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Tratado Climatico Copenhague

26 de Diciembre de 2013

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Tratado Climático de Copenhague

Visión general del Tratado Climático de Copenhague – Versión

Propuesta de los miembros de la comunidad de NGO para el Acuerdo de Copenhague

I. El acuerdo que el mundo necesita

El cambio climático no es únicamente una tragedia humana sino que cambia las bases de la supervivencia en este planeta. Sabemos que nuestras oportunidades para limitar el cambio climático se están agotando y, por consiguiente, son necesarios una cooperación y un compromiso internacionales sin precedentes.

Es posible y necesario progresar mucho más rápido, encaminando al mundo hacia una trayectoria de desarrollo, ambiciosa, efectiva y justa, baja en emisiones de carbono, y que garantice que el derecho a la supervivencia de los más vulnerables no sea sacrificado.

La presente versión del Tratado Climático de Copenhague es un borrador sobre cómo debería ser el acuerdo que se alcance en Copenhague. Es un trabajo en evolución; aunque los objetivos y las ambiciosas trayectorias de emisiones no se modifiquen, los principales matices deberían perfilarse en sintonía con las propias negociaciones. Este borrador tiene el propósito de fomentar un debate en el seno de los países sobre el nivel de ambición, alcance y detalle que debe alcanzarse en Copenhague, el camino que nos lleve hasta allí y lo que viene después.

El Tratado Climático de Copenhague, que deberá ser adoptado por todas las Partes, combina la necesidad de una acción ambiciosa y urgente sobre políticas de adaptación y de reducción de emisiones – motivadas por las conclusiones científicas y criterios de equidad – con la transformación de la tecnología, la preservación de los bosques y la aceleración del desarrollo sostenible.

Esta propuesta de las NGO muestra claramente que es posible, en la actualidad, redactar un Tratado Climático de Copenhague. Todo lo que se necesita es que las Partes adopten una actitud abierta y centren realmente sus esfuerzos en diseñar un acuerdo justo, efectivo y científicamente fundamentado, en un plazo suficientemente corto para lograr mantener el aumento de la temperatura media global por debajo del peligroso umbral de los 2ºC.

Alcanzar este acuerdo sobre cambio climático entre los 192 países que componen las Partes significará que el mundo empieza a gestionar de forma adecuada su planeta. Por el contrario, no llegar a un acuerdo sólido y efectivo en Copenhague llevará a una situación de caos donde cada entidad, a nivel individual, defenderá sus propios intereses, compitiendo por los mismos, donde se producirán guerras por los recursos existentes, mayores perturbaciones, refugiados y catástrofes naturales.

El acuerdo de Copenhague supone un pequeño paso para los gobiernos, pero un gran logro para la humanidad.

Los Autores

El borrador de este documento ha sido elaborado por personas de todo el mundo y refleja las circunstancias y los debates nacionales que se han llevado a cabo en los países que creen firmemente en la necesidad de una transformación. Aunque en un par de ocasiones se ofrecen más detalles de los necesarios para desarrollar el Tratado en Copenhague, los elementos clave desarrollados proporcionan una visión general de lo que se debe acordar en diciembre. Todo esto se resume a continuación.

II. Aspectos generales del Tratado

El Tratado se basa en la premisa de que todos los pueblos, naciones y culturas tienen derecho a sobrevivir, a un desarrollo sostenible y a paliar la pobreza.

El acuerdo final debe equilibrar la necesidad de acción a corto plazo con la visión a medio y largo plazo de todos los aspectos del Plan de Acción de Bali, así como el requisito de establecer una forma legalmente vinculante. Debe de ser ambicioso, pero además debe proteger a las personas más pobres. No deberá sacrificarse la igualdad a cambio de la ambición.

La visión compartida reflejada en el Tratado resalta el esfuerzo internacional necesario para abordar el cambio climático y, simultáneamente, cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible. Esa visión expone los objetivos globales a largo plazo respecto a las cuatro piedras angulares: mitigación, adaptación, tecnología y financiación, indicando qué es necesario para una transición del mundo hacia una economía con cero emisiones de carbono a lo largo de las próximas décadas, incluyendo una reducción global de las emisiones de al menos el 80% en 2050 respecto a los niveles de 1990. Adicionalmente, consagra la igualdad y el derecho a la supervivencia de países, comunidades, culturas y ecosistemas, al igual que el derecho a un desarrollo sostenible según los principios de la CMNUCC. El acuerdo establece, para las cuatro piedras angulares mencionadas, un periodo de compromiso de 5 años, de 2013 a 2017, seguido de periodos posteriores de igual duración.

Estructura legal del Tratado

El Tratado Climático de Copenhague debería dividirse en tres partes: una enmienda al Protocolo de Kioto, un nuevo Protocolo de Copenhague y un conjunto de decisiones tomadas por el órgano supremo de la Convención y sus Protocolos.

El Protocolo de Copenhague y el Protocolo de Kioto ya corregido deberán ser entendidos como el paquete legislativo que recoge la respuesta internacional para evitar los efectos nocivos del cambio climático.

Las decisiones de la Convención y del Protocolo deberán sentar las bases para la acción inmediata anticipada y necesaria sobre políticas de mitigación y adaptación hasta 2012, incluyendo algunas decisiones que las Partes deberán adoptar en la COP16 en el Protocolo de Copenhague.

Presupuesto global de carbono

El acuerdo de Copenhague debe basarse en el objetivo de mantener el aumento de la temperatura media global anual lo más alejado posible de los 2ºC, comparado con los niveles preindustriales, para poder evitar un cambio climático catastrófico.

El mundo debe permanecer dentro de los límites de un presupuesto máximo de carbono que no se puede sobrepasar ni aumentar en el futuro. Refleja la cantidad total de gases de efecto invernadero que el planeta puede soportar antes de llegar al punto de inflexión de la inestabilidad.

El presupuesto anual global de carbono del planeta, procedente de todas las fuentes de gases de efecto invernadero debería ser, en 2020, no superior a 36,1 Gt de CO2eq (gigatoneladas de emisiones de CO2 equivalente), similar a los niveles de 1990, y debería ser reducido a 7,2 Gt CO2een 2050; en otras palabras, un 80% por debajo de los niveles de 1990. Para situar rápidamente al mundo en una trayectoria de reducción de emisiones que pueda lograr este objetivo, las emisiones globales necesitan volver a los niveles de 1990 en 2020.

Para alcanzar las tasas de reducción anuales entre 2010 y 2050, las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben llegar a un máximo en el periodo de compromiso 20132017 y, a partir de ahí, empezar a retroceder. El recorrido de las emisiones físicas debería ser:

• las emisiones de los combustibles fósiles y de los gases industriales de efecto invernadero de los países industrializados deberían descender rápidamente desde sus niveles actuales y haber desaparecido prácticamente en 2050;

• las emisiones resultantes de la deforestación deberían reducirse globalmente al menos en un 75% en 2020;

• las emisiones de combustibles fósiles y de gases industriales de efecto invernadero de los países en vías de desarrollo deberían alcanzar un máximo antes de 2020 y a partir de ahí descender, reforzando esto la necesidad de un sólido apoyo vinculante por parte de los países industrializados.

Responsabilidad histórica

Todos los países deben contribuir a la prevención de un cambio climático peligroso. Sin embargo, el grueso de la responsabilidad de tener que permanecer dentro del presupuesto de carbono reside en los países industrializados, estando estos obligados, por lo tanto, a reducir sus propias emisiones y a permitir y apoyar un desarrollo bajo en carbono por parte de los países en desarrollo.

Dado que el espacio atmosférico restante en la actualidad se ha visto restringido como resultado del uso excesivo de los combustibles fósiles por parte de los países industrializados, éstos necesitan proporcionar un significativo apoyo financiero, tecnológico y de capacitación, que pueda seguirse y medirse, con el fin de garantizar que los países en desarrollo posean los medios necesarios para poder permanecer en dicho presupuesto restringido de carbono y empezar a remediar las desigualdades históricas.

No obstante, para alcanzar la reducción de emisiones necesaria, los países en desarrollo más avanzados también tienen que actuar. Por lo tanto, el Tratado destaca sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y detalla el apoyo que se ofrecerá.

Países recientemente industrializados, como Singapur, Corea del Sur y Arabia Saudí, también deberían asumir objetivos vinculantes en sintonía con el principio de la Convención sobre responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades. En Copenhague se deberían decidir los criterios para designar a estos nuevos países industrializados.

III. Términos clave y obligaciones

El Tratado Climático de Copenhague establece objetivos y responsabilidades

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