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Ojos Galaticos


Enviado por   •  25 de Febrero de 2014  •  2.062 Palabras (9 Páginas)  •  320 Visitas

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Ojos galaticos

De lo que si estaba completamente seguro, es que ella no era de este planeta. Esa mirada curiosa ya la conocía yo, en mis copiosos viajes a los confines del universo. Sobre todo en las mujeres de un planeta amarillo, ubicado en una lejana galaxia de la cual ahora no recuerdo su nombre. Esa misma sensación de ser explorado desde los pies hasta la cabeza, la había sentido una fría noche, cuando junto a mi tripulación tuvimos que descender de emergencia, en tan lejano paraje. Recuerdo entonces cuando a la distancia, unos ojos luminosos me observaban con gran indagación. Casi que me sentí desnudo ante tal manera de contemplar a un ser humano.

Cuando diriji mi mirada a aquellos ojos fisgones, inmediatamente se apagaron, pero en mi quedo la sensación, de que mas allá de la curiosidad que susita un extranjero, hubo una fascinación sobre lo desconocido. Yo me quede estático no se por cuánto tiempo y cuando logre restablecer mi prioridad en aquel remoto planeta amarillo, sentí que mi mente alma y cuerpo, también sufrieron los embates de un sortilegio espacial.

Ahora después de tantos años, la casualidad me ha llevado a contemplar en esta fría noche, los ojos de aquella mujer y sentir el mismo embeleso por su mirada, que al parecer atravesó distancias inimaginables, para volver a seducirme y esta vez no solo me conformaría con mirarla.

Un viaje a la Luna

Como era fin de año los chicos de cuarto debían hacer un trabajo en grupo, así la señorita podría evaluarlos.

Lucas eligió a María, a Ana y a Juan Cruz.

Maria dijo que quería trabajar en la historia de la Argentina, y los niños le dijeron que iba a ser muy aburrido. Juan Cruz dijo hacer algo de matemática, y le dijeron que había que pensar mucho. Ana quería hacer lo mismo que Maria y por ultimo, Lucas decidió que quería viajar a la luna. Sus compañeros pensaron por un lado en que seria muy divertido, pero por el otro lado decían que era una locura.

Lucas los animo lo suficiente como para convencerlos a todos, de solo intentarlo una sola vez.

Sonó el timbre de salida y los chicos salieron del aula y se reunieron en la puerta para charlar sobre el proyecto de Lucas.

Además de muchas cosas que faltaban, tenían que ver que llevaría cada uno. Ana dijo que iba a llevar los alimentos, por supuesto, no perecederos. Maria llevaría las sábanas y frazadas. Y entre Lucas y Juan traerían las herramientas y los repuestos necesarios para la nave de cartón donde viajarían.

Al fin del día los chicos estaban agotados de tanto trabajo, se durmieron todos tapados con las frazadas que llevo Maria.

Al despertar de una larga siesta sentía movimientos bruscos y unos ruidos muy fuertes, miraron por la ventana y se encontraron que estaba todo oscuro, Ana dijo: -se corto la luz!!!, a lo que Lucas respondió: -se ven puntitos como si fuesen estrellas y una esfera muy grande que parece la luna. Finalmente se dieron cuenta que en verdad era la luna y había estrellas.

Aterrizaron y bajaron sorprendidos con esa rara impresión de ahogarse, pero sentir un aire cambiado y más sano.

Al rato se encontraron con dos personas muy especiales, una de ellas era un extraterrestre con ojos muy brillantes y el cuerpo verde; la otra era un hombre con ojos relucientes y cuerpo anaranjado. Los chicos siguieron caminando y hallaron un galpón con recuerdos que los extraterrestres guardaron del Planeta Tierra de hace mas o menos 50.000 años.

Continuaron su camino y vieron algo que no sabían muy bien lo que era, pero parecía un planeta el planeta de la fantasía.

Volvieron a la nave y cansados se durmieron.

Unos gritos muy fuertes los llamaban a tomar la leche. Rápidamente se levantaron, salieron corriendo y ahí estaba la mama de Lucas con la bandeja en la mano, chocolate y galletitas para todos!!!

¿Que paso? ¿Realmente viajaron? O solo soñaron un ratito con la Luna...

A VOS QUE TE PARECE...?

Autor: Candelaria Lopez Dorado

CIENCIA FICCION

EL SUEÑO DEL ROBOT

Roservind era un robot autómata y trabajador en las minas de Yanacocha. A sus 160 años de edad, el aun estaba en servicio efectivo. Nunca descansaba salvo los días en que tenía que recargase de energía o en los mantenimientos de maquinas autómatas.

Este robot servía en un época después de la “Gran Revolución Robótica” (fue de mucho mayor impacto que la Revolución Industrial) y poco después de la R.R.I. (Reforma Robótica Industrial) en las que millones y millones de robots fueron destruidos en todo el planeta por manos humanas. Aunque estas maquinas con inteligencia artificial eran muy avanzadas, nunca significaron un peligro para la humanidad. Ya que su inteligencia nunca llegaría a ser comparada con la de un humano. Nunca tendrían la ambición y maldad para matar seres vivos. O tener lo que los humanos tienen en especial… esa cosa llamada, alma.

Roservind tenía una estructura morfológica de un humano. Cubierto de metal resistente a la corrosión, su rostro no reflejaba emoción alguna. Este servía como multiusos en la industria, ya que en toda un planta industrial solo podría haber como máximo 3 robots según la ley 5 de la R.R.I. Su principal labor era de personal de limpieza, medico, contabilizador e instalador de dinamitas; aparte de otros trabajos más. Diariamente era víctima de humillaciones por parte de los trabajadores. Le escupían, pintaban, meaban en su cuerpo metálico y este no entendía la burla de los que se reían de él.

Un día Roservind estuvo trabajando a 4000 metros bajo tierra con más de 100 mineros. Fue entonces cuando sucedió el siniestro: hubo un derrumbe que cubrió de rocas y tierra a todas las entradas de la minas. Tardarían más de 8 meses en rescatarlos, si estuviesen con vida.

Después de 4 meses los trabajadores empezaban a morir uno en uno por hambre y sed. Incluso la ayuda médica del robot no fue suficiente para los desgraciados. Tan solo quedaban unos 10 de los 100 que había. El robot no podía hacer nada y tan solo se dedicaba a observar la agonía de los restantes. Aunque no tenía emociones, podía pensar. Y recordó los viejos tiempos que tenía un su base de datos de memoria, en que servía a una familia como mayordomo. Familia que lo vendió a un chatarrero, pero… él nunca sintió disgusto alguno. Nunca comprendía

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