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Pena De Muerte


Enviado por   •  19 de Mayo de 2014  •  7.245 Palabras (29 Páginas)  •  199 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte a un condenado por parte del Estado, como castigo por un delito establecido en la legislación; los delitos por los cuales se aplica esta sanción suelen denominarse “delitos capitales”

Se ha usado por diferentes países en algún momento de su historia para castigar a los disidentes políticos o a los criminales que cometen delitos graves que van evidentemente en contra de la nación y su sociedad establecida.

Aunque en la mayoría de los países del mundo ya está abolida, en algunos todavía existe como medida preventiva para los delitos determinados que merecen esa pen asegún las leyes de esos países o estados en lo particular.

En estos delitos intervienen los delitos militares como el espionaje, traición, infiltración de información, asesinato, etc. Que son crímenes contra la nación y entonces también los militares toman acciones de dichas penas incluso publicas determinados escenarios donde pueden asistir las personas a presenciar dicha ejecución.

Veremos a continuación, la historia de esta práctica, sus causas, efectos y veremos que ha pasado con la aplicación de la misma en cuanto a la reducción de delitos o no.

El Día Mundial Contra la Pena de Muerte es el 10 de octubre.

El uso de la muerte como castigo se remonta a los principios mismos de la historia. Muchos registros históricos, así como prácticas tribales primitivas, indican que la pena de muerte ha sido parte de los sistemas penales desde el principio de la existencia de los mismos.

LAS TRIBUS

La pena de muerte tiene su origen natural en los actos de venganza de las tribus o familias ante las ofensas recibidas por el clan; sólo la posibilidad de duras venganzas, ante la ausencia de un aparato estatal capaz de prevenir o castigar y la inexistencia de cárceles, servía para prevenir las ofensas. Las ofensas entre miembros del mismo grupo más raramente eran castigadas con la pena capital, que debilitaba al grupo. Ante una ofensa recibida de otro grupo, el grupo que se entendía ofendido emprendía una venganza de sangre, matando a algún miembro cualquiera de la tribu autora de la ofensa, a la que se entendía colectivamente responsable. Este sistema producía espirales de violencia, duplicaba el daño social del delito, y era manifiestamente injusto.

Con la progresiva creación de estructuras de poder (tribus, reinos) y la creación de sociedades más complejas (con diversas clases sociales, desde la realeza a los esclavos) el sistema debió sofisticarse algo, y se fue limitando el derecho a la venganza, ya fuera imponiendo la Ley del talión (que, aunque primitiva, limitaba la gravedad de la venganza a la cuantía de la ofensa recibida) ya con la fijación obligatoria por la Autoridad (frecuentemente religiosa) de indemnizaciones (compensaciones materiales en ganado, dinero o esclavos, intercambio de novias o novios), castigos corporales, la sumisión a esclavitud o el exilio como penas alternativas a la capital y más conformes con la gravedad de la ofensa. La persona ofrecida para sufrir la pena no era aun necesariamente el perpetrador original del crimen, ya que el sistema se basaba en las tribus, no en los individuos. Las disputas de sangre podían ser resueltas también durante reuniones periódicas, como el holmgang en los Things vikingos. A pesar de su origen primitivo, los sistemas basados en disputas de sangre han sobrevivido de forma paralela a otros sistemas legales más modernos en varios países con sociedades aun fuertemente tribales. Un vestigio de las disputas de sangre es el duelo.

SUMERIOS

El Código sumerio Ur-Nammu (aprox. 2100 a.m.), previó la pena de muerte para el homicidio y el adulterio; el de Hammurabi (aprox. 1700 a.C.) lo amplió para otros delitos, y generalizó la Ley del talión para las penas corporales, limitando el castigo a los culpables, y excluyendo a sus familias.

ISRAEL

En la Torá (Ley judía), y el Pentateuco (el conjunto de los cinco primeros libros del Antiguo Testamento cristiano) se preveían 35 delitos capitales, en la mitad de ellos se prescribe cierta forma de ejecución:

1. Adulterio con casada (estrangulación u hoguera, si a casada era hija de sacerdote); tener relaciones sexuales con una doncella prometida, lapidación.

2. Zoofilia u homosexualidad masculina, castigadas con lapidación.

3. Incesto: con la madre, con la esposa del padre o con la nuera, lapidación; con la hija, con la hija de la hija, con la hija del hijo, con la hija de la esposa, con la hija de la hija de la esposa, con la hija del hijo de la esposa, con la suegra, con la madre de la suegra, con la madre del suegro, hoguera.

4. Profanación de los sábados, se sufría de lapidación (Torah (Num 15:31-35) y la Misná.

5. Blasfemia, castigada con lapidación, Levítico 24:10-16 y Misná.

6. Idolatría, por sacrificio del hijo a Moloc, idolatría en general, invitar a los demás o a la comunidad a la idolatría (lapidación); por conversión de comunidad a la idolatría (decapitación); por falsa profecía o profetizar en nombre de otros dioses, la pena era de estrangulación..

7. Para magos, pitonisos, necromantes o brujos, lapidación.

8. Maldecir y desobedecer a los padres, lapidación; herir a los padres, estrangulación.

9. Secuestro para vender al secuestrado, estrangulación.

10. Asesinato, decapitación.

Algunos creen que, pese a ello, las ejecuciones en realidad no eran frecuentes.6. Las modalidades de la pena capital según la Ley Mosaica eran muerte por la espada (Éxodo 21), estrangulamiento, fuego (Lev. 20), y lapidación (Deut. 21). Decisiones talmúdicas exigían al menos dos testigos oculares e independientes del delito. 40 años antes de la destrucción del Templo de Jerusalén» (año 30), el Sanedrín prohibió en la práctica el uso de la pena capital, convirtiéndola en un límite superior hipotético a la severidad del castigo.

ASIA MENOR EN LA ANTIGÜEDAD

En los reinos e imperios de la antigüedad, la tortura, y pena de muerte, y la sumisión a esclavitud, y las ejecuciones públicas eran frecuentes, ante la imposibilidad práctica de las penas de prisión.

El rey persa Darío I entre los siglo VI y V a.C.,

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