La profundidad del oscurantismo, el mundo mágico gallego en el cine de terror

del Río, Patricia.

DNI 20.426.675

La profundidad del oscurantismo, el mundo mágico gallego en el cine de terror.

Existen infinidad de leyendas que atribuyen a que sobre el séptimo hijo varón consecutivo, durante siete años, cae la maldición de que en noches de luna llena se convierte en hombre lobo.

En España, en el siglo XIX existió el reconocido caso de un hombre lobo: Manuel Blanco Rosamanta, que asesinó a trece personas, en su mayoría mujeres y niños en los bosques de Orense, en Galicia, región a mi criterio, que guarda estrechas similitudes con el personaje de la leyenda. Por su marginalidad con el resto de España, su atraso y oscurantismo podríamos denominarla: Galicia, el lobizón de España.

La historia del hombre lobo español quedó retratada en la película española “El bosque del lobo” (1970), filmada por el director Pedro Olea y basada en la novela de Carlos Martínez Barbeito “El bosque de Ancines” la que a su vez se basa en la historia real de Manuel Blanco Rosamanta, que padecía, desde niño, una enfermedad mental de nombre Licantropía en la cual el enfermo siente que es un lobo y sufre convulsiones epilépticas.

En el momento del rodaje,  España estaba gobernada por la dictadura fascista, al mando de Francisco Franco desde 1939,  año en que resultó victorioso de la Guerra Civil Española que estalló en 1936.

La dictadura de Franco se prolongó por cuarenta años hasta su muerte por causas naturales en 1976. La película de Olea está filmada en las postrimerías del régimen, quizás por eso no fue censurada severamente e impedida su proyección, aunque el Almirante Carrero Blanco intentó prohibir su estreno porque percibió el mensaje antirreligioso de la película y la intención de Olea de mostrar el atraso social, cultural, y económico- político en el  que estaba sumido el pueblo gallego, paradójicamente tierra natal del Generalísimo, del bando republicano durante la guerra y una de las regiones más rezagadas de España, incluso marginada en el relato de su propia historia, no en vano hasta en la famosa historia oral de la guerra civil española escrita por Fraser “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros”  (Fraser, 1969), es una de las dos regiones donde no se recabaron testimonios de la guerra, historia de una tierra que es mayormente escrita por gallegos, como Murguía, Castelao y Villares entre los historiadores contemporáneos quien afirma en su libro  “Historia de Galicia” que se trata de una nación fundamentalmente atrasada y agraria en la época de la dictadura franquista, incluso menciona que la represión fue dura en ciertos núcleos profesionales como por ejemplo los maestros de escuelas gallegas, que fueron depurados, sancionados e incluso asesinados por querer colaborar en sacar a Galicia de su retraso cultural y por tratar de generar un cambio educativo (Ramón Villares, 2016) esto fue retratado en la película de José Luis Cuerda “La lengua de las mariposas” (1999) donde un maestro (Fernando Fernán Gómez) es reprimido en los inicios de la dictadura de Franco por sus ideas políticas, y el pueblo cómplice y temeroso, lo denuncia y le da la espalda. Si bien no se trata de un film del género de terror, tiene también la función, como lo hizo Olea, de mostrar las retrógradas consecuencias de cuarenta años de dictadura.

Hay muchos aspectos a profundizar en el análisis del film El bosque del lobo, es rico en recursos cinematográficos: el uso de los lúgubres colores en la ambientación y el vestuario; la relación con la mirada en el personaje de Benito, el lobizón, con los primerísimos primeros planos de sus ojos, con los que se inicia y termina el film, y las expresiones que emanan de ellos en diversas escenas importantes en la trama de la historia. También la relación con la naturaleza, ya que la escena del crimen es el bosque, y en lo que se transforma metafóricamente el protagonista es en un animal, un lobo.

El uso de la música que hace Olea, gaitas por ejemplo, instrumento representativo de la nación gallega y sus orígenes celtas. La personificación de los niños,  muy adultos en su forma de expresarse, visten como gente mayor, serios, oscuros y sin la alegría propia de la infancia a quienes se los castiga y trata duramente, sin amor. Es llamativo el personaje infantil de Dominguín que sueña con el mar y que como es monaguillo tiene mucha relación con el abad. quien le  dice en una escena como reprobándolo y cortándole las ilusiones…”¿todavía con fantasías en la mollera soñando con la mar y los barcos?”

También sería interesante analizar el rol de la mujer en la sociedad gallega, esta última tradicionalista y conservadora, sumamente prejuiciosa pero paradójicamente hipócrita,  como podemos ver en los personajes de Don Nicolás un rico señor de Astorga, casado y con hijos que mantiene una relación epistolar oculta con la Pachuca, sobrina de un abad, y que juega las veces de amante de ése, su ex novio. También Abelina, su primera víctima,  es madre soltera, lo cual es sumamente pecaminoso y vergonzoso en una sociedad tan prejuiciosa como esa. Esto último, el doble discurso, la falsa moral está muy relacionado con el poder de la religión en el imaginario cultural gallego de la época, en un clima de superstición, atraso y sometimiento que el régimen fascista intenta preservar para continuar con el sometimiento y la represión de un desarrollo social y mental que podría conducir a la desobediencia y porque no a la libertad.

        Francisco Franco mantiene a Galicia en el oscurantismo, la modernidad con los años post-franquismo llega de manera abrupta pero la región gallega no alcanza un cambio profundo en sus estructuras; incluso hoy día en pleno siglo XXI, las aldeas gallegas con pocos habitantes, siguen siendo parajes solitarios en medio de verdes bosques, con casas esparcidas y en que el punto de reunión siguen siendo la parroquia y el cementerio. Relacionado estrechamente con esto último, quiero analizar en el film,  justamente la relación religión - superstición /  curanderismo- ciencia;  todo ésto en el marco de una sociedad donde domina un catolicismo medieval opresivo respaldado por el régimen,  en el que  primero viene el alcalde y después el cura, según expresa al pasar Benito en una escena en la que conversa con el monaguillo, el niño Dominguín hablando del mar,  cuando le dice que un capitán de barco en la mar es como el alcalde “y mejor” como el alcalde y el cura juntos,  poniendo a la misma altura de poder, la autoridad política y la religiosa, en esta sociedad conservadora en la  que lo nuevo y diferente es visto como peligroso.

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