Sobrepoblación Carcelaria C.R

Sobrepoblación penitenciaria, resultado inevitable del populismo punitivo en Costa Rica.

Al hablar de sobrepoblación penitenciaria, hablamos de un problema enmarcado actualmente en los centros penales de nuestro país; que implica la afectación social, hacinamiento, problemas de seguridad, vigilancia y violación de los derechos humanos, por lo que su atención debe de ser una de las prioridades a atender.

Tenemos entendido que la función o fin de la pena privativa de libertad es resocializar al reo, reformarlo, rehabilitarlo; ayudarle a esa persona que ha cometido un delito punitivo a que estando en la cárcel se revalorice y aprenda cosas útiles para que una vez egresado del centro penitenciario sea una persona de bien para la sociedad. Pero con el enorme problema de sobrepoblación que se presenta actualmente es casi imposible darle esa atención al recluso, las condiciones para su tratamiento son denigrantes para la población, además de que genera problemas de convivencia entre las personas privadas de libertad que hace difícil el control por parte de las autoridades de los centros, hay un gran deterioro de los servicios de salud y alternativas muy limitadas de ocupación. Con estas situaciones o problemas presentes, es comprensible que el reo no sienta esa motivación o “ganas” para rehabilitarse, además de que es casi imposible el tratamiento en estas circunstancias. Lamentablemente en Costa Rica existe una tendencia muy clara a utilizar la privación de libertad como método de castigo, y esto implica que se recluyen a muchas más personas de lo que la capacidad del sistema permite.

La sobrepoblación del sistema penitenciario sigue en crecimiento, según datos dados por una investigación publicada en el diario La Nación dice que: “La sobrepoblación tiene un nuevo elemento, la medida cautelar de prisión preventiva.

El sistema penitenciario costarricense tiene 13084 presos, con una sobrepoblación total de 3281, es decir un 33,5% mayor a sus capacidades, incluso Eugenio Polanco (Viceministro Penitenciario) indicó que necesitarían seis cárceles como San Sebastián para satisfacer la política criminal impartida por el Ministerio Público”. Además de que en esta investigación se comprueba una durísima realidad, la mayoría de los reos son jóvenes, gente demasiado joven para estar presa. La situación no es nada alentadora, día a día se agrava, particularmente en algunos centros penitenciarios como La Reforma, Cartago, Pérez Zeledón o San José donde los niveles de sobrepoblación rondan el 50%.

Al hacer una observación en los espacios carcelarios se hacen evidentes las malas condiciones en las que los reclusos deben vivir, en los pabellones duermen en espumas en el suelo, aglomerados entre ellos, lo cual no permite el paso entre camarotes, algunos duermen en los pasillos, debajo de los camarotes, inclusive en el área de los baños. Se han agravado además los servicios que se brindan dentro del centro penitenciario, en los servicios de salud los médicos no pueden dar abasto con toda la demanda que se les presenta y se nota un gran deterioro en la calidad de vida de las personas privadas de libertad. Respecto a los tiempos de recreación, oportunidad de trabajo y educación son más limitadas, lo que hace que la población tenga mayor desocupación

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