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Tratado General De Semiotica


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2012  •  938 Palabras (4 Páginas)  •  386 Visitas

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“La Semiótica se ocupa de cualquier cosa que pueda CONSIDERARSE como signo” Dice Eco.

UN signo es “cualquier cosa que pueda considerarse como subtítulo significante de cualquier otra cosa. Esa otra cualquier otra cosa no debe necesariamente existir ni debe subsistir de hecho en el momento en que el signo la represente. En ese sentido, la semiótica es, en principio, la disciplina que estudia todo lo que pueda usarse para mentir”. (Umberto Eco) Hagamos una pausa y nos detengamos en el término “mentir”. Así encontramos que este vocablo —del lat. mentiri— está asociado con las siguientes acepciones: Decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa; Inducir a error; Falsificar o falsear una cosa; Desdecir una cosa de otra, no ser conforme con ella; Fingir, cambiar o disfrazar una cosa, haciendo que por las señas exteriores parezca otra. Observemos esto mismo de la semiótica como un querer decir diciendo lo que no es, pero ahora desde una perspectiva poética:

¡Si uno pudiera encontrar lo que hay que decir, cuando todas las ventanas se han levantado del campo como palomas asustadas! ¡Si uno pudiera decir algo, con sólo lo que encuentra, una piedra, un cigarro, una varita seca, un zapato! ¡Y si este decir algo fuera una confirmación de lo que sucede; por ejemplo: agarro una silla: estoy dando un durazno! ¡Si con solo decir “madera”, entendieras tú que te florezco; sin con decir calle, o con tocar la pata de la cama, supieras que me muero!

[…]

Lo más profundo y completo que puede expresar el hombre no hace con palabras sino con un acto: el suicidio.

Hay un decir sin decir nada. Todo acto humano es reflejo de una significación fortuita y mutable.

Mentir siempre para no decir lo que es,

para quedarse quieto bajo las piedras

respirando como la piel de un muerto

y probar el musgo verde de los campos que florecen.

Esta vez miento,

digo lo que no quiero,

lo que mi boca contrita y verdadera

descompone en millares de mundos adiestrados.

Culpable soy de las mentiras que aquí se digan,

del maltrato que sufran los filósofos.

Yo los perdono

—a todos—

como perdono al hombre que creó a Dios.

Así, pues, aunque parezca irónico, extraño, irrisorio o paradójico, de esto se deduce que lo que entendemos como realidad es una falsa copia de la realidad misma. Octavio Paz, en su ensayo “Poesía de soledad y poesía de comunión”, afirma: “… no es la realidad lo que realmente conocemos sino esa parte de la realidad que podemos reducir a lenguaje y conceptos”.

No obstante, desde la visión antropológica, se infiere que la semiótica, como ciencia que estudia los fenómenos

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