Participación Ciudadana En La Democracia
juliios199125 de Mayo de 2013
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PARTICIPACION: LOS CONTORNOS DE LA PALABRA
Suele ligarse con propósitos transparentes y casi siempre favorable para quienes están dispuestos a ofrecer algo de sí mismos en busca de propósitos colectivos.
Tomar parte; Convertirse uno mismo en parte de una organización que reúne a más de una sola persona. Pero también significa “compartir” algo con alguien o por lo menos hacer saber a otros alguna noticia. Es siempre un acto Social, quien cree no participar en absoluto, en realidad está dando un voto de confianza a quienes tomas las decisiones: un cheque en blanco para que otros actúen en su nombre.
La idea del “ciudadano total”, ése que toma parte en todos y cada uno de los asuntos que atañen a su existencia, no es más que una utopía.
Participación: Conjunto de voluntades
La participación es siempre, a tiempo, un acto social, colectivo y el producto de una decisión personal.
Dos elementos complementarios: La influencia de la sociedad sobre el individuo, pero sobre todo la voluntad personal de influir en la sociedad.
“La política no es más que el conjunto de razones que tienen los individuos para obedecer o para sublevarse”. No todos quieren participar aunque puedan, y no todos pueden hacerlo aunque quieran.
No se puede participar para obtener, siempre, todo lo que cada individuo desea. Lo que quiere decir que los propósitos de la organización colectiva sólo excepcionalmente coinciden a plenitud con los objetivos particulares de los individuos que lo conforman.
La participación no puede darse sin una distribución desigual de aportaciones individuales, ni puede producir, invariablemente, los mismos resultados para quienes deciden “formar parte” de un propósito compartido.
La representación: Participamos para cuidar los intereses y los derechos particulares de grupos y de personas que se diluyen en el conjunto mucho mas amplio de las naciones, para corregir la verdadera representación no puede existir, en la democracia, sin el auxilio de la forma más elemental de la participación ciudadana: los votos del pueblo. Ninguna representación democrática puede darse sin la participación de los electores, del mismo modo en que no existe forma alguna de participación colectiva en que no haya un cierto criterio representativo.
La participación que realmente puede tener cabida en las sociedades modernas es la que comienza por la selección de representantes a través de los partidos políticos, el principio básico de la organización democrática consiste en la elección libre de los representantes políticos, la participación ciudadana hace posible extender ese principio más allá de los votos. Convertirla en algo más que una sucesión de elecciones y, de paso, enlazar los procesos electorales con las decisiones políticas cotidianas. Sin participación sencillamente la democracia no existiría.
REPRESENTACIÓN POLÍTICA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA.
(Adrian y Nancy) 5 - 9
Aristóteles: pensaba que se trataba de una mala desviación del régimen republicano.
Kant: La democracia es necesariamente un despotismo.
La palabra clave no fue democracia, sino republica. No era lo mismo entregar el poder al pueblo, para que éste lo ejerciera a través de deliberaciones multitudinarias controladas por unos cuantos, que convertir al gobierno en una república: en asunto de todos.
Tanto los antiguos como la gran mayoría de los pensadores modernos creían que la participación de los ciudadanos tenía que someterse a ciertas reglas de comportamiento para evitar que las asambleas calificaríamos hoy como asambleísmo.
La diferencia fundamental está en los procesos electorales. No todos gozaban de la condición de ciudadanos. Era necesario haber nacido dentro de un estrato específico de la sociedad, o haber acumulado riquezas individuales, para tener acceso a la verdadera participación ciudadana.
La democracia, entendida ahora como la participación efectiva de todos los habitantes de la ciudad resultara para aquellos filósofos una forma perversa de gobernar.
Era un obstáculo ideológico, porque en la gran mayoría de los países del mundo la democracia sigue siendo todavía una aspiración.
La relación actual entre representación política y participación ciudadana es relativamente reciente, y que todavía hay cabos sueltos que tienden a confundir ambos procesos en la solución cotidiana de los conflictos políticos.
Se representaban los grupos organizados a través de su oficio, de sus actividades profesionales, frente al poder estatuido.
La sociedad no formaba parte de las decisiones, sino que acaso intentaba influir en ellas a través de sus muy variados representantes. Porque la soberanía del gobernarte no provenía del pueblo, sino de la herencia. No era la voluntad popular la que había llevado a la formación del gobierno sino los ancestros del poderoso y, en última instancia la voluntad de Dios.
Nuestros representantes son nuestros gobernantes, y sólo pueden ser nuestros gobernantes i efectivamente nos representa. Arrebatarle el manto político, la soberanía, a un pequeño grupo de gobernantes para trasladarlo al conjunto del pueblo.
Mandatario Imperativo, deshacer la confusión entre la representación política de todo el pueblo, y la participación específica de determinados grupos de interés ante el gobierno. El mandato imperativo supone que los diputados de un parlamento fueron electos por un determinado grupo de ciudadanos y que, en consecuencia, ese diputado solamente es responsable ante ellos; es su representante, y no el representante de toda una nación. Esa idea clave se vendría abajo, pues el gobierno y los parlamentos se convertirían en una especie de patrimonio exclusivo de quienes pudieran hacer triunfar a sus diputados.
Soberanía popular: los votos de los ciudadanos para elegir representantes comunes, es decir, la competencia abierta y libre entre candidatos distintos, obligados a representar al conjunto de los ciudadanos que conviven en una nación.
Como todos tienen derecho a ser representados, pero no todos quieren que los represente la misma persona, deciden entonces ir a elecciones. Pero quien las gana debe saber que no sólo representa a sus electores sino a todos los ciudadanos.
Los partidos fueron instrumentos idóneos para reunir y encauzar a los múltiples grupos de interés que se dispersaban por las naciones y que complicaban la lógica simple de la democracia, pero al mismo tiempo se fueron convirtiendo en los protagonistas principales de esa forma de gobierno.
Norberto Bobbio, ha escrito que la verdadera democracia de nuestros días ha dejado de cumplir algunas de las promesas que se formularon en el pasado y ha culpado a los partidos políticos de haberse convertido en una de las causa principales de esa desviación.
Los partidos políticos son finalmente diseñadas con el propósito explicito de obtener el poder. Y para cumplir ese propósito, en consecuencia esas organizaciones están dispuestas a sacrificar los ideales más caros de la participación democrática.
El primer puente que une a la representación política con la participación de los ciudadanos en los asuntos comunes es el voto. Sin elecciones, simplemente no habría democracia.
Para saber que un régimen es democrático, pues hace falta encontrar en él algo más que elecciones libres y partidos políticos. La democracia no se agota en los procesos electorales, ni los partidos políticos poseen el monopolio de la actividad democrática.
Dos términos que en las democracias modernas han dejado de significar lo mismo, pero que se necesitan recíprocamente: participación que se vuelven representación gracias al voto, y representación que se sujeta a la voluntad popular gracias a la participación cotidiana de los ciudadanos.
LOS CAUCES DE LA PARTICIPACION CIUDADANA.
(Juanjo y Diego) 10 - 13
En las sociedades democráticas, pues, la participación ciudadana es la pareja indispensable de la representación política. La participación es indispensable para integrar la representación de las sociedades democráticas a través de los votos, pero una vez constituidos los órganos de gobierno, la participación se convierte en el medio privilegiado de la llamada sociedad civil para hacerse presente en la toma de decisiones políticas.
Si la condición básica de la vida democrática es que el poder dimane del pueblo, la única forma cierta de asegurar que esa condición se cumpla reside en el derecho al sufragio.
Ser ciudadano, significa en general poseer una serie de derechos y también una serie de obligaciones sociales.
No es lo mismo participar para hacerse presente en la integración de los órganos de gobierno que hacerlo para influir en las decisiones tomadas por éstos, para tratar de orientar el sentido de sus acciones.
La participación ciudadana supone, en cambio, la combinación entre un ambiente político democrático y una voluntad individual de participar.
El difícil equilibrio entre el régimen político en el que se desenvuelve la participación de los ciudadanos y las innumerables razones que empujan a las personas a tomar parte de una acción colectiva ofrecen razones suficientes, sin embargo para reconocer la complejidad del entramado que esos dos elementos suelen producir.
Milbrath
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