimiento acelerado y la India tendrá que esperar unos años, aunque, cuando llegue su momento, incluso podrá superar a China.

En 2020 llegaremos al pico de la población económicamente activa en nuestro país (gráfica 1), sumando más de 67% de población entre 15 y 64 años. En ese momento, la base de nuestra pirámide será aún suficientemente amplia para alimentar a la parte económicamente activa los siguientes 30 años, y la población mayor de 65 años aún no significará una proporción de riesgo. De hecho, los años de oro para México comenzaron a partir de 2010 y durarán hasta 2030, sin menospreciar que al menos hasta 2050 podremos contar con una notable población productiva.

En paralelo, los países desarrollados, entre los que destacan Japón y los europeos, comenzarán a experimentar las llamadas «pirámides invertidas» cuya consecuencia es que se adelgaza la población económicamente activa y viene el envejecimiento general, con el costo fiscal y productivo que ello supone.

Los países que hoy conocemos como industrializados tuvieron su bono demográfico antes que las economías emergentes como China, Brasil, India o México y uno de los factores fundamentales de su desarrollo fue la población económicamente activa, que les permitió posicionarse entre los países líderes. Ahora la inversión de la pirámide pronostica su descenso y el ascenso de economías emergentes que comenzarán a vivir su bono demográfico.

Por supuesto, aunque las macrotendencias –como el factor demográfico– muestran un futuro promisorio, el éxito no será gratuito. Deberán converger las condiciones que promuevan el desarrollo de fuentes de empleo con la capacitación y voluntad de aquellos que hoy ingresan

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