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Oscurantismo


Enviado por   •  9 de Junio de 2015  •  2.468 Palabras (10 Páginas)  •  252 Visitas

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OSCURANTISMO

En este año de Nuestro Señor 2007, todavía hay profesores que hablan frente a sus clases de alumnos quienes escuchan, creen y repitan sus palabras, que el período entre 430 A.D. (cuando murió San Agustín en el norte de África mientras los bárbaros saquearon a la ciudad) y 1534 (cuando Enrique VIII executó el mártir Santo Tomás Moro y puso fin a 900 años de monasticismo Católico en Inglaterra) constituyó el auge de un fenómeno que los profesores—y ahora, sus alumnos--denominan “oscurantismo”.

La palabra—¿o concepto?—, “oscurantismo” conlleva consigo connotaciones negativas y la intención detrás del uso de este término es de alejarnos de los conocimientos y el estudio de este período de más de mil años, todo un milenio.

Así que, lleguen a las universidades en nuestro país, alumnos que están convencidos que sus profesores de universidad tienen razón cuando comienzan a hablar de la misma manera, en el mismo tono asegurado que sus maestros de colegio, de las Edades Oscuras cuando prevaleció el odioso “oscurantismo” donde, plantean, no floreció idea filosófica alguna, ni arte, ni poesía, ni música, ni política, ni derecho, ni medicina, ni libros, ni la vida misma. O sea, talvez había, según estos, una teología polvosa y media muerta que no vale la pena porque el mundo de ideas comenzó a florecer o con Descartes, o, talvez, en 1981.

Para responder, permítame invocar a las musas que viven en los estudios de Fernand Braudel, Henri Pirenne, Marc Bloch y otros muchos para emprender una polémica de amor en que pretendo declarar que había vida e ideas que valgan nuestra consideración después de la famosa “caída” del Imperio Romano y antes del blasón de los muchos renacimientos que se han colapsado en un solo término, “Renacimiento” de un humanismo “pagano”. (Sobre el supuesto “paganismo” de los humanistas, solamente es de leer sus textos publicados en los siglos XIV y XV de los muchos renacimientos italianos, ingleses, franceses y españoles para entender que no es posible mantener otra apreciación que los humanistas de estos siglos eran profundamente cristianos y, además, profundamente Católicos (nota la mayúscula). Los pensadores políticas y estéticas del siglo XIX nos han servido un plato amargo de desinformación y distorsiones en aseveraciones sobre el oscurantismo bajo discusión. Solamente los que no han leído los textos en cuestión pueden alegar que son “oscuros” y “paganos”. Debemos examinar cuidadosamente este plato antes de ingerir tales desaciertos. balleros de Enrique II de Inglaterra Ca

asesinan a Santo Tomás-à-Becket

en la Catedral de Canterbury (1190).

Así es que los desaciertos de la ignorancia atrincherada abundan y, como un filósofo del siglo XX dijo, tenemos que asumir tres responsabilidades cuando nos enfrentamos con la bandera ondeando sobre las trincheras de ignorancia: la primera es que hay que explicar con paciencia y la segunda tarea es de explicar con paciencia; y la tercera es siempre explicar con paciencia.

No voy a negar que cuando encogieron los limes del Imperio Romano, las ciudades murieron, juntas con las puentes y carreteras. No había ni un solo PNC en ninguna parte, ni aspirina ni antibióticos. Pero habían hombres y mujeres importantes y sobresalientes, instituciones nobles y bellas que valen la pena conocer. De ellos podemos aprender y experimentar lo que no está relacionado con la “realidad nacional”—o sea, ni Europa Occidental existió: toda lo que iba ser Europa Occidental era, en este entonces, sencillamente “Christendom”, el reino de la Cristiandad.

Voy a argumentar en base de algunos ejemplos y fenómenos de los siglos medievales en el Christendom del siglo VIII hasta XVI, como son: la construcción del estado (una idea más poderosa que la creación de una nación), el desarrollo del comercio y finanzas internacionales, la creación de la banca, la construcción de las ciudades y el concepto de urbanismo con todas sus implicaciones, el surgimiento de las universidades y instituciones como los diócesis de los obispos, monasterios y escuelas catedralicias en que existieron y escribieron estos pensadores y sus libros (manuscritos) que tenemos en nuestra biblioteca universitaria hoy y que merecen estudio y admiración, y que voy a recomendar como antídotos contra la melancólico oscurantismo que se sigue planteando. Solamente en el siglo XII: Abelardo, Héloisa, Hroswitha von Gandersheim, Hildegard von Bingen, Bonaventura, Bernardo de Clairvaux, Hugo y Ricardo de San-Víctor, Juan Scottus Eriugena, Robert Grosseteste, Juan de Salisbury y muchos más.

Veamos unos ejemplos dramáticos de la construcción de ciudades, comunas y estados-en-formación hasta antes de las corporaciones que conocemos ahora como universidades, en las cuales discutieron, desde el siglo XII, el concepto del estado, estructuras del estado, derecho consuetudinario y la confección de jurisprudencia para gobernar estados junto con la examinación de formas de gobierno que no eran meramente monarquías de príncipes basadas en la fuerza militar.

La primera revolución en Christendom ocurrió en el sur de Christendom en lo que iba ser Francia, en Limoges, y expandió a otras áreas, en el siglo IX cuando la Iglesia y las reliquias de la Iglesia hicieron causa común con los siervos de la gleba en actos revolucionarios que tuvieron el objetivo jurídico de criminalizar la violencia de los señores feudales que robaron las tierras de la Iglesia y practicaron rapiña, robo y violencia contra los siervos y campesinos. Esta Paz y Tregua de Dios era una demostración legal para aplacar los orgullosos enemigos de la paz.

Los monarcas del norte de Christendom repudiaron esta Paz y Tregua de Dios porque, según ellos, la paz en la tierra pertenecía al rey (the King´s Peace), siendo poder temporal, y no se permitió a la Paz de Dios a rivalizarse con el poder temporal en el terreno de esta tierra. Las Dos Espadas se entrecruzaron en conflictos mortales. Fue entonces que el pueblo comenzó, además, a jurar conspiraciones contra los obispos y contra los señores feudales para formar comunas y hasta exigir más y más treguas legales—días en que los grandes señores no pudieron matar a nadie por pena de anatema y excomulgación.

Los actos de rogación con las reliquias y las conspiraciones a formar comunas, comenzando ca. 989 en Limoges y Rouen, y son los primeros actos en la construcción de un estado de derecho que requirió arbitraje entre el pueblo y los poderes temporales para la protección de los pobres y débiles contra los poderes militares, los grandes y peligrosos señores feudales y sus matones (léase, caballeros) de los estados-en-formación. La Iglesia,

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