SUBVERSION ECUADOR
andres50andres30 de Mayo de 2014
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AVC
Alfaro Vive, Carajo!
Democracia ecuatoriana en Armas
1ª edición regional:
Se recomienda la reproducción total o parcial de este texto con el objeto de difundir y facilitar el acceso a material escrito o digital que de cuenta de experiencias y valores, planes y proyectos, acciones y movimientos, clases sociales y generaciones, ideas y culturas, momentos y circunstancias de la historia de la lucha de los pueblos por construir y componer un mundo mas justo.
Compilación, compaginación y selección de material por Nicolás Pacheco.
Se agradece la colaboración del CEDEMA, la CCE de Ecuador y la producción hecha por Juan fernando Terán
2006 (Copyleft) Ediciones Estrategia – investigación militante Rosario, Provincia de Santa Fe
Impreso en Argentina - Printed in Argentina
Apuntes para la historia de AVC
El siguiente texto forma parte de un extracto de la labor de rehistorización y análisis sobre la organización Alfaro Vive, Carajo! realizada por Juan Fernando Terán, AVC revelaciones y reflexionas sobre una ¡guerrilla inconclusa?; Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1994.
Eximiéndonos registrar todas y cada una de las acciones político militares efectuadas por considerarlo innecesarios, seguidamente se presentan algunos datos referentes a la trayectoria orgánica, política y militar de AVC. En tanto fue posible organizarnos la información por períodos cuya delimitación se efectuó considerando sucesos que, además de haber incidido sustancialmente en la situación orgánica interna de AVC, concuerdan con momentos diferentes de la práctica y/o pensamiento alfaristas. Dicha información es susceptible de ser imprecisa en materia de fechas, lugares, participaciones en los sucesos y circunstancias que rodearon a los hechos, cual consecuencia de factores como los siguientes.
En primer término, y puesto que el grueso de los datos fue obtenido desde la cárcel, no pudimos acceder a la opinión de algunos de los actores directos de los sucesos, así como, a escritos factibles de ser conseguidos por aquel entonces. Tal limitación, posteriormente, no pudo ser eliminada sea por la muerte de los individuos, sea por la pérdida irrecuperable de documentos, sea por nuestro distanciamiento de AVC.
En segundo término, la transmisión oral de buena parte de la historia de AVC favoreció el surgimiento de distintas interpretaciones sobre un mismo acontecimiento por parte de los militares alfaristas. Cosa nada extraña si se tiene presente, por un lado, la existencia de niveles de conocimiento diferenciales entre los militantes, -quienes por principio de funcionamiento manejaban la información estrictamente necesaria para el desarrollo de su trabajo específico-, que influyó en la apreciación global de los individuos sobre determinados sucesos y, por otro, la eventual distorsión o parcialización en las apreciaciones vertidas, sobre sucesos conflictivos de la vida orgánica interna, motivada por la existencia de relaciones diferenciales de solidaridad y confianza entre los alfaristas.
En tercer término, en virtud de la precariedad y escasez de las sistematizaciones escritas sobre la trayectoria histórica de AVC favorecida por la actividad clandestina y ajetreada de la militancia alfarista, así como, por la pérdida irrecuperable de diarios de combate y escritos personales de los Comandantes Históricos; circunstancia ésta que ciertamente se aminora con el libro “Insurgencia, Democracia y Dictadura” publicado en la segunda mitad de 1991. Puesto que ciertas porciones de la información ofrecida en tal texto no concuerdan con la aquí presentada, -paradójicamente, aquellas obtenidas en entrevistas a los mismos sujetos-, optamos por mantener nuestros datos en los casos de divergencia, pensando así guardar mayor correspondencia con la información, procedente de documentos internos de AVC.
La exposición se extiende hasta 1991 cuando AVC entregó las armas; extensión esta necesaria en función de poder demostrar una de las hipótesis de nuestro trabajo, como es aquello concerniente a la presencia de rasgos de continuidad ideológica y política con posterioridad a agosto de 1988. Resta señalar que alertaremos debidamente al lector cuando nuestra narración aborde temas susceptibles de controversia en lo tocante a la precisión de la información, así como cuando recurra a nuestro testimonio para su estructuración.
Antecedentes inmediatos a la constitución de Alfaro Vive, Carajo!
La organización político-militar conocida con el nombre de AVC durante el periodo 1983-1988, surgió del acercamiento de grupos e individuos que, con autonomía entre si y por lo menos desde principios de los ochenta, venían trabajando con la intención de iniciar la lucha armada en Ecuador. Inicialmente, aquellos constituyeron un Frente Revolucionario que reivindicaba la figura del General Eloy Alfaro, liberal radical líder de diversas revueltas armadas contra los regímenes conservadores de la segunda mitad del siglo XIX y, desde 1895 hasta 1912, Presidente de la República.
Entre los componentes iniciales del susodicho Frente, cuyas trayectorias políticas previas resumimos a continuación, se encontraban los siguientes. En primer término, ex-militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que, con posterioridad a la 5ta. Conferencia Nacional de ésta organización (1978) y tras cuestionar el incumplimiento de los objetivos bajo los cuales se había constituido el movimiento en la década de los sesenta, decidieron “pasar” a la lucha armada. Estos se aglutinaron en dos grupos: el primero, al que denominaremos fracción MIR-E, estaba compuesto predominantemente por individuos con experiencia político-organizativa en sectores estudiantiles urbanos, entre los cuales se hallaban Ricardo Merino ex-presidente del consejo estudiantil del Colegio Mejía, Fausto Basantes, ex-vicepresidente del consejo estudiantil del Colegio Mejía, ex-presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE) y ex-presidente de la Asociación Escuela de la Facultad de Administración de la Universidad Central del Ecuador (UCE); Lourdes Rodríguez, ex-presidente de la Asociación Escuela de la Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE); y Fabián Ramírez. Y, el segundo, al que denominaremos fracción MIR-M, comprendía a ex-miristas con antecedentes políticos ligados a organizaciones de masas no estudiantiles ubicadas en la provincia litoral de Manabí, cuna de las guerrillas liberales decimonónicas.
Aproximadamente en el año 80, la fracción MIR-E, tomo contacto con una organización clandestina comandada por el Eber Gía quien, en la década del 70, fuera conocido por su participación e el secuestro del Industrial Antonio Briz. Dado que la estrategia de lucha de “los Gías”, -consistente en el crecimiento silencioso de la organización y en una acumulación de fuerzas a largo plazo-, no fue compartida por la fracción MIR-E, al cabo de unos meses, éstos se separan de aquellos. No obstante su brevedad, éste contacto le permitió a la fracción MIR-E, además del establecimiento de vínculos directos con el Movimiento 19 de Abril (M19), acceder a cierta instrucción militar necesaria para la ejecución de operativos de financiamiento económico. Para 1982, cuando contaban con niveles organizativos relativamente consolidados, la fracción MIR-E realizó una escuela militar bajo la dirección de un revolucionario colombiano en la provincia de Esmeraldas, así como, la sustracción de un mimeógrafo de la PUCE que motivó la persecución policial de Fausto Basantes y Lourdes Rodríguez. Durante la Huelga Nacional de octubre de aquel año, además de repartir hojas volantes donde se reivindicaba la figura rebelde de Eloy Alfaro, 1a fracción MIR-E efectuó un atentado contra el Banco Central del Ecuador: Fausto Basantes rafagueó con fusil las ventanas del edificio principal.
En segundo término, a la conformación del Frente, concurrió un grupo cuyos orígenes se remontan a 1980 cuando estudiantes de la UCE constituyeron un núcleo para analizar la realidad nacional y, sobre esas bases, planificar un proyecto revolucionario. El grupo de “afinidad ideológica” (GAI), -denominación asignada por nosotros al susodicho núcleo en razón de que carecían de un nombre-, estuvo compuesto por Alejandro Andino, Miriam Loaiza, Ketty Erazo, Arturo Jarrín y Hammet Vásconez quienes, a excepción del último, habían sido militantes del Movimiento Revolucionario de Izquierda Cristiana (MRIC). A finales de 1980, el GAI elaboró un documento intitulado “Mientras haya que hacer nada hemos hecho”, -nombre que se retomó para designar a un texto alfarista fechado a 1985-, en el cual “se rescataba la lucha de Eloy Alfaro como la máxima expresión y conquista revolucionaria de nuestra historia, se proponía la necesidad de una revolución antioligárquica y anti-imperialista que origine una sociedad democrática y se proponía trabajar con todos los sectores populares”.
Para dar marcha a su proyecto revolucionario, a inicios de 1981, los integrantes del GAI decidieron financiarse el trabajo político, vendiendo sus posesiones individuales, repartirse diversas tareas al mediano y largo plazo, enviar a Ketty y Hammet a capacitarse revolucionariamente en El Salvador y, adquirir una finca en Esmeraldas. En el
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