Pueblos Indigenas En El Siglo XXI

Los Pueblos Indígenas En El Siglo XXI

El siglo XXI ha comenzado para los pueblos indígenas de México en medio de la gran expectativa que generó la lucha por el reconocimiento de sus derechos colectivos, iniciada hace ya varios lustros, pero también en medio de la incertidumbre resultado de las dificultades que se han interpuesto en su camino.

Todos podemos constatar que desde principios de los años 80's, y aún antes, se han realizado de enormes esfuerzos de articulación entre regiones indígenas muy diversas, con el objetivo común de que su voz sea escuchada y sea respetada al momento de resolver las causas que han generado la miseria, aislamiento y abandono en que se encuentran la enorme mayoría de sus comunidades. Su expresión más violenta sin duda alguna ha sido el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el 1 de enero de 1994. Hay que destacar este levantamiento de un ejército conformado por indígenas de cinco regiones del estado de Chiapas, el mismo día y año de entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y su alusión directa en su Declaración de la Selva Lacandona, que llamaba a los poderes de la Unión a deponer a un régimen injusto.

A su vez, en los distintos espacios de coordinación local y nacional que las propias organizaciones y pueblos indígenas de manera pacífica se han dado, reiteradamente se ha destacado con suma preocupación los cambios al Artículo 27 Constitucional en 1992, que elimina el carácter imprescriptible, inembargable e inalienable de la propiedad social de la tierra, así como la aplicación de diversos programas gubernamentales orientados a la aplicación de un modelo económico de integración multinacional, como lo ha sido el propio Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y la evolución del llamado Mega Proyecto del Istmo en el actual Plan Puebla Panamá (PPP) y sus diversas expresiones regionales, en el marco de la negociación para el establecimiento del Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA).

Pero veamos con más detalle el proceso que han vivido no sólo los pueblos indígenas sino la sociedad mexicana en su conjunto producto de un esfuerzo democratizador que se remonta desde los inicios de la segunda mitad del siglo XX y que ha costado muchos esfuerzos, cientos y quizás miles de vidas a lo largo de estas penosas décadas.

Con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia de la República, se inauguró la vía para la alternancia en el poder. Su lema de campaña se centró en la idea del cambio y sus distintas campañas publicitarias en este año y medio de mandato se han enfocado a reafirmar que se trata de una transición hacia la democracia. Sin embargo falta mucho para demostrar que efectivamente el régimen político que vivimos en México haya cambiado verdaderamente, entre otras razones, porque ha quedado intacto el sistema de partidos políticos y particularmente la clase política del país no ha mostrado interés por reconocer verdaderamente a los pueblos indígenas como sujetos de derecho.

Tal es el caso de la disparidad tan grande que existe en los hechos y el discurso de las leyes. En los hechos, al gobierno federal le urge concretar el Plan Puebla Panamá y todas sus derivaciones para poder activar su plan económico basado fundamentalmente en la inversión foránea y en la generación de empleo a través de la instalación de empresas maquiladoras. Y en el discurso de las leyes no está resuelto el debate de cómo incorporar los postulados contenidos en el derecho internacional, particularmente en el Convenio 169 de la OIT, vigente en nuestro país desde hace más de diez años, y que determina las obligaciones que tiene el Estado mexicano en cuanto a la protección de las tierras, territorios y recursos naturales de los pueblos indígenas del país, entre otros puntos.

En su artículo 6, el Convenio

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