¡PADRE! NO ES CUALQUIERA....

PADRE NO ES CUALQUIERA

Por Diego Rodríguez

El 17 de junio se celebra el Día de los Padres, una jornada que se dedica a homenajear a los hombres que procrearon y contribuyen al cuidado, sustento, educación y atención a las necesidades de sus hijos. Sin embargo, en no pocas ocasiones el papel del padre es subvalorado y ejemplo de ello es ese dicho cotidiano de “madre hay una sola, padre puede ser cualquiera”.

La frase no puede ser más discriminatoria e injusta con quienes nos tomamos muy en serio la obligación paterna y convertimos en inmensa dicha, junto a las madres, los sacrificios con los hijos, y luego multiplican los nietos, con satisfacciones que suman mayores encanto a esa oportunidad inigualable que es la vida.

Pero volviendo al tema, es cierto que la referida expresión se deriva de un contexto social donde la mujer afronta las consecuencias de un "machismo" que absolutamente le confiere a ella el cuidado de los hijos, y donde el abandono del hogar por parte del padre es común.

Alimentan y agravan tales prejuicios factores diversos como la falta de oportunidades y de justicia social, la ausencia de garantías educacionales y culturales, que por suerte, para mayor fortuna de las cubanas, aquí son historia pasada.

Escuchamos en ocasiones a las madres solteras, o separadas de sus esposos, expresar, no sin cierto orgullo mal entendido, aquello de que "yo soy la madre y el padre para mis hijos".

Quienes así piensan olvidan algo que los psicólogos pueden explicar con más detenimiento, y es que realmente son dos figuras que ninguna sustituye a la otra. Por mucho que una madre se esfuerce, nunca va a proporcionar los patrones inherentes al padre, como este tampoco podrá reemplazar a aquella, y en eso ha sido sabia la naturaleza cuando dio a cada ente responsabilidades específicas que complementan esa obra de infinito amor que son los hijos.

Por lo general la sociedad aplica calificativos de madre o padre a quienes han parido o engendrado, pero esta en el fondo es una concepción estrecha y fría, carente de afecto verdadero y del significado trascendente.

También desde hace mucho se ha acuñado una expresión muy sincera y profunda: "madre no es la que pare, sino la que educa y cría", a la cual debe agregarse que padre no es el que engendra, sino el que contribuye igualmente con su atención cotidiana a la crianza y educación de los hijos, desde compartir los desvelos de la gestación y el alumbramiento, hasta seguir día a día el crecimiento del nuevo ser, atender sus necesidades elementales, disfrutar sus risas, calmar sus llantos, guiarlos, aconsejarlos de forma oportuna y estar pendiente de detalles que para otros pueden pasar inadvertidos, pero que los padres tenemos que ver siempre con profundidad y de cara al futuro, para pulir y mejorar constantemente ese ser que nunca terminamos de modelar. Es el permanente desvelo de los padres auténticos.

Ya lo advirtió Martí: “Amigos fraternales son los padres, no implacables censores. Fusta recogerá quien siembra fusta: besos recogerá quien siembra besos”.

Quien por irresponsable desprecio abandone o desatienda sus deberes y se pierda los mágicos instantes de comunión con sus hijos, podrá haber engendrado, mas, no es padre verdadero.

Soy de los que piensa que quienes honran de veras este tercer domingo de junio, no son los que procrearon biológicamente, ni siquiera los que entregan disciplinadamente las cantidades monetarias para el sustento de los pequeños, sino los que ofrecen mucho más: amor, los que siempre sacan tiempo para escuchar con paciencia, dar ternura con todos los sentidos, exigir sin miedo, depositar confianza y sueños.

Merecen

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