Neoliberalismo En Argentina
cachilo9 de Noviembre de 2012
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Perspectivas actuales del neoliberalismo en Argentina (título sugerido)
1. Teoría neoliberal
El neoliberalismo como hoy lo conocemos surge a fines de los años 70, desplazando de la escena político-económica al sistema basado en las Ideas del economista John Maynard Keynes, conocido como “Keynesianismo”, sistema que ponía el acento intervencionismo estatal y propugnaba un rol del Estado como incentivador de la demanda, que tiene como ejemplo más paradigmático la fuerte inversión del estado en la obra pública. En la praxis el Keynesianismo se mostró como una alternativa plausible para que Estados Unidos saliera de la depresión de los años 30 con el paquete de políticas de Roosevelt conocido como nuevo pacto o “new deal”. En paralelo al sistema que antes mencionábamos se estaba gestando lo que luego sería la base del neoliberalismo, un sistema basado en el pensamiento del economista Milton Fridman, que se mostraba crítico de las burocracias estatales y de la intervención del Estado en la economía, y postulaba un capitalismo desregulado donde el capital privado pudiera maximizar sus ganancias. Otro de los exponentes del neoliberalismo fue Samuelson, quien en línea con las ideas trazadas por Fridman, esbozo su “teoría de las ventajas comparativas” , en la cual establecía que cada país debía producir lo que le fuera más barato producir, lo cual le valió críticas de los sectores más progresistas, que definieron su teoría como “kicking the ladder” o “patear la escalera”, ya que según estos postulados los países que producían bienes primarios debían seguir haciéndolo en lugar de industrializarse.
En su desempeño como asesor de jefes de Estado Fridman pudo tener un gran protagonismo en el diseño de la economía global de la época, y doto a la llamada “Revolución Conservadora” de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Reagan durante sus dos mandatos como presidente de los Estados Unidos (20 de Enero 1981- 20 de enero 1989, 2 veces reelecto)llevo adelante una política de fuerte desregulación del mercado financiero y baja de los impuestos, la cual se inscribía en la línea de políticas de la oferta, que luego serían conocidas como “reaganomics”. Por su parte Margaret Thatcher durante su mandato como 1er ministro (4 de mayo de 1979 -28 de noviembre de 1990, 3 veces reelecta) llevo adelante una política similar a la de Ronald Reagan, a la que se sumaron las privatizaciones de empresas del Estado y una fuerte flexibilización del mercado laboral.
Si bien en el ámbito académico de las ciencias económicas el término “neoliberal” no remite a un sistema económico en particular, esta corriente se identifica con los postulados del consenso de Washington, el cual fuera formulado por John Williamson y consistía en un listado de políticas económicas que según los organismos financieros y centros económicos con sede en Washington eran las que los países de Latinoamérica debían aplicara fines de impulsar el crecimiento.
El mismo consistía el diez premisas:
Disciplina presupuestaria (los presupuestos públicos no pueden tener déficit)
Reordenamiento de las prioridades del gasto público (de áreas como educación y salud pública a Investigación e infraestructuras)
Reforma Impositiva (buscar bases imponibles amplias y tipos marginales moderados)
Liberalización financiera, especialmente de los tipos de interés
Un tipo de cambio de la moneda competitivo
Liberalización del comercio internacional (trade liberalization) (disminución de barreras aduaneras)
Eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas
Privatización (venta de las empresas públicas y de los monopolios estatales)
Desregulación de los mercados
Protección de la propiedad privada.
Como corolario de lo antedicho expondremos algunas proposiciones que bien podrían ser tomadas como las premisas centrales del pensamiento Neoliberal:
- Eliminación de “barreras” tales como legislación, medidas regulatorias, controles de tipo administrativo.
- Eliminación de los frenos a la remisión de ganancias y a las inversiones.
- Mercados desregulados.
- Reducción del gasto público en materia social (educación, salud, etc.).
- Privatización de las empresas públicas (poniendo de manifiesto que así sería removida de una vez y para siempre la infeciente acción del Estado como empresario).
- Cambiar la percepción de la comunidad respecto de lo público y de los beneficios del individualismo.
- Firme creencia en la regla de mercado, que postula que el mercado es el agente socialmente más óptimo para la asignación de los recursos.
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- Tipo de cambio estable atado a una “moneda fuerte”.
- Pérdida de Poder de los sindicatos.
- Postular que la globalización de la economía sería beneficiosa para todos.
- Impuestos “neutrales” y no distorsivos para mayor eficiencia (no favorecer la producción de un bien sobre otro, ej: eliminar el impuesto a los combustibles e imponer tributos neutrales como el IVA).
- Políticas basadas en el consenso de Washington.
2. El neoliberalismo en la Argentina
Si bien el neoliberalismo comenzó a gestarse en las postrimerías del keynesianismo no fue sino hasta a fines de los años 70 cuando hizo su aparición en la Republica Argentina, más precisamente en la última dictadura militar que usurpo el poder el 24 de Marzo de 1976, expulsando al gobierno de Isabel Martínez de Perón en un marco de fuerte inestabilidad política y económica. La ideología del gobierno dictatorial era marcadamente tradicionalista y librecambista- libremercadista, lo cual le valió un fuerte respaldo por parte de sectores del conservadurismo católico expresado en la Iglesia y por sectores del capital concentrado y una consolidada burguesía agrícola-ganadera. El contexto internacional del momento acompaño a que el neoliberalismo se abriera camino como ideología, en los países centrales se alumbraba a los críticos del derrotado estado de bienestar y se veían con buenos ojos las políticas neoliberales.
En el contexto local el terrorismo de Estado obstruyó la vida política y, consecuentemente, el debate y la reflexión social, al mismo tiempo que la Nación se endeudaba y sus instituciones políticas perdían autonomía, al abrirse las puertas al poder efectivo de los organismos internacionales, principalmente el Fondo Monetario Internacional, que desde entonces y de manera creciente impondrían la definición de los problemas y las prioridades a la hora de tomar decisiones en el Estado.
Con el restablecimiento del ciclo democrático en 1983, el presidente electo Raúl Ricardo Alfonsín, creyó que enfrentaba una crisis transitoria producto de los años de mal gobierno de la dictadura, pero el tiempo le demostraría a Alfonsín que la sociedad de la cultura del trabajo, de la institucionalidad democrática y del bienestar para todos de la que hablaba en sus discursos ya había sido erosionada por años de crítica neoliberal promovida por los países centrales exportadores de capital, como más claro podríamos nombrar a Inglaterra durante el Gobierno de Margaret Thatcher. Dadas estas condiciones en el ámbito interno y en el ámbito internacional, la continuidad del gobierno radical se vio amenaza por varios grupos de corte autoritario, por un sector burgues- corporativo fortalecido durante los años de la dictadura y por un poderoso aparato sindical de filiación peronista y ello hizo de los 80 años perdidos.
En años venideros y con una hiperinflación en el orden del 5000%, la sociedad Argentina se mostró inerme y permeable al discurso del presidente Carlos Saúl Menem, electo en 1989, el hecho de emerger de uno de los partidos tradicionales de masa como el Peronismo hizo posible la materialización de un proyecto político, y de una política de Estado que recogió el discurso y las criticas esbozadas desde la centralidad capitalista a la intervención del Estado en la economía. El discurso que afirmaba la ineficiencia del mismo y que encontraba en sus intervenciones (principalmente sociales y de protección de los trabajadores) la causa del estancamiento económico y de la “crisis hiperinflacionaria”, al entender que tales protecciones desincentivaban las inversiones de capital y socavaban la voluntad de trabajo de los asalariados. Además, la ampliación de las funciones económicas del Estado, con el desarrollo de empresas estatales de servicios y productoras de energía, habría conducido a desvirtuar el funcionamiento de los mercados y dado lugar al crecimiento desmesurado de los aparatos burocráticos de regulación. A su vez, la seguridad social, los consumos colectivos y las políticas sociales universales (entre ellas, las de educación y salud) habrían sido los responsables del incremento de los gastos fiscales a un nivel imposible de solventar sin exceder la presión tributaria sobre el sector productivo o generar inflación.
Siendo ese el diagnóstico socio-político y económico, se impuso como objetivo prioritario de la política reducir los gastos fiscales: los ajustes, traducidos en reasignaciones y recortes presupuestarios, fueron el eje de la política de Estado que concretó la más fabulosa redistribución regresiva de la riqueza, como lo muestran la ampliación de la brecha de ingresos en más del 30 % tomando como referencia la ya considerable distancia que había dejado la dictadura
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