TIPOS DE CAMBIO POLITICO EN LOS PAISES DEL ESTE
fr_bartInforme13 de Enero de 2013
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TIPOS DE CAMBIO POLITICO EN LOS PAISES DEL ESTE
Es preciso abordar el estudio de las transformaciones políticas acaecidas en la Europa del Este admitiendo que nos enfrentamos a diferentes procesos de conversión o transformación sistémica que darán lugar a diversos escenarios políticos futuros. Teniendo en cuenta sus respectivas especificidades nacionales y sus trayectorias, en estos procesos es posible distinguir, al menos, cinco transformaciones sistémicas ordenadas de menor a mayor grado:
1) la RDA o la rápida absorción política de una nación escindida y no consolidada en una doble estatalidad (Fritsch-Bournazel, R., 1991; Lhomel y Schreiber, 1992; Monedero, 1993);
2) Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia o la relativamente fácil restauración de ideales políticos occidentales (Bozóki, Körösényi y Schöpflin, 1992; Csepeli y Örkény, 1992; González Enríquez, 1993; Blazyca, G. y Rapacki, 1991; Wolchik, 1991; von Beyme, 1994);
3) Rumania y Bulgaria o la reconversión de las viejas élites comunistas al nacionalismo (Lhomel y Schreiber, 1992; von Beyme, 1994);
4) la ex-Yugoeslavia o la implosión violenta del sistema social en un clima de exacerbación nacionalista (Lhomel y Schreiber, 1992; von Beyme, 1994), y
5) la URSS o la implosión semi-pacífica del sistema político-económico en un clima de creciente nacionalismo esencialista (Carrère d'Encausse, 1992; von Beyme, 1994; Laqueur, 1995). Además, estas tres últimas formas de cambio político permanecen inciertamente abiertas y en las dos últimas -en la ex-Yugoeslavia y en la ex-URSS- es todavía posible trazar nuevas divisiones internas -Serbia-Montenegro es muy diferente a Eslovenia y los Estados bálticos tienen pocas semejanzas con Azerbaiyán o con el Tadyikistán- (von Beyme, 1994).
El caso ruso es, de entre todos los procesos aún inconclusos, el que más puede afectar a los equilibrios políticos y económicos de occidente (Karaganov, 1994). El fuerte peso de su historia, su pasado imperialista y la fuerte humillación nacional que experimentan sus dirigentes y ciudadanos, la desestructuración completa que han sufrido su economía, sanidad, educación y sistema de pensiones, la pobreza generalizada, el saberse pertenecientes a una cultura política diferente de la occidental, el vacío ideológico cubierto bien por un nihilismo destructor o por un nacionalismo agresivo, junto con la convicción de sentirse aún poderosos en términos militares y de no tener gran cosa que perder ante un futuro muy incierto, hace que existan allí condiciones propicias para que triunfen proyectos políticos basados en la fe y en el culto a la autoridad y no en la razón y en la crítica permanentes al poder (Laqueur, 1995).
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