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Niñoa Con Sindrome De Down


Enviado por   •  26 de Octubre de 2013  •  2.758 Palabras (12 Páginas)  •  269 Visitas

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NIÑOS CON SINDROME DE DOWN

Las diferencias de la socialización entre los niños con síndrome de Down y los niños que no lo tienen, es relevante, porque anteriormente se tenía una concepción errónea de los niños con esta trisomía; por ejemplo en la edad media, en el renacimiento se creía que eran personas poseídas por el demonio, eran obligadas a trabajar en circos.

En algunas ocasiones los encerraban con prostitutas y dementes, en esa época no los trataban como seres humanos, los veían como seres extraños, no les respetaban sus derechos. Investigar sobre este tema es importante, pues aún tal como sucedió en la Edad Media y el Renacimiento, muchas personas discriminaban a los niños que poseían este síndrome; por ejemplo algunos padres cuando se enteraban que el hijo que iban a tener presentaba esta necesidad, lo primero que pensaban era en abortar, en el momento en que nacían pensaban cambiarlo, en darlo en adopción o a encerrarlos en la casa.

La mayoría de los padres luego los aceptaban y vivían una vida casi igual a la que hubiese tenido un niño sin esta necesidad, es decir, un niño que no presentaba algún síndrome que se le asemeje; los niños con síndrome de Down tienen un aprendizaje lento, son niños que necesitan y dan mucho afecto, se enferman, sienten felicidad, tristeza, rabia, como cualquier otro niño.

“Los padres deben romper el prejuicio social y confiar en las capacidades de su hijo. Es un gran reto, y a veces el sufrimiento te impide ver a tu hijo capaz. Ese voto de confianza es lo primero. La catarsis debe empezar en la familia, en el momento en que te das cuenta de que tu hijo no es una carga, que vas a ser feliz con él y que debes aceptarlo como es”.

Hoy en día el conocimiento que la mayoría de las personas tienen sobre los niños con síndrome de Down no es nulo, escaso o incorrecto “el creer que con la educación estos niños llegarán a ser parte del sistema educativo regular, y que sin esta, acabarán siendo niños con necesidades educativas especiales profundas, siendo que estos niños tienen un proceso de maduración lenta, porque tienen dificultades de aprendizaje”.

Esta problemática pretende abarcar la atención educativa y asistencial del trisómico y esto con un objetivo claro: la evolución del desarrollo integral del niño o niña que presenta síndrome de Down, entendida como el máximo aprovechamiento de las aptitudes y posibilidades reales de cada sujeto y su normalización e integración social hasta donde fuese posible con la ayuda y participación de la familia.

Es por esto que consideramos lo expuesto por Miguel López Melero, al referirse que los niños que presentan síndrome de Down “deben asistir a la escuela pública, ya que tiene que ser el exponente de los derechos humanos y de la cultura de la diversidad. Donde mejor pueden ser educados los niños con discapacidad intelectual es en el sistema educativo regular con los demás niños y niñas de su edad. No puede ser de otra manera si consideramos que estos niños son peculiares, no defectuosos. Los otros compañeros son básicos para la educación de cualquier niño. Además, para los niños que no tienen ninguna discapacidad es muy valioso conocer que existen personas distintas. Eso crea una serie de valores humanos indispensables en la sociedad. No debemos subrayar los déficit de los niños discapacitados, debemos conseguir que sus compañeros aprendan de ellos. La escuela ha de ser inclusiva, no puede ser un lugar de segregación”

Aunque el centro educativo sea conceptualmente un marco mejor, ello no debe hacernos creer que tiene efectos curativos sobre las necesidades de los alumnos. El centro educativo no convierte a los niños con necesidades educativas especiales en niños sin necesidades. Podemos esperar y trabajar un desarrollo que le permita experimentar a cada niño en un contexto educativamente y socialmente normalizado. Pero caer en unas expectativas desenfrenadas, fruto de una banalización de sus capacidades diferentes, sólo puede conducir a medio o corto plazo a valorar como negativo un proceso que posiblemente es positivo si se revisa el progreso individual de evolución de cada niño.

En las etapas educativas relativas a la educación infantil, debido a que sus objetivos apuntan más al desarrollo integral de la persona y a que los contenidos se trabajan desde un punto de vista globalizador, la mayoría de los niños con necesidades educativas especiales pueden, generalmente, desenvolverse con relativa comodidad. Pero la cuestión de acceso a los contenidos se hace más manifiesta en los ciclos posteriores. Es entonces cuando debemos tener todavía más en cuenta los mencionados planteamientos. Por ejemplo, según lo que percibimos en sesiones de prácticas pedagógicas en algunos establecimientos, detectamos que en el primer ciclo de la educación básica, se valorizan más los contenidos y aptitudes académicas de los niños y niñas, dejando en segundo plano, los valores y actitudes de los alumnos como un desarrollo íntegro en la etapa escolar. Asimismo, ocurre con la integración preescolar de niños con necesidades educativas especiales. Es decir, producto versus proceso.

No hay duda que un centro especial bien dotado y enfocado metodológicamente puede ser muy útil para la educación de ciertos niños con necesidades especiales. Pero no es menos cierto que un centro regular abierto al tratamiento curricular de la diversidad, dotado para ello y vinculado al entorno social del niño es, no solamente útil para asumir su educación, si no idóneo para propiciar su desarrollo integral como persona.

Para la fundamentación de nuestra tesis queremos, enunciar algunos principios teóricos que dan referencia acerca de las características principales que deben desarrollar los niños (as) con necesidades educativas especiales específicamente con síndrome de Down.

La formación social es un proceso permanente y continuo en la vida de las personas que involucra diversas dimensiones interdependientes. Estas comprenden aspectos tan importantes como el desarrollo y valoración de sí mismo, la autonomía y la socialización con otros, la pertenencia a una comunidad, y a una formación valórica.

La formación social de todo ser humano se construye sobre la seguridad y confianza básica que comienzan a consolidarse desde el nacimiento, y que dependen en gran medida del tipo y calidad de los vínculos afectivos que se establecen con los padres, la familia y otros adultos que son significativos. Las personas crecen y se desarrollan junto a otras personas.

En el afianzamiento del deseo de autonomía depende de las posibilidades que tenga el niño (a) para actuar, para ensayar e ir adquiriendo seguridad en sus propias acciones. La autonomía está estrechamente vinculada

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