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Tratado Climatico Copenhague


Enviado por   •  26 de Diciembre de 2013  •  3.862 Palabras (16 Páginas)  •  309 Visitas

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Tratado Climático de Copenhague

Visión general del Tratado Climático de Copenhague – Versión

Propuesta de los miembros de la comunidad de NGO para el Acuerdo de Copenhague

I. El acuerdo que el mundo necesita

El cambio climático no es únicamente una tragedia humana sino que cambia las bases de la supervivencia en este planeta. Sabemos que nuestras oportunidades para limitar el cambio climático se están agotando y, por consiguiente, son necesarios una cooperación y un compromiso internacionales sin precedentes.

Es posible y necesario progresar mucho más rápido, encaminando al mundo hacia una trayectoria de desarrollo, ambiciosa, efectiva y justa, baja en emisiones de carbono, y que garantice que el derecho a la supervivencia de los más vulnerables no sea sacrificado.

La presente versión del Tratado Climático de Copenhague es un borrador sobre cómo debería ser el acuerdo que se alcance en Copenhague. Es un trabajo en evolución; aunque los objetivos y las ambiciosas trayectorias de emisiones no se modifiquen, los principales matices deberían perfilarse en sintonía con las propias negociaciones. Este borrador tiene el propósito de fomentar un debate en el seno de los países sobre el nivel de ambición, alcance y detalle que debe alcanzarse en Copenhague, el camino que nos lleve hasta allí y lo que viene después.

El Tratado Climático de Copenhague, que deberá ser adoptado por todas las Partes, combina la necesidad de una acción ambiciosa y urgente sobre políticas de adaptación y de reducción de emisiones – motivadas por las conclusiones científicas y criterios de equidad – con la transformación de la tecnología, la preservación de los bosques y la aceleración del desarrollo sostenible.

Esta propuesta de las NGO muestra claramente que es posible, en la actualidad, redactar un Tratado Climático de Copenhague. Todo lo que se necesita es que las Partes adopten una actitud abierta y centren realmente sus esfuerzos en diseñar un acuerdo justo, efectivo y científicamente fundamentado, en un plazo suficientemente corto para lograr mantener el aumento de la temperatura media global por debajo del peligroso umbral de los 2ºC.

Alcanzar este acuerdo sobre cambio climático entre los 192 países que componen las Partes significará que el mundo empieza a gestionar de forma adecuada su planeta. Por el contrario, no llegar a un acuerdo sólido y efectivo en Copenhague llevará a una situación de caos donde cada entidad, a nivel individual, defenderá sus propios intereses, compitiendo por los mismos, donde se producirán guerras por los recursos existentes, mayores perturbaciones, refugiados y catástrofes naturales.

El acuerdo de Copenhague supone un pequeño paso para los gobiernos, pero un gran logro para la humanidad.

Los Autores

El borrador de este documento ha sido elaborado por personas de todo el mundo y refleja las circunstancias y los debates nacionales que se han llevado a cabo en los países que creen firmemente en la necesidad de una transformación. Aunque en un par de ocasiones se ofrecen más detalles de los necesarios para desarrollar el Tratado en Copenhague, los elementos clave desarrollados proporcionan una visión general de lo que se debe acordar en diciembre. Todo esto se resume a continuación.

II. Aspectos generales del Tratado

El Tratado se basa en la premisa de que todos los pueblos, naciones y culturas tienen derecho a sobrevivir, a un desarrollo sostenible y a paliar la pobreza.

El acuerdo final debe equilibrar la necesidad de acción a corto plazo con la visión a medio y largo plazo de todos los aspectos del Plan de Acción de Bali, así como el requisito de establecer una forma legalmente vinculante. Debe de ser ambicioso, pero además debe proteger a las personas más pobres. No deberá sacrificarse la igualdad a cambio de la ambición.

La visión compartida reflejada en el Tratado resalta el esfuerzo internacional necesario para abordar el cambio climático y, simultáneamente, cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible. Esa visión expone los objetivos globales a largo plazo respecto a las cuatro piedras angulares: mitigación, adaptación, tecnología y financiación, indicando qué es necesario para una transición del mundo hacia una economía con cero emisiones de carbono a lo largo de las próximas décadas, incluyendo una reducción global de las emisiones de al menos el 80% en 2050 respecto a los niveles de 1990. Adicionalmente, consagra la igualdad y el derecho a la supervivencia de países, comunidades, culturas y ecosistemas, al igual que el derecho a un desarrollo sostenible según los principios de la CMNUCC. El acuerdo establece, para las cuatro piedras angulares mencionadas, un periodo de compromiso de 5 años, de 2013 a 2017, seguido de periodos posteriores de igual duración.

Estructura legal del Tratado

El Tratado Climático de Copenhague debería dividirse en tres partes: una enmienda al Protocolo de Kioto, un nuevo Protocolo de Copenhague y un conjunto de decisiones tomadas por el órgano supremo de la Convención y sus Protocolos.

El Protocolo de Copenhague y el Protocolo de Kioto ya corregido deberán ser entendidos como el paquete legislativo que recoge la respuesta internacional para evitar los efectos nocivos del cambio climático.

Las decisiones de la Convención y del Protocolo deberán sentar las bases para la acción inmediata anticipada y necesaria sobre políticas de mitigación y adaptación hasta 2012, incluyendo algunas decisiones que las Partes deberán adoptar en la COP16 en el Protocolo de Copenhague.

Presupuesto global de carbono

El acuerdo de Copenhague debe basarse en el objetivo de mantener el aumento de la temperatura media global anual lo más alejado posible de los 2ºC, comparado con los niveles preindustriales, para poder evitar un cambio climático catastrófico.

El mundo debe permanecer dentro de los límites de un presupuesto máximo de carbono que no se puede sobrepasar ni aumentar en el futuro. Refleja la cantidad total de gases de efecto invernadero que el planeta puede soportar antes de llegar al punto de inflexión de la inestabilidad.

El presupuesto anual global de carbono del planeta, procedente de todas las fuentes de gases de efecto invernadero debería ser, en 2020, no superior a 36,1 Gt de CO2eq (gigatoneladas de emisiones de CO2 equivalente), similar a los niveles de 1990, y debería ser reducido a 7,2 Gt CO2een 2050; en otras palabras, un 80% por debajo de los niveles de 1990. Para situar rápidamente al mundo en una trayectoria de reducción de emisiones que pueda lograr este objetivo, las emisiones globales necesitan volver a los niveles de 1990 en 2020.

Para alcanzar las tasas de reducción anuales entre 2010 y 2050, las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben llegar a un máximo en el periodo de compromiso 20132017 y, a partir de ahí, empezar a retroceder. El recorrido de las emisiones físicas debería ser:

• las emisiones de los combustibles fósiles y de los gases industriales de efecto invernadero de los países industrializados deberían descender rápidamente desde sus niveles actuales y haber desaparecido prácticamente en 2050;

• las emisiones resultantes de la deforestación deberían reducirse globalmente al menos en un 75% en 2020;

• las emisiones de combustibles fósiles y de gases industriales de efecto invernadero de los países en vías de desarrollo deberían alcanzar un máximo antes de 2020 y a partir de ahí descender, reforzando esto la necesidad de un sólido apoyo vinculante por parte de los países industrializados.

Responsabilidad histórica

Todos los países deben contribuir a la prevención de un cambio climático peligroso. Sin embargo, el grueso de la responsabilidad de tener que permanecer dentro del presupuesto de carbono reside en los países industrializados, estando estos obligados, por lo tanto, a reducir sus propias emisiones y a permitir y apoyar un desarrollo bajo en carbono por parte de los países en desarrollo.

Dado que el espacio atmosférico restante en la actualidad se ha visto restringido como resultado del uso excesivo de los combustibles fósiles por parte de los países industrializados, éstos necesitan proporcionar un significativo apoyo financiero, tecnológico y de capacitación, que pueda seguirse y medirse, con el fin de garantizar que los países en desarrollo posean los medios necesarios para poder permanecer en dicho presupuesto restringido de carbono y empezar a remediar las desigualdades históricas.

No obstante, para alcanzar la reducción de emisiones necesaria, los países en desarrollo más avanzados también tienen que actuar. Por lo tanto, el Tratado destaca sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y detalla el apoyo que se ofrecerá.

Países recientemente industrializados, como Singapur, Corea del Sur y Arabia Saudí, también deberían asumir objetivos vinculantes en sintonía con el principio de la Convención sobre responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades. En Copenhague se deberían decidir los criterios para designar a estos nuevos países industrializados.

III. Términos clave y obligaciones

El Tratado Climático de Copenhague establece objetivos y responsabilidades para los países industrializados y para los que están en vías de desarrollo. Además, sugiere nuevas disposiciones institucionales y de gobierno bajo la CMNUCC.

Países industrializados

Los países industrializados tienen una doble obligación bajo el Tratado. Por un lado, son responsables de mantener al mundo dentro de los límites del presupuesto global de carbono y, por otro, deben garantizar que la adaptación a los impactos del cambio climático sea posible para los más vulnerables. Esta doble obligación se traduce en la necesidad de una reducción de emisiones así como la provisión de apoyo a los países en desarrollo.

Como grupo, deberían fijar una trayectoria de emisiones que incluya objetivos de reducción de GHG industriales de, al menos, el 40% en 2020 respecto a los niveles de 1990, y del 95% en 2050 respecto a los niveles de 1990. Esto significaría emisiones globales de carbono no superiores a 11,7 Gt de CO2e en 2020 y no superiores a 1,0 Gt de CO2e en 2050. Las emisiones del sector marítimo y de la aviación deberían incluirse en dichos objetivos de reducción.

Esto requiere un cambio rápido desde un modelo de crecimiento económico con una alta tasa de emisión de carbono hacia un modelo de desarrollo sostenible de cero carbono. Para poner en marcha las instituciones y las políticas necesarias para dicha transformación, cada país industrializado deberá preparar un Plan de Acción Cero Carbono (ZCAP por sus siglas en ingles).

Estos planes detallarán cómo un país cumplirá ambas obligaciones, diseñando la trayectoria de emisiones del país según el objetivo global para 2050 y resumiendo las acciones que garanticen el cumplimiento del objetivo legal vinculante a corto plazo y de la permanencia dentro del presupuesto de carbono industrializado a largo plazo. Además, deberán incluir los planes nacionales de apoyo financiero, tecnológico y de capacitación destinados a los países en desarrollo, incluyendo su participación en los 160 mil millones de dólares EE.UU. (115 mil millones de euros) correspondientes a las necesidades anuales de financiación.

Los planes deberán ser presentados y evaluados por el recién creado Mecanismo Facilitador Climático de Copenhague (CCF por sus siglas en ingles, véase más adelante) que garantice el correcto cumplimiento de sus obligaciones. El CCF podrá recomendar acciones adicionales y sancionar si éstas no se cumplen.

Con el fin de garantizar que los países industrializados cumplen con sus obligaciones en términos de reducción de emisiones y apoyo financiero, deberían ser objeto de un régimen de cumplimiento mucho más estricto, incluyendo sanciones financieras y mecanismos de advertencia anticipada.

Países en desarrollo

La acción emprendida por los países en desarrollo debería tener como meta alcanzar la reducción de emisiones requeridas para permanecer dentro del presupuesto global de carbono y, al mismo tiempo, encaminarse hacia la erradicación de la pobreza, cumpliendo los Objetivos de Desarrollo del Milenio y garantizando el derecho a un desarrollo sostenible global. El grupo de países en desarrollo debería formular un objetivo de reducción de emisiones coherente con el presupuesto global de carbono.

Los países en desarrollo deberían limitar conjuntamente el aumento de sus emisiones mediante acciones adecuadas de mitigación (NAMA por sus siglas en ingles) contando con el apoyo de los países industrializados. Los países en desarrollo más avanzados deberían integrar sus en los Planes de Acción para la Reducción de Carbono (LCAP por sus siglas en ingles), que deberían recoger el plan del país para situarse en una senda económica a largo plazo de bajas emisiones de carbono. Estos planes deberían justificar las necesidades de apoyo financiero, tecnológico y de capacitación requeridas a los países industrializados para cumplir con los objetivos de desarrollo a largo plazo de los países en desarrollo.

Es probable que estas acciones, construidas en función de las circunstancias nacionales, incluyan políticas, medidas y, quizás, acuerdos sectoriales. Se debería establecer un proceso que encaje las necesidades de los países en desarrollo con el apoyo ofrecido por los países industrializados. Las acciones y el apoyo aprobados deberían ser incorporados a un Registro de Acciones y Apoyos. Se debería incluir un sistema sólido de medida, información y verificación de estas acciones.

Estos planes deberían enfocarse a los sectores más contaminantes del país, incluyendo la deforestación, el transporte y la construcción, entre otros. Y en 2010, los países industrializados deberían asignar una cantidad de fondos considerable para cubrir los costes totales relativos a la elaboración de estos planes.

Habrá que alentar también a los países en desarrollo menos avanzados a que presenten acciones y planes basados en sus respectivas capacidades, contando con el apoyo necesario. Esta categoría incluye a los Países Menos Desarrollados y a los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo que, aunque no contribuyan significativamente a las emisiones globales, han demostrado liderazgo en el camino hacia una economía con bajas emisiones de carbono.

Instituciones

Será necesaria una nueva institución que garantice el reparto de las obligaciones entre los países industrializados, así como la puesta en marcha de acciones de adaptación y mitigación en los países en desarrollo. Este objetivo no se puede alcanzar mediante la estructura institucional fragmentada que existe en la actualidad. La nueva institución debería también supervisar el Objetivo de Desarrollo Tecnológico garantizando la difusión y transferencia de las actuales tecnologías disponibles respetuosas con el clima, así como estimular el desarrollo de la próxima generación de tecnologías.

El nuevo Mecanismo Facilitador Climático de Copenhague (CCF) se constituirá como un mecanismo financiero y tecnológico que parta de la experiencia de las instituciones ya existentes. Deberá reflejar una estructura democrática de toma de decisiones con una representación regional equitativa y equilibrada, garantizando tanto una representación significativa de los países en desarrollo, como una representación formal de los socios relevantes.

El CCF deberá operar bajo la orientación y autoridad de un órgano supremo del Protocolo de Copenhague (CMCP), y estará compuesto por:

• un Comité Ejecutivo y cuatro comités (Adaptación, Mitigación, REDD, Tecnología), con poder conjunto para la toma de decisiones;

• varios Paneles Técnicos de apoyo a los cuatro comités;

• una Secretaría y uno o más Fideicomisarios o Tesoreros, sin poder para la toma de decisiones;

• un Comité de Informes y Revisión, que abarca las diversas funciones de informe, supervisión, revisión, evaluación y verificación del Protocolo de Copenhague.

Marco de acción para la adaptación

El Acuerdo de Copenhague deberá incluir un Marco de Acción global para la Adaptación que refuerce las actividades internacionales con el fin de facilitar la planificación y puesta en marcha de las políticas de adaptación e intercambiar conocimientos y experiencias entre todas las Partes.

El Marco deberá ofrecer a las comunidades, personas y países más vulnerables un acceso sencillo y directo a la ayuda ofrecida. Deberá garantizar una implicación máxima a nivel nacional, local y comunitario, además de la propiedad sobre todos los aspectos de la planificación y puesta en marcha de la adaptación. También deberá promover un enfoque integrado que refuerce la resistencia a los efectos del cambio climático por parte de los más desfavorecidos, especialmente las mujeres, los niños, los indígenas y los afectados de una manera desproporcionada. Una planificación y aplicación efectiva de las políticas de adaptación se aseguraría mediante el establecimiento de un adecuado mecanismo de seguimiento y evaluación, basado en las experiencias del propio país.

El Marco de Acción para la Adaptación deberá, en particular:

• Ofrecer recursos financieros crecientes y masivos en forma de cuotas periódicas a los países en desarrollo, particularmente los LDC, los SIDS (por sus siglas en ingles) y los países africanos propensos a sufrir sequías, inundaciones y desertificación; a otros países extremadamente pobres y vulnerables, para la planificación y aplicación de políticas de adaptación, para las necesidades urgentes e inmediatas así como para la adaptación proactiva a largo plazo. Estas cuotas deberán estar basadas en Mecanismos de Coordinación Interna (ICM) transparentes y participativos que elaboren y actualicen la planificación y evaluen su implementación.

• Establecer un Mecanismo de Seguro de Riesgo Climático para cubrir las pérdidas resultantes de impactos climáticos de alta intensidad, como los ciclones tropicales, y para facilitar regímenes de seguro, como el microseguro.

• Establecer un procedimiento de desarrollo de modalidades de compensación y rehabilitación dirigido a gestionar los impactos de aparición lenta del cambio climático como la subida del nivel del mar y otros impactos que no se pueden gestionar a través de una adaptación o de un seguro proactivos.

Los fondos destinados al Marco de Acción para la Adaptación procederán principalmente del Comité de Adaptación del Mecanismo Facilitador Climático de Copenhague.

Cooperación tecnológica

Se necesita una revolución global en términos de tecnología y de cooperación tecnológica para acelerar el ritmo de innovación, incrementar la escala de demostración y despliegue, y garantizar que todos los países tengan acceso a tecnologías asequibles respetuosas con el clima.

Alcanzar esta revolución en la escala y velocidad necesarias exigirá un nuevo enfoque que otorgue a la CMNUCC el mandato para dirigir un conjunto de Programas Tecnológicos de Acción mientras se desarrollan iniciativas en el sector bilateral y privado. Por lo tanto, el Mecanismo Facilitador Climático de Copenhague y su Comité Tecnológico deberán coordinar la aplicación de un mecanismo de tecnología sólido y objetivo, introduciendo una gama de actividades en esta área.

Definir un Objetivo de Desarrollo Tecnológico ayudará a guiar, transferir y dirigir los Programas de Acción Tecnológica, debiendo incluir:

• un incremento de la financiación destinada a la investigación, al desarrollo y a la demostración relacionados con la mitigación y la adaptación en, al menos, el doble de los niveles actuales para 2012 y cuatro veces los niveles actuales para 2020, con un enfoque clave en las iniciativas de cooperación bilateral y multilateral;

• la obtención de una media global de al menos dos tercios de la demanda de energía primaria mundial a partir de fuentes de energías renovables en 2050, con un objetivo a medio plazo de alcanzar al menos un 20% en 2020;

• la mejora de la intensidad energética media de la economía global en un 2,5% al año en

2050; y

• el acceso a los modernos servicios de energía para todas las personas en 2025, evitando una senda de desarrollo con una intensidad alta en GHG.

Financiación

La aplicación del Tratado Climático de Copenhague va a necesitar unos recursos financieros considerables. Estos recursos deberían ser nuevos y adicionales. Una parte sustancial de ellos podría ser canalizada a través del Mecanismo Facilitador Climático de Copenhague y utilizada, concretamente con respecto a la mitigación, para captar inversiones privadas.

Los recursos financieros serán utilizados para políticas de mitigación, cooperación tecnológica, innovación y adaptación en los países en desarrollo, además de la protección de los bosques. Todos los países industrializados deberían aportar al menos 160 mil millones de dólares por año en el periodo 2013-2017, asumiendo, cada uno, la responsabilidad de una parte asignada de este total como parte de su obligación nacional vinculante en ese mismo periodo. Estos fondos deberán ser medidos, declarados y comprobados a través de la CMNUCC.

La principal fuente de ingresos debería obtenerse a través de la subasta de aproximadamente el 10% de los derechos de emisión de los países industrializados y mediante la recaudación procedente de tasas internacionales sobre el sector marítimo y de la aviación, siendo posible, además, recaudar una parte a través de las subastas nacionales mediante un conjunto de criterios acordados por la CMNUCC. Una parte limitada de la financiación global podría proceder de otros medios si estos cumplen con determinados criterios.

El grueso de los 160 mil millones de dólares anuales se deberían ingresar en el Mecanismo Facilitador Climático de Copenhague y distribuir por los cuatro Comités como se indica a continuación:

• 56 mil millones de dólares anuales para actividades de adaptación;

• 7 mil millones de dólares anuales para un mecanismo de seguro multilateral;

• 42 mil millones de dólares anuales para políticas de REDD; y

• 55 mil millones de dólares anuales para políticas de mitigación y difusión tecnológica.

Reducción de la deforestación

Debido a que la deforestación es responsable de casi el 20% de las emisiones globales, es imprescindible tomar medidas para reducir las emisiones resultantes de la deforestación como parte del Tratado de Copenhague. Esto se debe realizar de manera que promueva la protección de la biodiversidad y que respete los derechos de los pueblos locales e indígenas. Los países deberían asumir el compromiso de reducir las emisiones resultantes de la deforestación a 1 Gt CO2e o menos en 2020, o al menos el 75% por debajo de las emisiones estimadas en 1990, con vistas a eliminar casi todas las emisiones forestales causadas por el hombre en 2030.

Se debería establecer un mecanismo REDD, gestionado por el Comité REDD. Los países en desarrollo deberán desarrollar sus Planes de Acción Nacionales sobre REDD y deberán recibir apoyo financiero para:

a) reducir las emisiones a escala nacional con el apoyo de rigurosas bases científicas;

b) aplicar y progresar razonablemente hacia los objetivos identificados en los Planes de Acción Nacionales de REDD, incluyendo la prevención del aumento de las emisiones futuras en países con bajas tasas históricas pero con bosques en riesgo significativo ; y

c) asegurar la consolidación de la capacidad, desde ahora, hasta 2012 y más allá, para medir, supervisar, informar y comprobar las reducciones de las emisiones de GHG o, de forma transitoria, el área deforestada y los bosques degradados..

Mecanismos del mercado de carbono

El Mecanismo de Desarrollo Limpio (CDM por sus siglas en ingles) necesita ser reestructurado para servir mejor al propósito del desarrollo sostenible, y las actividades emprendidas deberían limitarse a los Países Menos Desarrollados y otros países en desarrollo con poca capacidad de actuación.

En el caso de los países más avanzados, se deberán crear nuevos mecanismos del mercado de carbono que aporten incentivos a largo plazo para una planificación de desarrollo bajo en carbono a nivel sectorial o económico.

Propuesta de los miembros de la comunidad de NGO para el Acuerdo de Copenhague

En el siguiente apartado le guiaremos a través del acuerdo que proponemos. Ofrecerá una visión global del acuerdo, que está compuesto por el Protocolo de Copenhague y una enmienda al Protocolo de Kioto.

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