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POLÍTICAS PÚBLICAS PARA LA SALUD DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA

mercedesigbApuntes16 de Julio de 2021

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POLÍTICAS PÚBLICAS PARA LA SALUD DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA

Recomendaciones de Adelaide.

La adopción en 1978, de la Declaración de Alma- Ata marcó un hito importante en la estrategia de Salud para todos que la Asamblea Mundial de la Salud lanzó en 1977. Basándose en el reconocimiento de la salud como una meta social, la Declaración fija una nueva dirección para las políticas de salud al poner de relieve que la participación de la gente, la cooperación entre los sectores de la sociedad y la atención primaria de salud son las bases en las que se apoya dicha estrategia.

EL ESPÍRITU DE ALMA-ATA

El espíritu de Alma - Ata estaba presente en la Carta para la promoción de la salud, adoptada en Ottawa en 1986. La carta planteaba el reto de un movimiento hacia la nueva salud pública al reafirmar que la justicia social y la equidad son los requisitos para lograr la salud, por otra parte, la promoción de la causa y la intervención de mediadores son los procesos necesarios para su logro.

 La carta identificó cinco áreas de acción para la promoción de la salud:

Formular políticas públicas para la salud, Crear entornos propicios para la salud, Desarrollar las aptitudes personales, Fortalecer la acción comunitaria y Reorientar los servicios de salud.

 Estas acciones son interdependientes, pero las políticas públicas para la salud crean el entorno que hace posible las otras cuatro.

 La Conferencia de Adelaide sobre Políticas Públicas para la salud continuó la misma orientación establecida en Alma -Ata y en Ottawa y se apoyó en el impulso que dieron estas dos conferencias. Doscientos veinte participantes de cuarenta y dos países intercambiaron experiencias sobre formulación y ejecución de políticas públicas para la salud. Las siguientes estrategias recomendadas para la acción de políticas públicas de salud reflejan el consenso logrado en la conferencia.

 POLÍTICAS PÚBLICAS PARA LA SALUD

Una política pública favorable a la salud se caracteriza por una inquietud explícita por la salud y la equidad en todas las esferas políticas y por un sentido de responsabilidad ante los efectos para la salud que tengan esas políticas. El objetivo principal de una política pública de salud es crear un entorno propicio para permitir a las personas llevar una vida sana. Una política de este tipo facilita o hace posible las decisiones sobre salud. Hace que los entornos sociales y físicos contribuyan a mejorar la salud. En la búsqueda de políticas públicas favorables a la salud, los sectores de gobierno preocupados por la agricultura, el comercio, la educación, la industria y las comunicaciones necesitan considerar a la salud como un factor esencial cuando se formulan las políticas. Estos sectores deben ser responsables de las consecuencias que tienen para la salud sus decisiones de política. Deben prestar tanta atención a la salud como a las consideraciones económicas.

 EL VALOR DE LA SALUD

La salud es a la vez un derecho humano fundamental y una buena inversión social. Los gobiernos necesitan invertir recursos en las políticas públicas de salud y en la promoción de la salud para mejorar la situación en materia de salud de todos sus ciudadanos. Un principio básico de la justicia social es asegurar que las personas tengan acceso a los elementos esenciales para llevar una vida saludable y satisfactoria. Al mismo tiempo, esto aumenta la productividad social general en términos tanto sociales como económicos. Las políticas públicas favorables a la salud de corto plazo generarán beneficios económicos a largo plazo, según muestran estudios de casos presentados en esta Conferencia. Deben realizarse nuevos esfuerzos para vincular las políticas económicas, sociales y de salud en una acción integrada.

EQUIDAD, ACCESO Y DESARROLLO

 Las desigualdades en la salud tienen sus raíces en las inequidades en la sociedad. Salvar la brecha de salud entre la gente desfavorecida en el terreno social y educativo requiere una política que mejore el acceso a los bienes y servicios que favorecen la salud, y cree entornos propicios. Tal política asignaría alta prioridad a los grupos menos privilegiados y a los vulnerables. Además, una política pública para la salud reconoce la cultura única de los pueblos indígenas, de las minorías étnicas y de los inmigrantes. El acceso igualitario a servicios de salud, en particular a al atención de salud comunitaria, es un aspecto vital de la equidad en la salud.

 Es posible que ocurran nuevas desigualdades en el terreno de la salud a raíz de los acelerados cambios estructurales ocasionados por las tecnologías emergentes. El primer objetivo de la región de Europa, de la Organización Mundial de la Salud, al avanzar hacia la Salud para Todos es que : En el año 2000 las diferencias reales en la situación en materia de salud entre los países y entre grupos dentro de los países deben reducirse al menos en 25%, al mejorar el nivel de salud de las naciones y los grupos más desfavorecidos.

En vista de las profundas brechas de salud que existen entre los países, que ha examinado esta Conferencia, los países desarrollados tienen la obligación de asegurar que sus propias políticas tengan un efecto positivo sobre la salud de las naciones en desarrollo. La Conferencia recomienda que todos los países elaboren políticas públicas en favor de la salud que aborden explícitamente este tema.

 RESPONSABILIDAD POR LA SALUD

Las recomendaciones de esa Conferencia solo se llevarán a la práctica si los gobiernos a los niveles nacional, regional y local toman medidas. El desarrollo de una política pública favorable a la salud es tan importante a nivel del gobierno local como nacional. Los gobiernos deben fijar metas explícitas de salud que hagan hincapié en la promoción de la salud.

La responsabilidad pública por la salud es un nutriente esencial para que prosperen las políticas públicas favorables a la salud. Los gobiernos y todas las otras entidades que ejercen el control sobre los recursos son, en último término, responsables ante su gente de las consecuencias para la salud de sus políticas, o de la ausencia de políticas. El compromiso con una política pública favorable a la salud significa que los gobiernos deben medir cuáles son los efectos que tienen sus políticas sobre la salud e informar sobre ellos en el idioma que comprenden fácilmente todos los grupos de la sociedad. La acción comunitaria es fundamental para fomentar políticas públicas favorables a la salud. Teniendo en cuenta la educación y el nivel de alfabetización, deben hacerse esfuerzos especiales para comunicarse con los grupos más afectados por la política en cuestión.

 La Conferencia pone de relieve la necesidad de evaluar las repercusiones de la política. Es necesario contar con sistema de información sanitaria que apoyen este proceso. Esto promoverá la toma de decisiones informada sobre la asignación futura de recursos para la ejecución de la política pública favorable a la salud.

IR MAS ALLÁ DE LA ATENCIÓN DE SALUD

La política pública favorable a la salud responde a los retos en materia de salud determinados por un mundo más dinámico y en constante cambio tecnológico, con interacciones ecológicas complejas y la cada vez mayor interdependencia internacional. Muchas de las consecuencias para la salud de estos retos no pueden ser subsanadas por la atención de salud presente previsible. Los esfuerzos de promoción de la salud son esenciales, y estos requieren un enfoque integrado al desarrollo social y económico que reestablezca los vínculos entre la salud y la reforma social, que las políticas de la Organización Mundial de la Salud en el decenio pasado han abordado como un principio básico.

 ALIADOS EN EL PROCESO DE FORMULACIÓN DE POLÍTICAS

 El gobierno desempeña una función importante en la salud, pero la salud también recibe una enorme influencia de intereses institucionales y empresariales, de organismos no gubernamentales y de organizaciones comunitarias. Debe fomentarse su potencial para la preservación y la promoción de la salud de las personas. Los sindicatos, el comercio y la industria, las asociaciones académicas y los líderes religiosos tienen muchas oportunidades de actuar en pro de los intereses de salud de toda la comunidad. Deben forjarse nuevas alianzas para dar impulso a las acciones relacionadas con la salud.

ÁMBITOS DE ACCIÓN

 La Conferencia identificó cuatro áreas clave como prioridades para las políticas públicas en favor de la salud para la acción inmediata:

*APOYO A LA SALUD DE LAS MUJERES

 Las mujeres son las principales promotoras de la salud en todo el mundo y la mayoría de su trabajo se realiza sin pago o por un sueldo mínimo. Las redes y las organizaciones de mujeres son modelos del proceso de organización, planificación y ejecución de la promoción de la salud. Las redes de mujeres deben recibir más reconocimiento y apoyo de los encargados de la toma de decisiones y de las instituciones establecidas. De otro modo, esta inversión del trabajo de las mujeres aumenta la inequidad. Para que la participación de las mujeres en la promoción de la salud sea eficaz se requiere el acceso a la información, a las redes y a los fondos. Todas las mujeres, especialmente las de los grupos étnicos, indígenas y minoritarios, tienen derecho a la autodeterminación en materia de salud y deben ser socios a cabalidad en la formulación de políticas públicas en favor de la salud para asegurar su pertinencia cultural. Esta Conferencia propone que los países comiencen a elaborar una política pública nacional en favor de la salud de las mujeres en la cual los propios programas de salud de las mujeres sean el aspecto principal y que incluya propuesta para:

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