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Ser docente hoy en Venezuela

fannymonsalveEnsayo2 de Abril de 2020

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“Ser Docente Hoy en Venezuela”

(Discurso al Recibir La Condecoración Orden Don Ramón Buenahora.)

Lcda. Fanny Mariela Monsalve Molina

        Escuche a un motivador decir que paralelo a las cosas malas, suceden también las buenas y, que no las debemos dejar pasar, sin ser indiferentes ante todo lo demás.

        Por eso, al ser llamados a recibir éste reconocimiento, pienso y siento que no lo podíamos dejar pasar, sin ser indiferentes a la grave situación que atraviesa  nuestro país; tenemos derecho hoy a sentir un momento de felicidad por ésta bendición que Dios nos dio.

        Aparte quería preguntarles: ¿Cuántos de ustedes aquí presentes, creen de corazón que valga la pena ser Docente hoy en Venezuela?

        Con la anterior reflexión y ésta interrogante quiero darles los buenos días a todos. Ciudadana Gobernadora de nuestro Estado Dra. Laidy Gómez, Dr. Jorge Pernía-Secretario General de Gobierno, Dr. Enrique Noguera-Director de Educación, Prof. Julio Jaimes-Jefe de la División de Docencia, Querida Familia, Apreciados Compañeros y Colegas, Distinguidos Docentes Condecorados y  acompañantes, público en general. Los saludo respetuosamente y que Dios Bendiga ésta ceremonia.

        Representa un verdadero honor para mí, tomar la palabra en nombre de todos mis colegas en este día tan especial, con motivo de recibir la Condecoración Orden Don Ramón Buenahora. Ser considerados para un reconocimiento tan distinguido es un gran privilegio; condecoración instituida por La Gobernación del Estado Táchira destinada a reconocer y premiar a quienes por su dedicación se han destacado en el área educativa prestando sus servicios a nivel regional. La educación es la mejor herencia de nuestros padres; por ello en primer lugar damos gracias a Dios, a nuestros padres y a nuestras familias por recibir esta condecoración, también agradecemos a nuestra gobernadora Dra. Laidy Gómez y su equipo de trabajo por darle continuidad a la entrega de éste premio para nosotros los maestros pertenecientes al Estado; igualmente agradecemos a nuestro Director de Educación Prof. Enrique Noguera, a nuestro Jefe de Docencia - Prof. Julio Jaimes, a nuestro Jefe de Apoyo Educativo Prof. Luis Medina, a los Gremios Sindicales y al Consejo de la Orden por calificarnos para ello a los 22 maestros que hoy seremos condecorados; pues es una gran satisfacción pertenecer a los profesionales que ejercemos nuestra función docente para la Gobernación y más directamente para la Dirección de Educación de nuestro Estado Táchira. Por último y no menos importante agradecemos al Prof. Yeison Lamus, a Víctor Escalante y su equipo de Protocolo por organizar en este salón todos los detalles en la planificación de ésta importante ceremonia.

        Hoy deseo en nombre de todos dejar este mensaje, el cual lleva por título: “Ser Docente Hoy en Venezuela”, en el que intento delinear con palabras el gran valor que tiene nuestra noble profesión.

        Hay quienes dicen que hoy en día no “vale la pena” ser docente, además “los docentes ya casi ni se necesitan”, - dicen algunos- pues con un computador que tenga internet lo “tenemos todo – todo el conocimiento –“,  así que, ya no falta maestros que enseñen y entonces, pareciera tristemente que cierto desmerecimiento en la sociedad y en los gobiernos se apoderara de nuestra profesión y de nosotros los maestros; cito aquí las palabras de un buen amigo – maestro por excelencia – Antonio Pérez Esclarín, cuando dice: “La sociedad exige mucho al docente y le da muy poco, todo el mundo quiere el mejor maestro para sus hijos; pero muy pocos quieren que sus hijos sean maestros”; se evidencia entonces la incoherencia y la contradicción al valorar en la vida diaria la importancia de los maestros; al maestro no se le reconoce la dimensión profesional de su trabajo, y, al mismo tiempo hay quienes conciben la docencia como un trabajo humano que requiere de pasión y creatividad. Y eso que, aun cuando los primeros y principales formadores son los padres; nosotros los docentes, somos formadores de todos los demás profesionales; formadores de abogados, médicos, ingenieros, presidentes, gobernadores, y de aquellos que también ejercen oficios como albañiles, carpinteros, mantenimiento, pintores, ¿qué persona no ha tenido un maestro a su lado en algún momento ayudándole? en fin somos formadores de la sociedad. Pero con esta contradicción al valorarnos, no nos desanimemos colegas.

        Y sin ser menos cierto que avances como las computadoras y el internet son de gran ayuda; nada más incierto que decir que “el docente no hace falta”; entonces, llegamos a las preguntas: ¿por qué ser docente hoy, y más aún por qué ser docente hoy en Venezuela?, ¿vale la pena ser docente en nuestro país? No podemos apartar la escolaridad de la vida diaria; al igual que tantos venezolanos los educadores transitamos entre un sin número de dificultades; pero resistimos, salimos al encuentro, buscamos la solución y nos reinventamos. Poco a poco en las últimas dos décadas y más aceleradamente en los años recientes la hiperinflación y las nefastas políticas económicas nacionales han causado un grave daño a la profesión docente, al punto de deteriorar nuestros salarios volviéndolos minúsculos, y así, la economía vulnera en cierta magnitud el ánimo y la actitud positiva que queremos sentir al ejercer nuestra labor; por eso hoy se mantienen en pie de lucha los maestros estadales, para educar al gobierno nacional y enseñarlo a valorar la profesión docente.

        Sin embargo, seguimos comprometidos, indeclinables, resistentes, democráticos, apasionados por la enseñanza, pacientes, dedicados, sintiéndonos “docentes”; porque para “ser docente” no solo hace falta serlo, también hay que sentirlo – hay que “sentirse docente”, “sentirse maestro” con la mente, el cuerpo y el corazón. Y éstos méritos los podemos tomar del maestro que llevó por dentro el tachirense “Superintendente de Instrucción” Don Ramón Buenahora; epónimo de éste premio, al revisar la biografía de él escrita por diferentes autores describen a un ciudadano ilustre y abnegado por la enseñanza, quien amaba la niñez y cuya vida entera dedicó a lograr su aspiración de que todos los niños, sin excepción, asistieran a la escuela; en él vemos la docencia como apostolado, trabajo y profesión y humanizamos la educación con valores como la paciencia, prudencia, respeto, amor, gratitud, humildad, responsabilidad, compromiso, sensibilidad; valores que le pido a Dios sigan lloviendo sobre nosotros y sobre todos los maestros de nuestro país.

        Estudiamos Educación y cuando la vida nos encuentra con la docencia poco a poco comenzamos a descubrir un mundo alucinante, maravilloso, gratificante, interactivo, con humor, gracioso, atrayente, vocacional, moral, ético, de aprendizaje continuo, de crecimiento personal y académico, un mundo tan edificante que nos guía y ayuda hasta a formar nuestros hijos - a quienes los tenemos -. Recuerdo - entre muchas que existen claro -, siempre un anécdota con mis hijos, era yo Docente de Recursos Para el Aprendizaje y Promotora de Lectura en el Preescolar La Bota cuando apenas ellos tendrían 5 y 3 años: una vez en época de semana santa, los profesores estamos conversando con los niños en las aulas sobre lo sucedido a Jesucristo en aquella época y al salir de clase yendo en el carro Jeshua nuestro hijo pregunta: - mamá, papá: ¿Jesús se crucificó en la cruz para salvarnos de los pecados? Y antes de nosotros explicarle, le respondió nuestra hija Nicole con toda su sabiduría infantil y a quien también le habían hablado en su aula sobre el tema – le dijo a su hermano, lo que ella entendió tal vez a su maestra: si claro Jeshua, para salvarnos de los pescados, de los tiburones, de las ballenas, ves; por eso Jesús se crucificó en la cruz…mi esposo y yo solo nos miramos y no podíamos luego parar de reír ante tal contestación y con la seguridad que ella le dio respuesta a la duda de su hermano de lo que le había explicado la maestra en el preescolar sobre la crucifixión de Jesucristo, claro seguidamente nosotros les explicamos a los dos sobre el tema de nuevo e hicimos las aclaratorias respectivas. U otra anécdota una vez con una niña de la escuela que había faltado varios días y cuando regresó, al conversar con ella sobre sus faltas nos dijo “es que mi mamá andaba bachaqueando y yo la estaba acompañando profe, por eso no había podido venir a la escuela; así vemos los términos y la vida que, en este caso veo con tristeza, se hace ya común entre los niños de nuestro país; también recuerdo una vez una niña hace poco cuando daba segundo grado, sonó el timbre de receso, al salir todos los niños del salón de clase, observé que ella no terminaba de hacerlo y tímidamente comenzó a sacar una bolsita de chupetas de su bolso, me miró, se me acercó y me dijo en voz baja como en secreto: profe voy a sacar estas chupetas porque mi mamá me las dio para venderlas a mis amigos a la hora de recreo y así la ayudo a ella para comprar comida en mi casa; Dios me quedé sin palabras – en eso llegaron unos niños al salón de clase y la llamaban diciéndole chupetera, chupetera venga para comprarle unas chupetas; yo por supuesto no pude oponerme a ello y observé como la niña pasó sonriente su recreo vendiendo sus chupetas en una esquina del patio; otra anécdota: siendo Directora encargada organizamos para una navidad que los niños un día lanzarán globos al cielo con un papelito en el que escribirían un deseo, estando en el acto se me acerca un niño y me dice Directora sabe que con este globo, en este papelito no pedí nada, no escribí ningún deseo y yo sorprendida le pregunté ¿no? ¿y entonces qué escribiste? , el niño me respondió: solo escribí saludando a mi papá que está en el cielo, porque lo mataron hace poquito. También siendo este año formadora de profesores como Coordinadora de Formación Permanente, tengo muchos momentos gratos con mis compañeros de la División de Docencia y jefe de la misma Prof. Julio Jaimes y en la Dirección de Educación, en donde he vivido la Educación desde la cúspide a nivel estadal, se observa la educación en sus fortalezas y debilidades realmente de una manera macro; estuve más cerca del sentir del docente, conocí nuevas amistades y me reencontré con otras; asumí y conseguí junto a nuestro equipo nuevos retos con la preparación de la Conferencia de Pérez Esclarín, los Talleres de Formación con una persona muy especial como es la Profesora Guillermina, y el acompañamiento de la Prof. Marlene, Los Programas Educativos como Familias en Acción con mi amigo Ramón Montilva, los Convenios con las Universidades, las reuniones con nuestro Director de Educación-Prof. Enrique Noguera, la Gobernadora, su equipo de trabajo y diferentes organismos, las entrevistas en la radio, las reuniones de trabajo con nuestro querido jefe de Docencia Prof. Julio y el gran equipo de docencia, con el Prof. Héctor y Yudith que hoy se encuentran también recibiendo este premio, en fin todos, y la atención a los supervisores, personal directivo, docente y niños de nuestros 29 municipios. Obtuve grandes aprendizajes de todos y en especial de los profesores, de los cuales hay algunos aquí presentes; recuerdo sus rostros mientras les dictaba los talleres, sus intervenciones, su sabiduría, a veces sus comentarios de tristeza y su desmotivación al ver desvalorizada nuestra profesión y sin embargo también observé su dedicación, la inversión de su tiempo y dinero – pues algunos venían de municipios muy lejanos - su alegría y disfrute en la interacción de los talleres, lo cuales yo también disfruté, hasta algunos siendo ya directores y supervisores cantaron canciones infantiles, las bailaron, seguían mímicas, recitaron poemas, echaron cuentos, hubo en especial un caballero – un director - que realmente ese día nos sorprendió gratamente porque en sus intervenciones se sentía su ser docente, lo llevaba por dentro, lo disfrutaba y sonreía durante el taller y luego de recitar un poema y explicar ciertas técnicas de lectura y bailar y cantar, nos dijo hoy soy ya Director pero siempre me ha gustado ser maestro.

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