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Una herida que no cura


Enviado por   •  19 de Agosto de 2020  •  Apuntes  •  706 Palabras (3 Páginas)  •  84 Visitas

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Una herida que no cura

Desde que el lector ojea las primeras páginas de Aquiles o El guerrillero y el asesino se da cuenta de que está frente a una rareza literaria en todos los aspectos. Al inicio o al final de la lectura, según las preferencias de cada uno, aquel que haya tomado la decisión de leer este libro enrevesado se enfrentará con el prólogo de Julio Ortega y entenderá pobremente (o tratará de entender) las intenciones del difunto escritor Carlos Fuentes. La primera cosa que sale a la luz es que la breve extensión del libro no coincide con el arduo trabajo del autor, que dedicó los últimos veinte años de su vida a la investigación del conflicto armado colombiano, sin contar el sucesivo trabajo del editor, que por salvar esta obra del olvido se tomó el trabajo de releer toda la investigación y ensimismarse en las carnes del difunto mexicano intentando publicar una obra fiel a su creador.

Es extraño que un mexicano narre la historia de Carlos Pizarro, pero de nuevo Julio Ortega aclara nuestras dudas dejando ver que para el autor los países latinoamericanos son hermanos que comparten las mismas enfermedades y glorias. Es aún más curioso que haya elegido precisamente Colombia como la nación protagonista de su última gran investigación; en este caso es Silvia Lemus de Fuentes, viuda del autor, quién nos aclara que la investigación sobre este conflicto es única porque precisamente trata del conflicto interno más largo de América Latina.

Carlos Fuentes se enfrenta a Colombia con respeto, con sutileza y también con ironía. Sus personajes antes que ser guerrilleros, soldados, asesinos, policías, delincuentes, perdedores o ganadores, son humanos y es por eso que, en medio de la sangre, el dolor y la traición, para Fuentes es importante mostrar que Diomedes no deja de pensar en los encantos femeninos, el sabio cura Filopáter frecuenta los burdeles, Aquiles pierde los estribos frente a la perdida de la Brígida, Pelayo se sensibiliza ante la mirada de su tío o incluso Kike, el asesino de Aquiles, se sacrifica por regalarle a su mamacita dos mil dólares.

La violencia en el libro se presenta de forma circular y abrasadora. Cada hecho y cada historia nace de una herida y muere desangrada.

Carlos Fuentes busca encerrar toda la violencia colombiana, con todos sus matices y herederos, dentro de una única historia cuyo protagonista es no solo la coraza de guerra sino también la cabeza de paz. Tanto las muertes de los padres de Pelayo y Castor atribuidas al conflicto bipartidista, la muerte del general Araujo como analogía del conflicto paramilitar, el constante nombramiento del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, el poder del narcotráfico en las manos de Don Salomón, las intervenciones anticomunistas americanas del general Moose, como la corrupción de un pequeño (Kike) causada por las pobreza y la posibilidad de una oportunidad en las escuelas de sicarios de Pablo Escobar, nos demuestran que la Violencia en Colombia no tiene solo un nombre y menos una cara clara pues, imitando la polifonía que el autor usa para narrar la historia, cada hecho violento está manchado por tradiciones, venganzas y doctrinas que se enredan hasta lograr un carácter indefinido, engendrando una violencia sin objetivo, una que perdura solo porque no puede dejar de existir. Tal vez este es el motivo por el que el mexicano nunca publicó su libro y tampoco concluyó la investigación, pues su intención era entregar el escrito cuando acabara el Conflicto Interno, pero dado que el escritor murió primero, no pudo terminar de describir esta serpiente que aún no había terminado de enrollarse.

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