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Radiografía Fiscal De Mexico

Dhvg16 de Enero de 2012

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Radiografía fiscal de Méx por David Márquez Ayala Dic2008 OJO.

Reporte Económico

David Márquez Ayala

L Jor.Dic.15/08

http://vectoreconomico.com.mx

Radiografía fiscal de México (1/3)

Cuando hace ya más de un cuarto de siglo los fundamentalistas del libre mercado se hicieron del poder en México, la iglesia no cayó en manos de Lutero, pero el estado sí en manos de sus peores enemigos. El propio gobierno acuñó la frase del estado obeso como slogan justificatorio del desmantelamiento, entrega y privatización de prácticamente toda la estructura económica pública construida en el medio siglo previo. Lo peor de este saqueo nacional fue que el país y la sociedad perdieron mucho y no ganaron prácticamente nada. Hoy el Estado no es obeso, es anoréxico, y una de sus peores anemias es la fiscal.

En su más reciente actualización de Tax Revenue Trends 1965-2007, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) actualiza sus estadísticas fiscales y modifica algunas cifras previas.

Tomando 2006 (último año con cifras completas), los 30 países integrantes de la OCDE recaudaron en promedio el 35.9% de su PIB; México es el país miembro con el peor desempeño recaudatorio con sólo 20.6% de su PIB, muy lejos del promedio y lejísimos de lo que captan los países socialmente más avanzados como Noruega (43.9%), Francia (44.2), o Suecia y Dinamarca (49.1% de su respectivo PIB ) (Gráfico 1).

Pero además, este 20.6% de México es sumamente endeble. Quitando las aportaciones a la seguridad social (3.1% del PIB) (Gráfico 2), México sólo capta 17.5% por la vía fiscal a través de impuestos, derechos, productos y aprovechamientos, lo cual incluye enormes gravámenes al petróleo que están en vías de extinción, pues el país no puede ya seguir siendo exportador de crudo a riesgo de quedarse sin petróleo (y sin opciones energéticas) en ocho o nueve años. De hecho, por el Impuesto sobre la Renta (ISR), el más importante y equitativo, México sólo captó en 2006 según la OCDE el 5.2% de su PIB cuando en promedio los países miembros captan el 13%.

En un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), recién publicado el pasado noviembre con el título Tributación Directa en América Latina: Equidad y Desafíos. Estudio del caso México y cuyo autor es Daniel Álvarez Estrada, se expone que en 2007 los ingresos totales del gobierno federal representaron el 20.3% del PIB, siendo de origen tributario (impuestos) únicamente el 10.3% del PIB (Gráfico 3).

En un comparativo de dos años antes (2005) para América Latina, el estudio anota que por impuestos exclusivamente, los países de la OCDE captaron en ese año el 25.1% de su PIB, América Latina el 14.4% y México sólo el 9.7% (Gráfico 4), la peor captación de la Región salvo Panamá (9.0%); y se destaca que por Impuestos Directos la OCDE captó en promedio 13.4% del PIB (México sólo el 4.8%), de los cuales por ISR a la ganancia empresarial la OCDE captó 3.4% (México 2.4) y por ISR al ingreso de las personas 9.4% (México el 2.2%).

Esta última captación sobre el ingreso de las personas es tan baja e insuficiente que prácticamente no impacta en la inequidad de la distribución del ingreso entre las familias mexicanas, pues si el 10% de éstas (decil X) recibió en 2006 antes de impuestos y gasto público “redistributivo” el 35.9% del ingreso total, después de impuestos y gasto aun conservó el 33.9 (Gráfico 5), lo cual demuestra que el sistema fiscal mexicano no cumple con sus funciones ni en cantidad (captación suficiente) ni en calidad (función redistributiva), siendo un vehículo más que perpetúa la enorme desigualdad social que abruma hasta la vergüenza a nuestra Nación.

UNIDAD TÉCNICA DE ECONOMÍA SA de CV • ciudad de México • Teléfono / Fax: 5135 6765 • unite@i.com.mx

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Reporte Económico

David Márquez Ayala

L Jor.Dic.22/08,

http://vectoreconomico.com.mx

Radiografía fiscal de México (2/3)

Los impuestos que cobran los Estados se subdividen en dos grandes categorías: a) los impuestos directos, que gravan al origen de la capacidad económica de los causantes (el ISR a empresas y personas y los impuestos al patrimonio), y b) los indirectos, que gravan el consumo o gasto que realizan los causantes (el IVA y otros impuestos específicos).

Como hemos visto, los impuestos directos son los más importantes en los países avanzados (OCDE) donde representan el 13.4% del PIB (contra el 11.7% de los indirectos), mientras que los países atrasados privilegian los impuestos indirectos (América Latina recauda el 4.8% de su PIB vía directos y el 9.6% vía indirectos) debido a dos razones principales: a) es más fácil cobrar éstos, y b) no se quiere, en general, cobrar lo justo a las empresas y a las elites que acumulan el ingreso y la riqueza. México en particular cobra mal ambos: 4.8% del PIB por directos y 4.9% por indirectos (CEPAL, año 2005).

De todos los impuestos inventados el más importante, justo y redistributivo es el Impuesto sobre la Renta (ISR) en sus dos vertientes: el ISR empresarial (que grava con una tasa fija las utilidades de las empresas), y el ISR a las personas que (grava en forma proporcional y progresiva el ingreso individual).

Por el ISR (en sus dos formas), los países de alto desarrollo de la OCDE tienen en común una importante captación; tal es el caso de Dinamarca (29.5% de su PIB anual), Noruega (22.0), Canadá (16.2) o el Reino Unido (14.7) por ejemplo. En promedio los países de la OCDE captan por ISR el 13.0% de su PIB; México sólo el 5.2 (Gráfico 6).

El ISR empresarial

En los hechos, el capital corporativo global ha logrado que los gobiernos neoliberales reduzcan y casi uniformicen las tasas del ISR sobre las utilidades, hasta ahora en torno al 28% (Gráfico 7). Tal es el caso de México, aunque no de todos los países latinoamericanos, de los cuales al menos nueve aplican tasas entre el 30 y el 35%, entre ellos Argentina, Colombia, Costa Rica, Uruguay y Venezuela.

En México la tasa del ISR aplicada a las utilidades era en 1986 del 42% y bajó de ahí a 34.7% en 1993, fue elevada en 1999 a 40% y reducida nuevamente en 2002 a 35% y de ahí un punto menos cada año hasta el 28% actual (Gráfico 8).

Si a esta disminución de tasas le agregamos una evasión estimada de 26% (ITAM), 33% (CIDE) o 46 % (CEPAL), más una elusión (evasión “legal”) aún mayor (vía, por ejemplo consolidación o facturación de paraísos fiscales), y el costo de diversas prerrogativas (Gráfico 9), y adicionamos leyes mal hechas, corrupción y complicidad gubernamental, tenemos el porqué México capta por ISR empresarial escasamente la mitad de lo que debiera.

El ISR al ingreso personal

Si los países de la OCDE captan en promedio el 9.4% de su PIB por este concepto, México sólo capta el 2.2%, y sin embargo más que el promedio latinoamericano (0.9%), cifra que refuerza el porqué somos la región con mayor desigualdad social del mundo.

Las tasas aplicadas a los altos ingresos son desde luego determinantes del nivel de captación por este rubro, máxime en países como México con una enorme concentración del ingreso. En este caso, el país aplica también (al igual que en el ISR empresarial) una tasa máxima de 28%, muy inferior a la tasa promedio de 36.47% de la OCDE e incluso a la de muchos países latinoamericanos como Panamá (33%), Venezuela (34), Argentina y Colombia (35) o Chile (40) (Gráfico 10).

En forma similar al ISR empresarial, la tasa máxima aplicada en México a los altos ingresos ha sido fuertemente reducida por los gobiernos neoliberales: en 1986 era de 60.5%, bajó a 35 en 1990, tuvo una efímera recuperación a 40% en 1999-2001 para de ahí bajar otra vez a 35% y paulatinamente al 28% actual (Gráfico 11). (Es de dudarse la tasa de 60.5%, No la recuerdo y hubiera sido escandalosa: AMV)

La incidencia impositiva del ISR en los asalariados es patente y la carga entre ellos es elocuente: del total de trabajadores asalariados del país, el 54% ganan de 0 a 4 salarios mínimos (1 salario mínimo anual era en 2006 equivalente a 1,650 dólares), sólo representan el 14% del ingreso bruto laboral, y en términos de recaudación por ISR no aportan sino “reciben” -8% de la recaudación vía subsidios y créditos al salario. Por consiguiente, es el 46% restante de los asalariados el que paga el ISR (Gráfico 12). En el otro extremo, el 6% de los trabajadores recibe 20 o más salarios mínimos al año, percibe el 36% del ingreso bruto laboral y aporta el 66% de la recaudación de ISR por salarios.

No obstante su desigualdad, los ingresos salariales no reflejan sino parcialmente la inequidad distributiva pues los abrumadores ingresos de una pequeña minoría no se dan vía salarios sino vía ganancias de capital, y éstas se subvalúan cuando se engloban en el concepto de ingreso personal cuya tasa tope es el 28% mencionado para ingresos de 393 mil pesos anuales en adelante (Gráfico 13); esto es, que paga proporcionalmente lo mismo quien gana 32 mil 700 pesos mensuales que quien percibe un millón, 100, 1,000 o 5,000 millones de pesos al mes, casos extremos aunque no tan aislados para los cuales debería seguir elevándose la progresividad de la tasa marginal hasta, digamos, el 60.5% vigente en 1986. Los resultados serían sorprendentes en materia de captación y los ricos sólo serían un poco menos ricos, con la ventaja de que pasarían de ser odiados a ser benefactores de la sociedad.

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