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Enviado por   •  2 de Julio de 2015  •  Tesis  •  1.417 Palabras (6 Páginas)  •  125 Visitas

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En general, se conocen dos tendencias alrededor de las cuales giran los enfoques en relación con la valoración del medio ambiente y los recursos naturales.

Una corresponde a la denominada, "ética de la tierra", según la cual la naturaleza no humana posee por sí misma un valor intrínseco. Por tanto, el medio ambiente no se puede valorar.

La otra tendencia la conforman quienes sostienen la "ética antropocéntrica" que postula que el medio ambiente y los recursos naturales tienen el valor fijado por el hombre y por ello hasta los ambientes naturales vírgenes sin intervención del hombre pueden valorarse.

La importancia de dar valor económico al medio ambiente es clara, pues la carencia de tal valor es una de las causas que han llevado a la explotación no sustentable de los recursos naturales.

Es prioritaria la asignación de tal valor porque hasta hoy en Colombia es irrelevante su cuantificación en el sistema de cuentas nacionales (SCN), mecanismo adoptado por la ONU y aceptado por los países que la integran, para determinar la evolución económica de estas naciones. El SCN mide únicamente las actividades económicas que implican un intercambio monetario y por tanto, son excluidos del análisis económico los potenciales hidrobiológicos y edáficos, la pérdida de fauna y flora o la ruina de las culturas nativas.

Esto implica que el deterioro del ambiente y los recursos naturales no se refleje como pérdida en la contabilidad nacional. Por el contrario, la expansión agropecuaria a expensas de bosques y selvas, el crecimiento energético mediante la destrucción indiscriminada de vastos ecosistemas, son incorporados positivamente al Producto Interno Bruto (PIB), aunque estas obras pueden tener efectos regresivos en el desarrollo a largo plazo, al restringir la oferta ambiental.

Uno de los métodos para resolver esta subvaloración es la generación de valores económicos concretos, en términos de intercambio monetario, utilizando técnicas microe-conómicas y econométricas, para valorar los diferentes ecosistemas. Se logra así incorporar el uso de los recursos naturales al sistema de cuentas nacionales y además se incluyen criterios ambientales en la evaluación de los proyectos.

La economía ambiental trata de armonizar el desarrollo económico y el uso de los recursos, buscando que los daños causados por la construcción de obras de infraestructura (como por ejemplo, carreteras), sean mitigados, incorporando los costos originados en dichos daños, pues generalmente el empresario únicamente considera los costos privados, pero no incluye los sobrecostos impuestos a la sociedad por sus actividades, en forma de contaminación o deterioro de los ecosistemas.

El objetivo de hacer compatible el desarrollo con la sustentabilidad del medio ambiente demanda soluciones de descontaminación/costo efectivas, es decir, niveles socialmente óptimos.

Las pérdidas que la sociedad recibe en la industria farmacéutica por la disminución de la biodiversidad, el descenso de la producción eléctrica de una represa como consecuencia del aumento de la sedimentación, la reducción del agua de buena calidad para una empresa acuícola, son tres impactos que pueden ser causados por la construcción de una nueva carretera; aunque se pueden valorar monetariamente, puede ser más eficiente para la sociedad que dichos impactos sean manejados a través de otros instrumentos de gestión del medio ambiente, como los impuestos, los planes de manejo y ordenamiento territorial, los controles sobre el uso del suelo, etc.

En este sentido, un Estudio de Impacto Ambiental y la valoración monetaria de impactos ambientales deben entenderse como eslabones de un conjunto de políticas ambientales más amplias, por ello, una solución propuesta al dilema de valorar completamente los efectos ambientales es cuantificar monetariamente los impactos no mitigables y permanentes, porque valorar todos los impactos puede ser muy costoso e innecesario.

Aunque existen problemas metodológicos polémicos y el debate sobre sesgos e ineficiencias de los modelos de valoración está vigente, estas críticas son inherentes a todo tipo de trabajo empírico, pues los precios de mercado que son la base de la valoración de proyectos tienen distorsiones que han llevado a la fijación de los precios 'cuenta' o precios 'sombra'. Sin embargo, estos problemas son atribuibles a la simplificación obligatoria que se debe hacer de la compleja realidad socioeconómica y ambiental, logrando así valoraciones que no son exhaustivas, pero al menos son una aproximación bastante cercana y confiable.

Todo proceso de toma de decisiones requiere el suministro de información suficiente y confiable, pero cuando la evaluación de un proyecto sólo involucra los aspectos financieros, económicos y sociales y omite considerar los aspectos ambientales

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