ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Problemas en el Sistema Económico de Venezuela

YSABELR2016Documentos de Investigación2 de Septiembre de 2021

6.363 Palabras (26 Páginas)187 Visitas

Página 1 de 26

[pic 1] REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA [pic 2]

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

 “ANTONIO LIRA ALCALA”

MATURÍN – EDO. MONAGAS.

Economía

PROFESOR:                                                                                  BACHILLER:

DANIEL REYES                                                        YSABEL RONDON C.I:22724229

MATURIN, JULIO 2021

Problemas en el Sistema Económico de Venezuela

La crisis económica en Venezuela ocurridas durante las dos primeras décadas del siglo XXI, también denominada depresión económica venezolana,[1]​ o colapso económico venezolano,[2][3]​ se refiere al deterioro económico en los principales indicadores macroeconómicos en Venezuela durante los Gobiernos de Hugo Chávez (1999-2013) y Nicolás Maduro (desde 2013), y cuyas consecuencias se han extendido en el tiempo, no solo en el plano económico sino también en el político y social del país sudamericano.

El comienzo de la crisis económica supuso la explosión de distintos factores que tienen sus orígenes al cambio geopolítico de su gran industria PDVSA, la aplicación de un sistema de control de cambio de la moneda, que trajo como consecuencia una crisis financiera bancaria en 2009 a causa de la corrupción en el mal uso de las divisas, el crecimiento de la deuda externa, la crisis energética, la escasez de alimentos (en abril de 2010 la falta de harina de trigo en las panaderías se hace evidente debido al control de precios decretado desde 2003, debido a la creciente diferencia con el tipo de cambio oficial controlado por Cadivi, así como de otros productos como azúcar, aceite, pasta, leche en polvo, margarina y harina de maíz[4]​ y medicamentos), la crisis bancaria en noviembre del 2009[5]​ y 2016,[6]​ la estatización de empresas privadas y agroindustriales, la inflación, la dependencia al petróleo, la falta de divisas (para individuos y empresas), y finalmente, el aumento de desempleo; lo que se tradujo en el surgimiento de movimientos sociales encaminados a cambiar el modelo económico y productivo, así como para cuestionar el sistema político, exigiendo una renovación democrática.

La disminución del crédito a empresarios​ por parte de los bancos y las cajas de ahorros, algunas políticas de gasto llevadas a cabo por el gobierno central, el elevado déficit público de las administraciones municipales, corrupción política, deterioro de la productividad, competitividad y la alta dependencia de las importaciones son otros de los problemas que también han contribuido al agravamiento de la situación. ​La crisis se ha extendido más allá de la economía para afectar a los ámbitos institucionales, políticos y sociales, dando lugar a la denominada crisis en Venezuela que continúa en la actualidad, y además ha entrado en un proceso de hiperinflación, proyectada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 10.000.000 % para el 2019, convirtiéndola así en una de las peores de América Latina. Para marzo de 2021 se hizo evidente la escasez de transporte pesado por la falta de combustible Diésel.

El panorama económico es aterrador, con el colapso de la actividad económica, una inflación que ronda el 10.000.000%, el racionamiento de multitud de productos y un desempleo que supera el 30% de la población activa. A esto se une la elevada tasa de homicidios en el país y la fuerte represión por parte de Nicolás Maduro.

Venezuela sufre graves problemas políticos, económicos y sociales que, desgraciadamente, se han ido deteriorando a lo largo de los últimos años. A las malas políticas económicas y a la inseguridad jurídica se ha unido un descenso en los precios y en la producción de petróleo. En 2013 bombeaba 3,2 millones de barriles diarios frente a 1,17 millones el pasado diciembre. La consecuencia es que su capacidad productiva se está reduciendo drásticamente. Esta contracción de la oferta, junto al elevado déficit público, está colapsando la economía y generando una hiperinflación que, previsiblemente, seguirá aumentando este año con niveles de cuatro dígitos.

Es curioso que, mientras la economía latinoamericana se está recuperando, Venezuela se hunde cada vez más. América Latina es la única región del mundo que, durante 2019 tendrá mayor crecimiento económico que en 2018. Efectivamente, el PIB de América Latina podría subir un 2% este año, desde el 1,1% del pasado. Algunos de estos países experimentarán incrementos muy positivos, caso de Perú (3,5%), Chile (3,5%), Colombia (3%) y Brasil (2,5%). Otros tendrán un comportamiento más débil, como México (2%), debido en gran medida a la típica desaceleración económica en el primer año de un nuevo gobierno. En el furgón de cola, con crecimientos negativos, están Argentina (1,6%), y claro, Venezuela (6%).

En 2017, la economía de este último país se desplomó (14%). En 2018, con la reducción del precio del petróleo, la caída del PIB fue todavía mayor (18%). Esto significa que, en tres años (2017-2019), su PIB habrá sufrido un derrumbe del 40%. ¿Cómo es posible este fuerte deterioro si su situación geográfica es excelente, y su clima templado debería favorecer el desarrollo económico? Hay que acudir al pasado más inmediato de Venezuela para entender la zambullida en la miseria de uno de los países con mayores recursos naturales del mundo. Una crisis económica, social y política que no cuenta con precedentes en la historia reciente de América.

El desastre económico tiene su origen en 1999, cuando Hugo Chávez, después de un golpe de Estado fracasado, llegó al poder de forma democrática, con firmes convicciones y promesas de transformar un país en el que la corrupción de las altas esferas se presumía insostenible para los estándares de la época. Las desigualdades entre las élites y la gran mayoría de la población eran muy importantes. Unos pocos oligarcas aglutinaban el poder y una inmensa riqueza, mientras que los demás rozaban la exclusión social y la pobreza. El gran descontento producido por estos contrastes y la esperanza de cambio radical alentaron la llegada a la Presidencia de Chávez.

Las medidas que éste propuso se centraron, sobre todo, en la reducción de las desigualdades sociales. Para ello, promulgó una serie de programas de gasto público de gran alcance, destinados en su mayoría a la alfabetización, la atención médica a las comunidades pobres, y el subsidio de alimentos y otros productos de primera necesidad para ciudadanos con escasos recursos. Esta enorme presión sobre las arcas del Estado se justificaba y se sustentaba, al principio, por los crecientes ingresos provenientes de las explotaciones petrolíferas (a comienzos de la primera década del siglo XXI, la economía del país dependía en un 70% de este sector). Durante esos años, y hasta la llegada de la crisis financiera mundial, las políticas sociales se pudieron sufragar, con éxito y respaldo social, mediante recursos propios y la emisión de deuda externa (que era obtenida fácilmente por las previsiones favorables de incremento del precio del barril). Pero, lo que al principio se vio como un triunfo, pronto se empezó a percibir como un aumento, cada vez mayor y peligroso, de dependencia económica del petróleo.

Desgraciadamente, con la recesión económica de 2007 y la caída drástica de los precios del crudo, la situación de bonanza se convirtió en una crisis de liquidez: los gastos del Estado eran cada vez mayores que los ingresos. Los precios del petróleo pasaron en pocos años de récords históricos, cercanos a los 150 dólares por barril, a los mínimos de 45 dólares (ayer cotizaba a 61). La mala planificación de los recursos y la mala gestión del Gobierno se evidenciaba en las nulas previsiones dotadas en los presupuestos para estas posibles caídas. Lo que en ese momento debería haber constituido una señal de alerta para reducir los gastos resultó una reafirmación de las políticas populistas, que se limitaron a esperar una nueva subida de los precios, confiando en que sólo sería cuestión de tiempo y aguante que todo retornase a la normalidad. No ocurrió así y la situación económica del país empeoró de manera imparable; para financiar el incesante aumento del gasto, no respaldado por ingresos, se requirió de préstamos de las pocas naciones amigas (China, Rusia o Irán).

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (41 Kb) pdf (459 Kb) docx (384 Kb)
Leer 25 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com