Paramilitares Un Mal Inicio

¿Un mal inicio y un desarrollo poco viable?

Hace tres años el Centro de Análisis Sociopolíticos (CAS) en un análisis desarrollado para el Nacional Security Caucus Foundation (NSCF) vaticinó que el proceso de paz iniciado por el entonces nuevo presidente Andrés Pastrana no tendría éxito. Se fundamentó esta conclusión en los graves errores iniciales y en la situación previa a las elecciones. La postura electoral del candidato Pastrana, que condujo al equivocado inicio fue motivada por un cuidadoso proceso para volver el tema de la paz el criterio central de las elecciones. Detrás de este proceso estaba tras bambalinas la izquierda afecta a la subversión. La campaña de Pastrana, consiente de los acercamientos de la campaña liberal con el ELN, jugó una audaz carta política al entrar en contacto con las FARC y ofrecer el "despeje" de cinco enormes municipios. Servido este plato en bandeja, las FARC aceptaron iniciar conversaciones, pero en ningún momento habían manifestado previamente interés por la paz. La jugada de campaña política sirvió para ganar las elecciones, pero el hacer tal concesión unilateral al inicio del proceso, garantizaría el fracaso del mismo. El despeje habría de durar 90 días, tiempo suficiente para los contactos iniciales. Finalmente duró tres años y medio.


El inicio de la negociación se montó como un gran espectáculo que colocaba a las FARC a la misma altura del gobierno. Estaba previsto que en la mesa de honor se sentaran, lado a lado, el Presidente Pastrana y Pedro Antonio Marin, alias Manuel Marulanda (Tirofijo), el jefe de las FARC. Fue invitado todo el cuerpo diplomático y las personalidades más importantes del país. A todos se repartió un sombrerito blanco, y estaba presente una conocida orquesta para amenizar el espectáculo. Marulanda no asistió. La falta de reacción del gobierno al desplante de Tirofijo le dio una clara señal a las FARC de que podían exigir todo sin dar nada. Así fue. El gobierno escogió también muy mal al primer Comisionado de Paz. La falta de claridad de Victor G. Ricardo le ganó la desconfianza de las Fuerzas Militares y del Ministro de Defensa. El primer escollo fue el tema del retiro del Batallón Cazadores. El gobierno cedió ante la exigencia de las FARC sobre este punto. Ricardo nunca aclaró qué exactamente se había acordado al respecto. Se cedió nuevamente al retirar la Fiscalía y los jueces. La agenda, lo único que se negoció, era de tal complejidad que garantizaba un proceso eterno. No se llegó a acuerdos en ningún punto. La desconfianza entre el Comisionado y las Fuerzas Militares, culminaría en la renuncia del Ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda. Renunciaron en solidaridad decenas de Generales y Coroneles. Para que los oficiales retiraran su renuncia, el Presidente tuvo que cambiar su postura y eventualmente retirar a Victor G. Ricardo. 


Las FARC aprovecharon

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