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Pobre Y Chorro


Enviado por   •  14 de Agosto de 2014  •  1.324 Palabras (6 Páginas)  •  223 Visitas

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“Pobre y chorro”:

Para este apartado me pareció interesante poner de ejemplo, más que un caso, un debate. Aquél referido a la baja en la edad de imputabilidad en los jóvenes. Un ejemplo claro de cómo delito, exclusión social y violencia institucional se entremezclan y abren paso a un debate sobre el sistema penal que hoy sigue vigente no sólo en nuestro país.

De esta manera, me gustaría retomar a Juan Pegoraro y un fragmento de su texto sobre el orden social y el control social penal: “el orden social como propuesta con capacidad pacificadora de las relaciones sociales siempre estuvo y estará ligado a las relaciones de fuerza existente en una sociedad y a la amenaza o el ejercicio de la violencia para hacer cumplir las leyes que emergen del propio orden social” (2003:1). Es, pues, de esta manera que una sociedad para “encausar” a esas mentes “desviadas” desarrolla todo un sistema penal, con leyes y cárceles para poder mantener el orden social vigente y que pregona el Estado. En este contexto es que me interesa colocar el debate sobre la baja de la imputabilidad, pero además sumando un ingrediente que lo amplifica, la pobreza de aquellos que son parte del sistema penal actual. No debemos dejar de lado que las leyes, el control social y las cárceles con sus reglas es una construcción del hombre. Es el resultado de un enfrentamiento de relaciones de fuerzas, no es un simple resultado de la naturaleza.

Por lo tanto, esas mentes “desviadas”, aquellas personas que cometen delitos, también son construcciones sociales, ya que rompieron con las leyes y los estatutos construidos por la sociedad en un determinado momento de nuestra historia. ¿Por qué entonces surge este debate? ¿Por qué querer que niños de 15 o 16 años vayan a la cárcel?

En principio deberíamos de ver cómo las sociedades en conjunto con los medios de comunicación, naturalizan ciertos términos que pueden tener grandes consecuencias. En estos últimos tiempos no nos cansamos de ver y oír que cuando hay un hecho violento también se hay marginalidad. Se estigmatizan a las personas que cometen delitos y se los señala como “pibes chorros” remarcando siempre la presencia, en el acto delictivo, de un menor de edad. Un menor de edad que “usaba gorra” y “ropa deportiva”, que a la vez “estaba drogado” o “borracho”. No se miden las palabras que se usan, pero no pasa con una sola noticia, la misma noticia es repetida incansablemente durante el día provocando en la sociedad un resultado exitoso. Todos somos jueces y policías en las calles.

Los medios toman un rol importantísimo, ellos crean el discurso con el que más contacto tiene la sociedad, por lo tanto reproducen los discursos de las instituciones. Instituciones que son las creadoras de la violencia. Porque no podemos olvidarnos que el Estado tiene en su poder el monopolio de la violencia, es dueña de ella y la regula a su manera.

Pero el Estado es aquel reflejo que como ciudanía hemos elegido y tomado. Los medios de comunicación no. La urgencia por tener la primicia, la necesidad de lograr la foto y la filmación más noticiosa muchas veces no logra reflejar la realidad. Sino que la recorta y muchas veces la distorsiona. ¿Dónde vemos el contexto de las noticias? ¿Se busca informar o desinformar? Interrogantes que nacen a la hora de ver noticias delictivas y su conexión automática con que los menores deberían ir presos cuanto antes. ¿Es la solución la cárcel para esos chicos? Nunca se analiza, tampoco se problematiza el porqué de ese chico delinquiendo. Qué sociedad lo llevó a empuñar un arma o un cuchillo para robar unos mangos. Las propagandas de más cámaras en los municipios, el acto con la inauguración de una nueva patrulla urbana, ¿no es consecuencia buscada por las instituciones estatales? ¿Los medios son cómplices?

“Tratar la violencia, la falta de seguridad y el incremento de la delincuencia sin contextos sociopolíticos, se hace aparecer a los sectores marginados,

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